Vivimos envueltos una auténtica vorágine de acontecimientos y noticias. Resulta realmente difícil estar al día de todo. Y si gestionas una empresa, a la que tienes que dedicar tu día a día, aún más. La evolución tecnológica es constante, casi diaria; el chorro de información es incesante y los retos a los que nos enfrentamos son cada vez más complejos. El empresario debe estar cada vez más preparado, más alerta y más concienciado, para tomar las decisiones correctas y acertadas. A continuación, detallo lo que estimo son los principales retos a los que un empresario se debe enfrentar:
- El riesgo reputacional corporativo. Es el riesgo asociado a los cambios de percepción que puede sufrir la marca como consecuencia de acontecimientos externos, en la mayoría de las ocasiones. No se considera un riesgo financiero como tal y sin embargo puede tener una gran repercusión en las cuentas de nuestra organización, no siendo fácil cuantificar sus consecuencias.
- El riesgo político y jurídico. Incertidumbre, irrupción de nuevos actores en la política. Cambios legislativos, regulaciones variables. Estas variables son más que evidentes en el día a día de cualquier gerente. Cualquier cambio normativo puede afectar de manera importante en la empresa. No olvidemos tampoco que muchos cambios vienen desde la misma UE, que regula los mercados desde un punto de vista más global que si lo hiciera el propio legislativo de nuestro país.
- Los riesgos globalizados. Globalización económica e informativa. Esto supone una cada vez mayor integración de las economías de todos los países. Cualquier empresa puede llegar al mercado que estime oportuno y vea oportunidad de negocio, esté donde esté. Bastaría con salvar las posibles barreras burocráticas para entrar y comercializar sus productos.
- Los riesgos tecnológicos. Ciberseguridad. Su R. Civil. Protección datos, nueva ley LPD. Etc... Evidentes y crecientes riesgos que una empresa sufre hoy en día. La digitalización de procesos, el big data, el tratamiento de datos, etc… son susceptibles de ser objeto de ataque o incidente.
Después de dicho desglose de “malas” noticias, viene la buena. Todo esto se puede gestionar, se pueden aminorar dichos riesgos. La simple implantación de una buena gestión de riesgos y la formación de nuestros empresarios se muestran como puntos clave para una gestión exitosa.