SOSTENIBILIDAD

Iberdrola inaugura su gran obra en Portugal de energía limpia con 1.500 millones de inversión

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, en un momento de la inauguración de la planta.
Para Sánchez Galán, el sistema actual, en el que el 75% de la energía consumida procede del petróleo, el gas y el carbón, “no es sostenible”.

Iberdrola ha inaugurado este lunes su gran obra de almacenamiento hidroeléctrico en Portugal, la Gigabatería del Tâmega, el mayor proyecto de energías limpias de la historia del país luso, que ha empleado cerca de ocho años de construcción y más de 1.500 millones de euros de inversión.

Esta infraestructura es una muestra de que "las dos grandes metas de la política energética en Europa -la independencia energética y la descarbonización- son compatibles siempre que se trabaje en la electrificación del sistema económico y productivo", ha manifestado el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán.

La crisis energética que atraviesa el Viejo Continente ha sido, de hecho, uno de los temas centrales del acto, celebrado en el corazón de la Gigabatería, la "caverna" de la central de Gouvaes, hasta donde también se ha desplazado el primer ministro portugués, el socialista António Costa.

En opinión de Sánchez Galán, el sistema actual, en el que el 75% de la energía consumida procede del petróleo, el gas y el carbón, “no es sostenible” no sólo por razones medioambientales, “también porque genera una elevada dependencia del exterior” y aumenta la “vulnerabilidad” de la región.

“Portugal depende cero de Rusia. Por desgracia, Europa sí y en medida bastante notable. Esa dependencia es una amenaza a nuestra recuperación económica y desarrollo”, ha dicho Costa, que cree que la respuesta “no es el racionamiento sino acelerar la capacidad de producción de energías renovables”.

IBERDROLA, A FAVOR DE UNA “NORMATIVA ESTABLE”

En este contexto complejo, el presidente de la multinacional española ha apelado a la importancia de contar con una “normativa estable que proporcione seguridad jurídica”, así como con empresas con capacidad técnica, experiencia de gestión y solidez financiera para impulsar la transformación.

En plena vorágine por el futuro impuesto a los beneficios extraordinarios de las grandes compañías energéticas, ha puesto de relieve la contribución fiscal del grupo, “de 8.000 millones de euros por año en los más de 30 países en los que Iberdrola está presente”.