SECTOR BANCARIO

Caixabak y Bankia: la primera fusión bancaria, pero no la última en Europa

En Italia, UBI Banca ha sido ya comprada por Intesa Sanpaolo

La estrategia genera consenso en el mercado y entre los reguladores, pero hasta ahora el sector ha hecho oídos sordos a la llamada de Fráncfort

La anunciada fusión entre los españoles Caixabank y Bankia y la compra de UBI Banca por Intesa Sanpaolo en Italia podrían hacer despegar el proceso de consolidación bancaria que reclama el Banco Central Europeo en un momento en que la pandemia amaga con crear problemas para algunas entidades.

 

El Banco Central Europeo lleva años abogando por las fusiones como antídoto frente a la baja rentabilidad de la banca de la eurozona, que achaca al exceso de capacidad del sector más que a su política de bajos tipos de interés.

 

Unir fuerzas ayudaría a reducir costes, acometer la transición digital y hacer frente a los competidores estadounidenses, que superan en tamaño y rendimientos a sus pares europeos.

 

La estrategia genera consenso en el mercado y entre los reguladores, pero hasta ahora el sector ha hecho oídos sordos a la llamada de Fráncfort, que idealmente querría ver también fusiones paneuropeas. Aunque el número de bancos en Europa se ha reducido un 29% desde el inicio de la crisis financiera en 2009, hasta los 6.088 en 2018, esta consolidación es resultado sobre todo de uniones forzosas entre entidades pequeñas y con problemas en el marco del saneamiento de la banca que acometieron muchos países tras la crisis.

 

Desde 2011, el número de fusiones y adquisiciones ha ido cayendo hasta las 40 en 2019, según datos de S&P.

 

La crisis financiera dejó a los bancos con escasa capacidad para financiar estas operaciones y poco apetito por asumir sus riesgos, mientras que la legislación aprobada por la Unión Europea para evitar nuevas quiebras de gigantes, como la de Lehman Brothers en EE.UU., endureció las exigencias para los grandes grupos, restando atractivo a las fusiones.

 

Algunos intentos recientes han terminado en sonoro fracaso, como la fusión entre Deutsche Bank y Commerzbank en 2019. Los dos bancos comerciales más grandes de Alemania renunciaron a unirse tras constatar que los beneficios no compensaban los costes ni las exigencias de capital que hubiera requerido una integración a tan gran escala.

 

BANCOS MÁS FUERTES. Sin embargo, el proyecto de fusión entre Caixabank y Bankia, el tercer y cuarto banco de España por activos, respectivamente, y el apoyo en julio a la opa sobre UBI Banca por parte de Intesa Sanpaolo, el mayor banco de Italia por capitalización, podrían apuntar a un cambio de tornas, según los expertos.

 

"Empezamos a ver transacciones reales, en Italia con UBI y en España con Bankia, y esto significa que ya no solo es retórica", dijo el economista Nicolas Véron, del think thank económico Bruegel.

 

Lo novedoso -explica- es que, al contrario que en los últimos años, se trata de operaciones entre bancos que no atraviesan problemas, y demuestran que puede volver a invertirse en el sector bancario, que "estas transacciones tienen sentido y cuentan con el apoyo de los accionistas". "Esto sugiere una gran probabilidad de que llegarán más acuerdos de este tipo", dice.

 

EL BCE ALLANA EL CAMINO. Desde el punto de vista de la regulación, el BCE intentó en julio dar un nuevo empujón al proceso publicando una guía sobre cómo aplicará sus normas al evaluar futuras fusiones. Fráncfort viene a decir que no pondrá trabas adicionales si los planes son creíbles y, en particular, que no exigirá automáticamente mayores colchones de capital para la entidad fusionada, algo que ha demostrado ser un freno en el pasado.

 

La Federación Europea de Banca considera "importante" este "reconocimiento explícito" de que, "dentro de lo que la regulación les permite, van a ver con buenos ojos esos procesos" y cree que será de "ayuda" puesto que despeja dudas sobre la posición que mantendrá el supervisor, según explicó el director de supervisión de la Federación, Gonzalo Gasós.

 

LA PANDEMIA, CATALIZADOR DE LAS FUSIONES. El movimiento del BCE ha llegado en plena pandemia de coronavirus, factor inesperado hace unos meses y que podría propiciar las fusiones si la banca, que hasta ahora ha capeado bien la crisis, acaba viéndose afectada y algunas entidades no pueden continuar solas.

 

"La pandemia puede dar lugar a un proceso en el que algunos bancos cuyo modelo de negocio se vea debilitado y entren en un proceso a la deriva tengan compradores, y que haya más casos de los que hubiera habido en una situación de estabilidad y normalidad económica", apunta Gasós.

 

"Muchos bancos tendrán que ir a una consolidación sencillamente porque tengan que salvar sus activos, porque está claro que nos movemos hacia un deterioro" de los mismos, dijo la economista y profesora de la Universidad de Londres Rym Ayadi.

 

Ayadi advierte de que las carteras de préstamos se deteriorarán debido a las quiebras empresariales en los próximos meses y considera que las fusiones y adquisiciones serán una opción sobre todo para las pequeñas y medianas entidades.

 

"Cuanto antes lo hagan, mejor" para afrontar la crisis, dice la economista, quien cree que "en Italia y España han entendido que este es el camino a seguir" y espera ver movimientos similares en Alemania.

 

LAS FUSIONES TRANSFRONTERIZAS, AÚN LEJOS. En todo caso, industria y analistas coinciden en que las fusiones en Europa serán primero nacionales y que las transfronterizas, aunque no pueden descartarse, tardarán en llegar.

 

Estas entrañan mayores riesgos, son más costosas y más complejas desde el punto de vista operativo, pero además se enfrentan a un mosaico de regulaciones en la eurozona que dificultan el negocio transfronterizo.

 

Aunque la supervisión y resolución de la banca se han armonizado, aún no se ha puesto en marcha el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos, fundamental para completar la unión bancaria, y buena parte de la legislación en la materia sigue siendo nacional, por ejemplo, las normas de insolvencia.

 

Homogeneizarlas y avanzar así hacia un mercado bancario europeo totalmente integrado llevará años. Y eso, siempre y cuando haya voluntad política para ello.