viernes. 19.04.2024

 

Francia es uno de los territorios extranjeros donde más ciudadanos españoles podemos toparnos: muchos estarán de visita, mientras que otros tantos se habrán mudado allí por trabajo o estudios. En este sentido, buena parte del atractivo del país vecino reside en sus buenas condiciones laborales: 35 horas a la semana, fin de jornada a las siete de la tarde, 30 días de vacaciones pagadas y buenos salarios. Igualmente, los estudiantes advierten importantes beneficios en el sistema educativo francés: las matrículas de grados y másteres rondan, por lo general, los 200 euros. Si a todo lo anterior le sumamos la existencia de una bolsa de becas orientada a extranjeros, comprenderemos por qué Francia es un destino tan popular. Así, si el lector está decidido a vivir la experiencia internacional, le será útil disponer de los objetos que recogemos a continuación.

 

En primer lugar, debemos recordar que el clima en el país vecino suele ser algo peor que en España: suele llover durante buena parte del año y la nieve está asegurada en invierno. Por ello, es conveniente llegar preparados, portando con nosotros ropa de abrigo y calzado apropiado. No obstante, a menudo las aerolíneas que contratamos establecen unos límites de equipaje que nos impiden meter en nuestra maleta todo lo que quisiéramos. ¿Qué hacer entonces? Una solución inteligente es pedir a nuestros amigos y familiares que nos manden aquellas prendas de ropa que nos ha sido imposible trasladar. Así, una buena idea será decirles que nos envíen nuestro paquete a Francia a través de Packlink, una web que compara entre más de una decena de transportistas para sugerirnos los servicios que mejor se adaptan a nuestras necesidades. De este modo, solo debemos indicar las dimensiones y peso del envío, así como el origen y destino.

 

En segundo lugar, ¿qué haríamos sin una cámara de fotos en Francia? ¿Cómo no dejar testimonio de nuestras visitas a los museos parisinos, los castillos de la región del Loira o a las bellas poblaciones de Normandía? Y es que retratarnos vayamos donde vayamos, ya sea con el queso y vino típico de una región, ya sea con la Torre Eiffel de fondo, será la mejor manera de recordar y compartir con nuestros seres queridos. De este modo, si hemos olvidado nuestra cámara réflex en casa, basta con pedirle a un amigo que nos la envíe mediante Packlink.

 

Por otro lado, adaptarnos a nuestro destino, así como establecer relaciones con los habitantes del lugar, pasará por adquirir cierto dominio del idioma. A ello nos ayudará leer libros en francés; no solo manuales didácticos, sino también obras literarias que, además, enriquecerán nuestra experiencia en el país: desde auténticos clásicos como Los tres mosqueteros (de Alejandro Dumas) o Rojo y negro (de Stendhal), hasta las novelas francesas de Milan Kundera.

 

Por último, a pesar de que los ciudadanos españoles no necesitamos visas especiales para permanecer en el país vecino, no podemos olvidarnos de resolver una serie de cuestiones burocráticas básicas. Entre ellas figura la solicitud del permiso de residencia (Carte de séjour) y la tarjeta y el número de la Seguridad Social. Para gestionar estos trámites con éxito, es indispensable que contemos con todos nuestros documentos españoles. Por lo tanto, si nos hemos dejado alguno en nuestro hogar, lo más conveniente es explicar a nuestros familiares que deben enviárnoslo lo antes posible.

Cuatro objetos que deben enviarte si te marchas a vivir a Francia