Alfonso Merlos: 'Nuestros representantes públicos no han dado la talla frente al coronavirus'
El periodista murciano cree que el coronavirus crisis ha revelado "nuestra debilidad y nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad" y ha puesto "patas arriba los cimientos del propio proceso de globalización"
La Región de Murcia cuenta en Madrid con un observador privilegiado en la figura del periodista murciano Alfonso Merlos, prestigioso profesional que lleva años destacando tanto en la información frente al micrófono y las cámaras como en su trabajo para empresas y organizaciones en el ámbito corporativo. Hace unos meses cogió las riendas del prestigioso medio 'El Mundo Financiero', que este año cumple su 75 aniversario, y junto a la que se integran agencias de comunicación estratégica y corporativa y consultoras de marketing empresarial. Anteriormente estuvo en otro de los medios decanos del panorama periodístico digital, Estrella Digital, y su currículum, a sus cuarenta y pocos años, es sencillamente inigualable.
Doctor en Derecho Internacional Público y en Relaciones Internacionales, Licenciado en Ciencias de la Información, y Diplomado en Seguridad y Defensa, siempre por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido analista, presentador o director en programas de las principales televisiones y radios del país, y ha escrito una decena de libros sobre política nacional e internacional, seguridad y defensa, y comunicación. El último de ellos es Ultimátum: la España herida y revuelta por el covid-19 (SND Editores), donde analiza la deriva política, institucional y económica en la que está inmersa la sociedad española desde el estallido de la pandemia. Desde su mirada crítica y sincera, aunque siempre desde un punto de vista optimista, tomamos el pulso al convulso momento actual.
Le confieso que, en los albores de la crisis del coronavirus, hará ya dos años, no esperaba que fuera a dar para tanto hasta el punto de condicionar nuestros hábitos, nuestra economía e incluso nuestro mismo modo de vida. ¿A usted le ocurrió lo mismo?
En los albores de este siglo pensamos que las nuevas amenazas vendrían determinadas por el uso de armas biológicas, químicas o radiológicas en manos de grupos terroristas. Ha sido mucho más imprevisible. Estaba fuera del marco de pensamiento mundial, especialmente occidental, una crisis de salud que revelase profundamente nuestra debilidad y nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, y que pusiese patas arriba los cimientos sobre los que estaba asentado, en apariencia de forma sólida, el propio proceso de globalización. Era inimaginable, en efecto y por supuesto también para mi, su irrupción, su intensidad y su duración.
Sostiene que el COVID-19 ha supuesto un ‘Ultimátum’ para el país. ¿Cómo ha sido este ultimátum y qué consecuencias puede tener?
Así lo he reflejado en mi último ensayo, publicado hace menos de un año, y el tiempo me ha dado la razón. España no ha estado a la altura. Basta con mirar las estadísticas: somos el país de la OCDE más fuertemente sacudido y que peores mecanismos de respuesta ha tenido, más resentido y atacado económica y financieramente. Nuestros representantes públicos, en líneas generales, no han dado la talla. Nos encaminamos a una segunda mitad de la legislatura a caballo entre la inercia y la agonía. Y aún así, no creo que humanamente podamos ni debamos perder la esperanza.
Y, casi dos años después, ¿qué nota le pone al Gobierno en su gestión de esta crisis?
El sistema sanitario, a grandes rasgos, ha funcionado. Y eso ha evitado destrozos peores. El gobierno de la nación ha sido presa de su propia propaganda, difundida masiva y casi descontroladamente. En mi opinión, no pasa del 5: insuficiente. La desorganización, la improvisación, la sobrerreacción, la arbitrariedad, la confusión… han sido las notas dominantes de una gestión en la que se ha adolecido de falta de liderazgo y la imagen ha sido con frecuencia la del camarote de los hermanos Marx.
España sí que se ha mostrado como un país ejemplar en la gestión de las vacunas. ¿Ha sido ésta la redención de los gobiernos tras una gestión del virus que algunos consideran más que discutible?
Es lo que nos ha salvado. Sin duda. Tanto el funcionamiento de la sanidad pública como privada, con sus limitaciones, ha funcionado. Y esto nos lleva a otra reflexión: lo queramos ver o no, y más allá de los colores políticos y de algunas observaciones interesadas e infundadas, sectarias, nuestro sistema de salud es de los que mejor funcionan, con diferencia, en esa parte del mundo que aún puede presumir de disfrutar del Estado de bienestar.
¿Cree que el ciudadano ha estado por encima de sus dirigentes en estos dos últimos años?
