Martínez López: "la pandemia lo ha cambiado todo, pero nuestro compromiso social es más fuerte que nunca"
El germen de la Oficina de Atención Social fue la campaña solidaria #NingúnEstudianteAtrás, que logró el pasado año que 313 universitarios afectados económicamente por la crisis de la Covid-19 continuaran con sus estudios.
La Oficina de Atención Social de la Universidad de Murcia se puso en marcha el pasado mes de mayo de 2021 con el objetivo de que ningún estudiante de esta institución abandonara sus estudios por razones económicas y/o sociales. Se trata de un servicio pionero en la universidad española, ya que aúna apoyo económico, atención social, investigación y transferencia del conocimiento en torno al estudiantado universitario.
Su director es José Ángel Martínez López, profesor de la Facultad de Trabajo Social de la UMU, que desde 2019 es Vicedecano de Prácticas y Empleabilidad de este centro. Licenciado en Sociología, Ciencias Políticas y de la Administración Pública por la UMU, es también diplomado en Trabajo Social y máster en Problemas Sociales por la UNED. Asimismo, es Doctor en Sociología por la UMU.
En su trayectoria académica, ha publicado más de 30 artículos en revistas nacionales e internacionales sobre temas como el envejecimiento y dependencia, cuidados de larga duración, política social, pobreza y desigualdad social.
El germen de la Oficina de Atención Social fue la campaña solidaria #NingúnEstudianteAtrás, que logró el pasado año que 313 universitarios afectados económicamente por la crisis de la Covid-19 continuaran con sus estudios superiores tras recaudar 280.000 euros y en la que se sumaron empresas como Caixabank, ElPozo, PcComponentes, Fundación Cajamurcia, Aguas de Murcia, Disfrimur, Hero, Caja Rural Central, Konery, Caja Rural Regional, Sedauto o Diviespacio, entre otros.
Desde su puesta en marcha, la Oficina se ha presentado formalmente a distintas administraciones públicas de la comunidad autónoma, entre los que se encuentran los 45 ayuntamientos de la Región. De hecho, ya cuenta con el compromiso de los ayuntamientos de Beniel, Ceutí, Lorquí y Murcia. Ahora, continúan trabajando para obtener recursos procedentes de instituciones, organizaciones y empresas privadas de la comunidad autónoma.
-La pandemia nos ha cambiado a todos y lo ha cambiado todo. Pero, ¿ha reforzado nuestro compromiso con nuestro entorno más cercano?
Sin duda. Hemos cambiado, pero también ha salido a flote nuestro lado más humano y esto es también una oportunidad. Nos encontramos en un momento clave para implementar proyectos innovadores, siempre guiados por la solidaridad y corresponsabilidad social. Hoy día, todo es más frío y más difícil. Vivimos tecnológicamente mediados. A veces nos desmotivamos o la incertidumbre nos crea ansiedad. Nos pasa a todos, pero nosotros hemos mirado hacia nuestro principal grupo de interés: los estudiantes de la Universidad de Murcia.
Durante esta crisis han emergido situaciones de dificultad social en el estudiantado que, aunque podían existir con anterioridad, se han visto agravadas, poniendo en riesgo su continuidad en el sistema universitario. La UMU no podía ser ajena a esta realidad. Inicialmente impulsó las ayudas #NingúnEstudianteAtrás y ahora, la creación de un servicio estructural y permanente que da respuesta a las necesidades sociales de sus estudiantes
-¿Cuál es la misión de la Oficina de Atención Social?
Nuestra misión es muy clara: que ningún estudiante se vea obligado a abandonar sus estudios universitarios por causas económicas y/o sociales. Para ello, la Oficina de Atención Social se estructura en tres pilares: prestaciones económicas, servicio de atención social, así como investigación y transferencia en torno al estudiantado.
