El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha hecho en el Congreso un repaso de la transformación de la entidad en los últimos años, y ha destacado que el banco ahora es capaz de ganar clientes, está bien capitalizado y es un factor generador de competencia en España.
En un momento en el que se reflexiona sobre la competencia en el sector tras la fuerte concentración de entidades, Goirigolzarri ha reivindicado en su comparecencia en la comisión del Congreso sobre la crisis financiera el papel de Bankia, que "ofrece productos y servicios financieros sencillos, transparentes y muy competitivos".
Además, a pesar de los tipos de interés en mínimos históricos, el máximo responsable de la entidad nacionalizada ha insistido en que Bankia es rentable, tanto que en su nuevo plan estratégico prevé que será capaz de retribuir con más de 2.500 millones de euros a sus accionistas en tres años.
Lo hará gracias al exceso de capital sobre las exigencias regulatorias, lo que algunos consideran que es posible por los 22.424 millones de euros recibidos en ayudas públicas, pero el banquero aclara: "no los tenemos ahora, sino que esperamos generarlos en los tres próximos años".
Aún así, Goirigolzarri ha admitido que la situación de Bankia, que ha pasado de ser una historia de reestructuración a una historia de crecimiento, se ha conseguido con la ayuda del contribuyente y la confianza de los clientes.
Bankia pasó de perder usuarios a ganar unos 150.000 en 2017, ha resumido.
Hasta que eso sucediera, el banquero ha recordado que al asumir la presidencia del banco en mayo de 2012 exigió unas cuentas auditadas de 2011 y empezó a trabajar en un plan de saneamiento para la entidad, que según sus primeras estimaciones era de unos 19.000 millones, de los que 12.000 correspondían a Bankia y el resto a su matriz, BFA, con los activos más tóxicos.
Pero ese plan nunca fue aprobado porque España solicitó un rescate de hasta 100.000 millones para sanear la banca y entonces se encargó a un experto, la consultora Oliver Wyman, que cifrara las necesidades de capital.
Así se llegó a la conclusión de que el grupo necesitaba 17.959 millones -10.000 millones para Bankia y el resto para BFA porque tenía activos de menor calidad- que se sumaban a los 4.465 millones en ayudas que el banco tenía desde su nacimiento.
En total, 22.424 millones, y la exigencia de llevar a cabo un plan de reestructuración, que obligaba a la entidad a cerrar más de 1.000 oficinas y a reducir su plantilla de 20.400 a 13.600 empleados.
Con la ayuda pública Bankia era solvente, pero Goirigolzarri ha advertido de que todavía "quedaba hacerla sostenible, rentable".
Algo que la entidad cree que ha conseguido, a pesar de haber compensado en el camino con 2.783 millones a los clientes que habían adquirido participaciones preferentes y deuda subordinada de las cajas creadoras de Bankia y devolver 1.860 millones a los pequeños accionistas que participaron en la salida a Bolsa de Bankia.
También ha destacado que tras su llegada a la presidencia del banco se eliminaron las dietas que cobraban los consejeros de cerca de 800 filiales y ello supuso un ahorro anual de 7 millones de euros y se denunciaron 30 casos sospechosos de malas prácticas bancarias. EFECOM