El sufrimiento no entiende de clases ni de oficios. Y ni qué decir tiene que aquel que ha perdido a una persona en su entorno, sea político o desempeñe cualquier profesión, ha padecido un dolor y ha soportado un mazazo. Ahora bien, nuestros dirigentes no han sacrificado ni una mínima porción de su salario y su confort. Esto, mientras se han cerrado empresas como nunca, mientras los autónomos se las han visto y deseado para llegar a final de mes, mientras las apreturas y las estrecheces de todos esos ciudadanos han sido inimaginables. Y aún así se ha resistido frente a quienes, en ocasiones, se comportan, injustificada y lesivamente, como castas privilegiadas.
¿Cómo cree que estos dos años han cambiado el país? ¿Será una España distinta a la que era en 2019?
Cuando a uno le adentran, por la fuerza, en el terreno de lo desconocido, puede esperar a partir de ese momento casi cualquier cosa. Se sabe cómo entramos en la pandemia pero es difícil adivinar cómo saldremos. Hablando con la cabeza, más que con el corazón, no pienso que ni más fuertes ni más unidos. Por desgracia, se está trasladando un mensaje que suena al sálvese quien pueda de los momentos más amargos de los conflictos. Ese clima enrarecido no puede cristalizar, hemos de combatirlo.
Aun sabiendo que estamos prácticamente en la mitad de la legislatura, ¿cree que tendrá consecuencias electorales?
El ejercicio del poder produce un desgaste, más si quien lo ejerce cuenta con aliados volátiles, poco fiables y hasta extravagantes en sus conductas. Por fortuna para los intereses partidistas del presidente Sánchez, se está encontrando con una oposición dividida y, por consiguiente, bloqueada por luchas internas que son francamente difíciles de entender y que, en todo caso, resultan de la A a la Z improcedentes e irresponsables.
¿Cree que la derecha está dejando pasar una buena oportunidad para aprovechar la situación provocada por el coronavirus?
Suena brusco, ciertamente, lo de ‘aprovechar’ una crisis de salud para auparse en los sondeos y, finalmente, en las instituciones. Pero sí es cierto que con un liderazgo como alternativa a Sánchez compacto y unido, algo que hoy no existe, los sondeos estarían por completo pintados de azul, con un poco de verde.
¿Cómo valora el ‘fenómeno Diaz Ayuso’ y la crisis provocada a su alrededor en estos últimos meses?
Conozco bien a Isabel. Estamos retratados en la misma orla de la Complutense, de Periodismo. Hace ya una década la incorporé a mi programa de debate nocturno en 13TV. La entrevisté para mi biografía política de Cristina Cifuentes… Se habla de ella en términos de ‘fenómeno’ porque en el fondo hay un modelo de éxito. Ha acertado. Y la base de ese acierto, más allá de sus virtudes personales, está en haberse rodeado de personas con canas: formadas, cualificadas y con mucha experiencia. La crisis en sus mismas filas la ha desatado una pura cuestión de celos. Pienso sinceramente que quienes la envidian, la temen, y reaccionan así porque lo están haciendo no mejor sino peor que ella y su equipo.
¿Sigue la actualidad política de la Región de Murcia? ¿Qué opinión le merece López Miras?
Por supuesto. Por razones personales y profesionales. Ya son años en los que López Miras ha crecido en experiencia y madurez. Dadas las crisis en el Partido Popular a nivel regional que había heredado, y que se iniciaron con la salida de Valcárcel, ha hecho de la necesidad, virtud. Ha desbrozado el camino al eliminar a Ciudadanos como oponente o alternativa. Tiene una virtud destacable en política, como en la vida: cometer pocos errores o, al menos, cometer errores que no son de gran tamaño. Su verdadera prueba de fuego será contener el ascenso de Vox. Si lo consigue, se darán las condiciones para un gobierno largo en el que pueda desarrollar, en mayúsculas y sin ataduras, su proyecto. No lo tendrá fácil, desde luego.
Tras un 2021 convulso, ¿cómo afronta 2022? ¿Cuáles son sus nuevos proyectos?
Seguimos apostando, y lo vengo impulsando desde la presidencia de El Mundo Financiero, por la expansión de un modelo de periodismo y de comunicación que ponga en valor nuestras empresas, nuestra economía. Más en los tiempos que corren. Hay tres sectores especialmente, el de la salud, el financiero y el jurídico, en el que vengo trabajando desde hace más de una década, en los que hay un precioso espacio que ocupar y en el que la comunicación tiene hoy mucho que decir. Ahí estamos.