Respecto a las prestaciones económicas, se ha configurado una convocatoria, que tendrá un carácter periódico, para ayudar a los y las estudiantes en situación de vulnerabilidad social y que no tienen acceso a ningún tipo de acceso a becas, a pagar sus matrículas. El servicio está gestionado por trabajadores sociales y permite atender situaciones de dificultad social, prestando información y orientación sobre recursos sociales, en coordinación con entidades públicas y privadas.
Finalmente, el tercer pilar, como no puede ser de otra manera en el ámbito académico, es investigación y transferencia. La universidad presta una labor social a través de la investigación y sus resultados impregnan al conjunto de la sociedad.
En este caso, se va a realizar una labor permanente en el tiempo de investigación sobre los y las estudiantes de la UMU. De hecho, se ha realizado una macroencuesta donde han participado más de 1.700 estudiantes que nos está ayudando a definir las principales situaciones de vulnerabilidad social. Además, pretendemos ser un espacio de investigación, análisis y reflexión sobre el estudiantado universitario y hemos creado un espacio en nuestra web para compartir producción científica en torno a este objeto de estudio.
-Entiendo que se trata de un servicio de carácter permanente a los universitarios y universitarias.
Efectivamente. Nos encontramos ante un proyecto definido que tiene un carácter estructural, no coyuntural. Tenemos como objetivo autofinanciar nuestra actividad, de modo que los ingresos pueden tener distinta procedencia: administración regional, municipios de nuestra Región, personal de la Universidad de Murcia, sector empresarial, así como cualquier persona comprometida con este fin social.
Creo que el origen social y el apoyo familiar no debe ser el único sostén que tengan nuestros estudiantes y el sistema educativo universitario debe promover la equidad e igualdad de oportunidades, favoreciendo que el talento prevalezca ante cualquier circunstancia. Ningún estudiante debe quedarse atrás.
La Universidad de Murcia no se lo puede permitir, pero la sociedad tampoco. Es el momento de impulsar un proyecto compartido, solidario, participativo, comprometido donde la corresponsabilidad social sea el motor que guíe nuestras actuaciones.
Todos los ingresos irán destinados al pago de matrículas de nuestros y nuestras estudiantes. Las donaciones se pueden realizar de forma ágil y rápida a través de nuestra web, según sean personal o unidades de la Universidad de Murcia, particulares y empresas, ayuntamientos y otras administraciones públicas (https://www.um.es/web/oficinasocial/como-donar). Además, hay que recalcar que estas donaciones tienen importantes beneficios fiscales, como explicamos en nuestra web.
-Los ayuntamientos de Beniel, Ceutí, Lorquí y Murcia ya se han comprometido con la Oficina de Atención Social de la UMU. ¿Cuáles son los siguientes pasos? ¿Implicar a las empresas murcianas?
Efectivamente, hay ayuntamientos que mostraron su interés en el proyecto de la Oficina…y es que ¿cómo no se van a implicar nuestros municipios en ayudar a sus estudiantes a través de nuestra Oficina? Nosotros les ofrecemos una convocatoria permanente en el tiempo, realizamos toda la gestión, la baremación… hasta la resolución final del rector. A los ayuntamientos lo único que le pedimos es su colaboración en la financiación.
La acogida fue muy positiva por los representantes políticos y muchos de ellos han empezado a gestionar su participación. También están colaborando el personal de la UMU con donaciones mensuales, signo del compromiso de la comunidad universitaria por sus estudiantes. Incluso una estudiante donó un premio al mejor trabajo fin de grado de su facultad. La Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Murcia ha donado 6.000€. En ambos casos son actos ejemplares de una sociedad comprometida por los universitarios.
Los siguientes pasos son lograr la participación de la administración regional, así como de empresas privadas. No hay que olvidar que principalmente, son las empresas donde se van a insertar laboralmente nuestros estudiantes. Necesitamos un compromiso del sector empresarial. Así mismo, cualquier persona puede participar en nuestro proyecto con sus donaciones de forma sencilla y ágil a través de nuestra página web. Pretendemos ser una iniciativa de la sociedad para la sociedad, un proyecto circular donde en el centro se encuentre nuestros estudiantes en situación de vulnerabilidad social.
