El sector agroalimentario crece más que el conjunto de la economía española
El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, acompañado por Fernando Miranda, secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director adjunto del Ivie, Joaquín Maudos, y el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García Torrente, han presentado el primer número del informe 'Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo 2017' en el salón de actos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
El informe −primero de estas características en nuestro país− se apoya en un observatorio que analiza el comportamiento del sector agroalimentario español en comparación con el de los países de la Unión Europea, cuantificando de forma conjunta las distintas ramas productivas que definen el sector, tanto las del sector primario como de la industria agroalimentaria.
El estudio incluye un amplio número de indicadores que permiten analizar diferentes aspectos económicos de este segmento productivo como su dimensión en términos de valor añadido y empleo, su ritmo de crecimiento, su productividad y competitividad, su importancia en el sector exterior de la economía, y su esfuerzo inversor en I+D. A su vez, aborda los principales retos y oportunidades del sector, entre los que destacan la sostenibilidad, la innovación y las tendencias de consumo, entre otros.
El economista y catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, ha desgranado los datos más destacados del informe y ha señalado que “refleja el dinamismo del sector agroalimentario español”, ya que en 2017 ha crecido por tercer año consecutivo y lo ha hecho con más intensidad que el total de la economía, con un aumento de su valor añadido del 3,5%, hasta alcanzar un importe de 62.000 millones de euros. Así, aporta el 5,8% del valor añadido bruto (VAB) de la economía española, siendo muy superior a la de la UE-28 (3,6%). De hecho, España es la cuarta economía de la UE-28 que más valor aporta al sector agroalimentario europeo, un 11,4%, solo por detrás de Francia, Alemania e Italia. Lo que muestra del alto grado de especialización de nuestra economía en dicho sector.
El sector ha creado empleo, en parte gracias a la agricultura y pesca y en especial a la industria de la alimentación, bebidas y tabaco. En 2017 el sector ocupaba a aproximadamente 1.250.000 trabajadores, lo que supone un porcentaje del total ligeramente inferior a la media de la UE-28 (6,3% frente al 6,6%). Sin embargo, el empleo del sector ha crecido un 3,7% en España, mientras que en la UE-28 continúa la destrucción de empleo y ha caído un 2,5%. Además dentro de la UE-28, somos el sexto país con mayor empleo en el sector agroalimentario, contribuyendo con el 7,8% de los trabajadores del sector.
PRODUCTIVIDAD. La productividad real por ocupado del sector en España asciende a 46.291 euros en 2017, un 17,7% menor que en el total de la economía, lastrada por la menor productividad del sector primario. En cambio, la industria de la alimentación, bebidas y tabaco presenta la productividad más alta con 59.090 euros, situándose un 27,6% por encima del sector agroalimentario y 5% superior a la economía en su conjunto.
Desde principios de siglo, los niveles de productividad real por ocupado del sector agroalimentario español, así como de los subsectores que lo forman, se sitúan por encima de los de la UE-28. Y cabe destacar que en 2016 la productividad del sector agroalimentario en España es un 52,1% superior a la de la UE-28.
En lo que respecta a los costes laborales unitarios (CLU), el sector agroalimentario español encadena dos años consecutivos de caída, debido a la reducción de los costes laborales medios, pero sobre todo a las ganancias de productividad, traduciéndose en una mayor ganancia de competitividad del sector.
CESTA DE LA COMPRA. El informe también refleja que los alimentos y bebidas tienen mayor importancia en la cesta de la compra española que en la europea, ya que representan el 19,6% frente al 17,5% de la UE-28. En ambos casos, los alimentos suponen más del 80% de los alimentos y bebidas.
A finales de 2017 España era el séptimo país con la inflación más baja de la UE-28 en alimentos y bebidas no alcohólicas, con una tasa del 1,7%, 0,9 puntos porcentuales por debajo de la media europea (2,6%). De hecho, los alimentos y bebidas no alcohólicas son un 5 % más baratos en España que en la UE-28. Y nuestro país se sitúa entre los 14 países de la UE-28 en los que adquirir los alimentos resulta más económico que en la media de la UE-28, concretamente un 4,3% más baratos. También es la cuarta economía con las bebidas no alcohólicas más asequibles (un 11,7% menor en precio) y la sexta en la que las bebidas alcohólicas cuestan menos (un 15,9% inferior a la media).
EXPORTACIONES. En 2017, las exportaciones agroalimentarias de España han alcanzado un récord de 49.065 millones de euros, con un crecimiento del 6,6%. Este aumento supera al de la UE-28 (5,9%) y a países como Alemania (5%) y los Países Bajos (5,8%), que son los líderes en la exportación del sector agroalimentario de la UE-28. Asimismo, la importancia de las exportaciones agroalimentarias en el total de bienes exportados en España alcanza el 17,3%, la más alta de los principales exportadores agroalimentarios de la UE-28. De esta manera, nuestro país es la cuarta economía exportadora del sector agroalimentario de la UE-28 con una cuota de mercado del 9,3% de un total de 526.606 millones de euros exportados por la UE-28.
