Puro quejío en una noche inolvidable para el Cante de las Minas
José Mercé y Reyes Carrasco llevaron el flamenco puro a la ‘Catedral del Cante’ con tres horas de música en directo a ritmo de palmas y toque de guitarra
La agenda cultural rindió homenaje a personas vinculadas históricamente al Festival y a grandes nombres del trovo
Volver a La Unión siempre es especial para José Mercé. Aquí fluye en su espectáculo más flamenco, donde “el público manda”; pide, y él concede. Siente esta tierra como estar en casa y eso se ha plasmado en su vuelta a las tablas de la ‘Catedral del Cante’, con un concierto inmenso de uno de los más grandes del flamenco.
Su público se mantuvo fiel, abarrotando la sede del Festival, como ya auguraba el artista: “El Antiguo Mercado Público se pone a reventar, la gente disfruta y yo disfruto más todavía”. Se encontraba así con su “familia y con su gente” en un festival que ya auguró en sus inicios que sería el más importante a nivel internacional, con un show especial para La Unión, más flamenco, en un momento en el que se encuentra inmerso en su gira ‘El Oripandó’, un disco puramente autobiográfico. Comenzó con taranto y el ritmo fue apoderándose de Mercé, haciendo un viaje a La Caleta e invitando a su mujer a que le acompañara con las palmas en el escenario. A ellos se sumaron a ritmo de alegrías Luki Losada al cajón, Antonio Higuero a la guitarra y Pablo Oliva, Chicharo y Merce García a las palmas y coros.
Entre cantes, Mercé bailó en el escenario y sonó su quejío com frases a capella que hacían un guiño a la tierra donde se encontraba: “Que dicen los mineros / que suban los jornales / que ganan poco dinero”. Con las manos en alto, haciendo caso omiso a lo que digan de él, prometió al cielo y a su hijo Curro, que seguirá cantando. Aún hay mucho Mercé que disfrutar.
De concursante a artista consagrada
El nerviosismo se apoderaba de la cantaora, de tan solo 16 años, antes de la actuación; la presión de volver a pisar el Antiguo Mercado Público de La Unión tras haber concursado hace siete años y haber obtenido el Premio a Cantaores Jóvenes. Pero supo transformar todo eso en puro arte y talento, derrochando sobre el escenario su voz en alegrías, guajira, malagueñas, abandolaos y tangos, acompañada a la guitarra por El Perla y Manuel Valencia, al piano por Alejandro Cruz, a la percusión por Carlos Merino y a las palmas por Manuel Bellido, Javier Peña y Manuel Barbas, con la colaboración especial de María José Carrasco, ‘Lámpara Minera’ 2018 y madre de la joven artista.
Tras eso, le dedicó unas palabras recitadas a la ‘Catedral del Cante’, se retiró del escenario y sorprendió apareciendo entre el público interpretando cantes de Levante entre aplausos. Zambra, seguiriya, fandangos y ‘La Estrella’, el tango de Enrique Morente que interpretó en su paso por el programa ‘Tierra de talento’ de Canal Sur -y que consiguió, en menos de 40 segundos, el voto del jurado-, completaban un set list que cerró por bulerías.
“Para mí supone un privilegio estar aquí disfrutando de vuestro arte y vuestro cariño”, afirmaba la cantaora, recordando los dos momentos más felices de su vida personal y profesional: el día que ganó el Premio a Cantaores Jóvenes y el día que su madre ganó la ‘Lámpara Minera’.
Homenaje al trovo y a sus protagonistas
La Casa del Piñón de La Unión aglutinó los eventos de la Agenda Cultural del Festival Internacional del Cante de las Minas centrados en el arte del trovo. En primer lugar, con la presentación del libro ‘Ángel Cegarra Olmos ‘Conejo II’: Una vida dedicada al trovo’, a cargo de su nieto Juan Manuel Cegarra ‘Conejo IV’, en la que se recordó a este referente del arte de la repentización y de la identidad cultural de la zona. El libro hace un recorrido de los recuerdos de su familia y del cariño de su abuelo, considerado uno de los más grandes troveros de la Región de Murcia. Muy emocionado y movido por los sentimientos, Juan Manuel Cegarra dedicó unos versos a la memoria de su abuelo: “Cuando mis versos comparto / con mi legado glorioso, / me siento más orgulloso / de ser el Conejo Cuarto”.