-¿Qué planes tienen a medio y largo plazo?
Queremos desarrollar muchas actividades, pero necesitamos compromiso, colaboración y financiación, en primer lugar. En ello estamos en este momento, pero sabemos que no podemos encasillarnos en prestaciones económicas y atención social. Necesitamos desarrollar programas innovadores y difundir de nuestro servicio.
Si este proyecto es innovador dentro de las universidades españolas, necesitamos darlo a conocer, tanto a nuestros estudiantes como a la sociedad en su conjunto, necesitamos que se impliquen y que lo hagan suyo. Más a medio y largo plazo, nos gustaría crear un mapa de recursos en coordinación con entidades públicas y privadas, atendiendo a las situaciones de vulnerabilidad social detectadas y actualizarlo de forma permanente.
Pero una iniciativa que para mí es primordial y un elemento esencial para la inserción social del estudiantado es crear unas prácticas becadas para estudiantes en situación de vulnerabilidad social. Es decir, ir más allá de la implicación económica de las empresas, necesitamos que el sector empresarial ayude a aquellos estudiantes en situación de vulnerabilidad social a darles un empuje mayor, ¿cómo? A través de prácticas remuneradas donde los tutores externos guíen y adopten un compromiso más intenso con los estudiantes: acompañando y orientando sobre salidas profesionales, cursos de formación, posibles itinerarios profesionales, reduciendo el estrés por el futuro laboral… En definitiva, que actúen como mentores. Los beneficiarios serían aquellos estudiantes beneficiarios de nuestras prestaciones económicas.
En tercer lugar, necesitamos implementar programas de sensibilización sobre problemas sociales y de información sobre recursos económicos y sociales. La universidad no sólo permite la especialización profesional y habilita a los estudiantes para el mercado de trabajo, forma personas y eso es muy importante, del quehacer de ahora tendremos la sociedad del futuro.
No cabe duda de que nos encontramos ante una oportunidad única porque tenemos alrededor un equipo con una gran sensibilidad social, el apoyo rectoral y de los vicerrectorados implicados, de Responsabilidad Social y Transparencia, y de Estudiantes y Servicios a la Comunidad Universitaria, respectivamente. Estos son nuestros planes a corto y medio plazo, pero nuestro horizonte está cargado de iniciativas que irán desarrollándose con las sinergias y buena voluntad de todos, como hasta ahora.
-Convénzanos en menos de 100 palabras de que realicemos una donación a la Oficina de Atención Social de la UMU.
Una sociedad justa no puede desentenderse de aquellos estudiantes que más dificultades tienen. Muchas veces el talento y esfuerzo no son suficiente para continuar los estudios universitarios. Lamentablemente, el origen social y las situaciones de dificultad social condicionan el rendimiento académico y con ello, el acceso a becas y la progresión en los estudios.
Por ello, hemos desarrollado un proyecto que implica al conjunto de la sociedad y que quiere servir de trampolín para que nuestros estudiantes en situación de vulnerabilidad social puedan continuar sus estudios. No pedimos mucho, como dice el refranero: muchos pocos hacen un mucho. Queremos que éste sea su proyecto, no el nuestro, un proyecto de la sociedad para la sociedad donde la equidad y la igualdad de oportunidades sean sus señas de identidad.
-Hasta la fecha, han atendido a cerca de 70 estudiantes. ¿Podría darnos más detalles? ¿Hay un perfil-tipo de estudiante que haya solicitado estas ayudas?
Hemos atendido a más de 70 estudiantes y cada vez nuestras listas de citas se llenan más deprisa. Esta era una necesidad palpable y es una suerte que los responsables de la Universidad de Murcia se dieran cuenta de esta situación a partir de la convocatoria de ayudas #NingúnEstudianteAtrás como consecuencia de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia Covid-19.