Además el sector agroalimentario español destina el 73,2% de sus exportaciones a la UE-28. Más de la mitad son adquiridas por Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Los dos principales mercados extracomunitarios son el norteamericano (3,9%) y el asiático (4,2%).
En las importaciones agroalimentarias ocupa la sexta posición con el 7% de los 522.111 millones de euros importados por la UE-28.
INVERSIÓN. La inversión en I+D realizada por el sector agroalimentario español fue de 241 millones de euros en 2015 (último dato disponible), lo que supone el 3,5% del total de la economía. Llama especialmente la atención que, a diferencia de la UE-28 cuya inversión en I+D crece de manera acumulada un 36% entre los años 2006 y 2015, en España ha caído un 16,6%.
Además, el esfuerzo innovador (I+D/VAB) del sector agroalimentario en España registra en 2015 su valor más bajo de los últimos diez años, anotando el 0,4%, un 30 % por debajo del realizado por la UE-28 (0,6%). En el ranking europeo de esfuerzo innovador nuestro país se sitúa en la parte baja de la UE-28, con un valor cinco veces inferior al de los Países Bajos, país con el mayor esfuerzo inversor del sector agroalimentario (2,1%) de la UE-28.
El presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde, ha asegurado que este estudio muestra que “el sector agroalimentario español es sin duda uno de los puntales que soportan nuestra economía, y su futuro dependerá de que, partiendo de lo ya conseguido, seamos capaces de profundizar en la transformación de nuestra producción primaria y, sobre todo, de ser más eficientes en el ámbito de la comercialización”. Y ha apuntado que, para seguir siendo competitivos, “nuestra oferta agroalimentaria debe abordar cuatro prioridades fundamentales: profesionalización de la gestión, ganar dimensión, apostar por la internacionalización y aumentar la inversión en I+D+i”.
En este sentido, ha reiterado la importancia de implementar la innovación y el conocimiento en el sector agroalimentario en los próximos años, lo que “se ha convertido en un punto crítico, pues solo así el sector podrá ofrecer valor añadido y atender a las demandas cada vez más exigentes de los consumidores”. Añadiendo que “además de trabajar en la cantidad y el precio, el sector debe fomentar la calidad, saber conjugar alimentación y salud, y ser sostenible. Y para ello hay que invertir con convicción en conocimiento”.
Baamonde ha explicado que “en Cajamar Caja Rural venimos participando muy activamente en este proceso de apoyo a la modernización y mejora de la competitividad del sector, no solo financiando los nuevos proyectos empresariales que sustentan la capitalización de las estructuras productivas y de comercialización, sino también, y ante todo, promoviendo e impulsando la innovación y la transferencia del conocimiento”. Ejemplo de ello es que, desde hace más de 40 años, Cajamar contribuye al desarrollo tecnológico y la innovación agroalimentaria a través de sus centros experimentales y de formación y de sus numerosas colaboraciones con universidades, centros públicos de investigación y empresas.
Por último, el presidente de Cajamar ha señalado que la entidad quiere desempeñar un papel cada vez más activo, “como hoy hacemos con la publicación de este informe económico que compara y muy bien nuestro sector agroalimentario respecto al europeo y que puede proporcionar ideas a nuestros agricultores y empresarios de por dónde han de fortalecer sus inversiones y proyectos”.
En su intervención, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García, ha querido subrayar que en los últimos años el sector agrario español ha sido muy dinámico en la incorporación de innovaciones tecnológicas. “Así lo demuestra el hecho de que seamos el país de la UE que más valor genera en la fase primaria, y que hayamos sido capaces de liderar el crecimiento de determinadas producciones en Europa como el aceite de oliva, el vino, las frutas y hortalizas, los cítricos, el porcino y las aves”, ha dicho.
Todo ello ha sido posible gracias a un notable esfuerzo inversor en la modernización de las explotaciones, que han visto cómo aumentaba su productividad gracias a la incorporación de nuevas tecnologías. “No obstante –ha puntualizado–, la mayoría de estos avances no se han desarrollado en España, sino que han sido importados. Un fenómeno que actualmente supone una pérdida significativa de generación de actividad de alto valor, pero también una oportunidad a potenciar en el futuro. Para ello, además de en infraestructuras y procesos de producción, hay que intensificar el esfuerzo inversor en innovación hasta alcanzar los niveles de nuestros vecinos europeos a la vanguardia del sector, como los Países Bajos”.
Finalmente, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar ha indicado que en próximas ediciones los responsables de este Observatorio tienen previsto ampliar su ámbito de análisis al de los diferentes subsectores del sistema agroalimentario español, “lo que nos facilitará una imagen más detallada de las múltiples realidades de nuestro tejido productivo”.