Se rindió homenaje a otro gran trovero: Ángel Roca, que falleció a principios de año, “una persona que nació para llegar al corazón de todos”, en palabras de Pedro López, presidente de la Fundación Cante de las Minas, que apuntó que ese acto “se lo hace de corazón el pueblo de La Unión”. Sobre el escenario la cantaora Isabel Nicolás interpretó una copla compuesta por el propio Ángel Roca y que abrió el Festival Internacional del Cante de las Minas en el año 2008, en recuerdo a Pencho Cros y Asensio Sáez. “Se merece este homenaje y muchos más”, dijo. Por su parte, su hija Lola Roca recordó el amor que sentía su padre por Cartagena y La Unión, localidades que protagonizaron gran cantidad de los versos del trovero y que quedaron inmortalizados en los numerosos libros que publicó el trovero. “A él nunca fallaba una rima ni un verso”, añadió.
El último acto dedicado al trovo fue la conferencia dedicada a la figura de Miguel Luengo López, en la que su hijo, Ginés Luengo, recordó el “talento y talante” de su padre, su “mayor confidente”. Francisco Bastida y José Sánchez Conesa continuaron con la velada, analizando cómo Miguel Luengo construía minuciosamente esos versos marcados por un estilo reconocible y único, porque “los trovos son artesanía poética”. Las coplas de Luengo se caracterizaban por un elegante y elocuente sentido del humor, componiendo el retrato, siempre desde la simpatía, de las escenas y sucesos cotidianos de su entorno.
Hasta nuestros días han llegado innumerables versos a través de sus propias notas y su recopilación de las transcripciones que los copistas hacían en las veladas troveras de antaño. Miguel Luengo llegó incluso a ir acompañado de una grabadora con la que inmortalizaba las controversias para luego trasladarlas a su archivo. Ese legado pasará a ser ahora patrimonio del Archivo Municipal de La Unión mediante una donación de su familia, como ha desvelado su hijo Ginés. A Miguel Luengo le enorgullecería ver que el futuro del trovo se nutre de su legado, y es Irene Vicente, una de esas mujeres troveras que recoge el testigo, quien firma estos versos dedicados a Luengo con los que se despidió la conferencia: “Estando el trovo en su gloria / Miguel vio tal sentimiento / que por guardar su memoria / arrancó versos al viento / para así escribir su historia”.
“La Unión no olvida”
El Festival Internacional del Cante de las Minas sigue reconociendo la labor en esta edición de personas vinculadas históricamente al Festival, como fue el caso de Enrique López Fuentes, quien comenzó su contacto con el evento de niño, cuando intentaba infiltrarse en la Terraza Mery, lo que le permitió familiarizarse con los cantes y “escuchar a aquellos cantaores que recuperaban los cantes mineros”, como Pencho Cros, a quien recuerda con gran cariño. De ahí comenzó a ayudar a Asensio Sáez a montar los escenarios y desde entonces no ha dejado de aportar al Festival, porque “ha sido y es parte inseparable de mi vida”, afirma, abriendo puertas a nuevas sedes selectivas y dando “hospitalidad minera a los jóvenes artistas aficionados al flamenco que se acercan cada agosto hasta nosotros”, sumando 40 años de conexión de los 61 que tiene el Festival. “Mis padres se sentirían orgullos de verme recibir esta distinción”, concluía emocionado al recibir el ‘Carburo de Oro’. “Hay pocas personas tan entendidas y que conozcan tan profundamente los cantes de esta tierra como él y que sientan el Festival como un anfitrión de todas las personas que han venido a La Unión”, añadió Pedro López.
El segundo galardonado fue Ricardo Carrión García, otro unionense que estuvo al frente del Festival en la transición democrática, como concejal de Cultura y también Hacienda, lo que hizo que el certamen se abriera a una nueva forma de caminar. El ‘Castillete de Oro’ que recibió reconoce su vínculo, apoyo y fomento al Cante de las Minas. “No me esperaba nunca este galardón”, afirmaba durante su intervención, en la que recordó nombres como Francisco Ródenas o Salvador Alcaraz que formaron parte de su andadura en aquel momento. Así, el homenajeado quiso aclarar que no es un premio que recibe por él, sino “por todas aquellas personas que estuvieron en el Festival en la transición”, porque “de un Festival hecho con ‘palicos y cañicas’ a ser internacionales, hay una diferencia”.
“No hay olvido”, recordó Pedro López, recordando el objetivo de la Fundación Cante de las Minas de poner en valor las personas que han trabajado por este Festival.