En la mayoría de los casos, las situaciones que se nos presentan son de dificultad económica, relacionadas con otras situaciones de carácter social que conectan con problemas familiares, desempleo de larga duración de progenitores, enfermedad mental, discapacidad, adicciones… Pero hay que poner el foco en la soledad que observamos en el alumnado, porque necesitan un punto de apoyo, un referente, alguien dispuesto a escucharles, a orientarles o acompañarles en sus problemas. Y deben aprender a sobreponerse al miedo, al miedo que tienen a la hora de contar su situación.
Ese miedo y soledad penetra en el cuerpo y en la mente y dificulta la búsqueda de soluciones. Esta situación quizá ha existido siempre en algunos estudiantes, pero creo que se ha incrementando en las nuevas generaciones. Esto nos llena de fuerza para seguir, luchar por cambiar esta realidad y empoderar a cada uno de los estudiantes porque tienen que creerse que merecen una oportunidad y que ellos son quienes guían sus pasos.
-Comparta con nosotros un referente profesional que haya marcado su carrera académica.
Mi maestro, Juan Carlos Solano, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Murcia. Le llamo mi maestro porque ha sido algo más que un profesor y más que un director de tesis. Él se ha convertido en un compañero de viaje. ¿Has oído eso de que cada vez que escuchas a una persona quieres seguir escuchando más y más porque permanentemente estás aprendiendo? Eso me pasó a mí con él y con la sociología.
Siempre quise estudiar esta disciplina, pero por circunstancias de la vida no lo hice en primera opción. Encontrarme con una persona con esa frescura para atar lo político, lo económico y social, mostrando las intersecciones de los problemas sociales y plasmando la realidad de una forma objetiva, para mí fue determinante para hacer el doctorado y sumergirme en la investigación.
Aprendí que la humildad en el mundo académico no es una opción, sino una necesidad. Y que con solidaridad, compañerismo y trabajo en equipo los retos profesionales son más livianos. Siempre digo que en el campo profesional y quizá también en el personal, que de mayor quiero ser la mitad de lo que él es.
Su compañerismo y orientaciones me abrieron las puertas del mundo académico y logré entrar en la universidad como profesor. Después, otras personas fueron confiando en mí para desarrollar cargos de gestión y siento que estoy en un constante aprendizaje. Pero sigo con el mismo sentido de responsabilidad pública y social, como la que tienen las personas con las que me rodeo, intentando seguir haciendo equipo con quienes trabajo, una importante meta en la vida.
-¿Qué ha aprendido del ser humano como trabajador social? ¿Y como sociólogo?
Como trabajador social he aprendido principalmente que las cosas pocas veces son como aparentan ser. Que mala fortuna en la vida la tiene cualquiera, que todavía estamos muy determinados por la familia en la que nacemos, que es irrisorio pensar que todo el mundo tienen todas las herramientas para subirse al ascensor social y cambiar su vida.
He aprendido que el ser humano es infinitamente complejo, que las dificultades son infinitas que nadie se merece quedar fuera del espacio social, caer en la exclusión, porque cuando eso ocurre es muy difícil subir. Tengo claro que hay que creer en el otro mucho más de lo que el otro cree en sí mismo y ese debe ser motor para el cambio personal, el empoderamiento y las segundas oportunidades en la vida.
Como sociólogo, tengo muy claro que los problemas sociales pueden tener una explicación fácil, pero seguramente será errónea. La conexión de lo político, económico y social, como vectores de cambio social tienen un aspecto estructural y otro coyuntural y todo tiene que ser estudiado en un tiempo y espacio definido.
La sociedad es un constructo social. Personalmente, no estoy de acuerdo con los determinismos y creo que el ser humano, desde lo colectivo, juega la partida. El análisis sociológico permite identificar los elementos que mueven y cambian la sociedad, y con ello, posibilita implementar acciones desde una base científica, como no puede ser de otra manera.
-Y, por último, recomiéndenos un libro para este verano.
Un libro perfecto para el periodo estival es ‘Martes con mi viejo profesor’, de Mitch Albom. Nadie quedará indiferente.