TRANSICIÓN ECOLÓGICA

7 claves para redireccionar el modelo energético hacia la descarbonización

Actualmente, la concentración de CO2 en la atmósfera supera en un 40% los niveles registrados al inicio de la industrialización.

La demanda de energía primaria a nivel mundial crecerá un 30% hasta el año 2040 y los combustibles fósiles representarán el 80% de la energía total consumida.

El mundo se enfrenta a grandes desafíos medioambientales. El cambio climático es al mismo tiempo que una realidad, también una amenaza. Según datos del departamento de Acción Climática de la Comisión Europea, la concentración de CO2 en la atmósfera supera actualmente en un 40% los niveles registrados al inicio de la industrialización, por lo que cambiar el rumbo hacia un modelo energético más sostenible y emprender el camino hacia la descarbonización de la economía, se han convertido en una necesidad imperiosa.

 

Son varias las estrategias que se han puesto en marcha para luchar contra el cambio climático desde países y organismos. Entre ellas destacan la Agenda 2030, cuyo objetivo es reducir las emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030 con respecto a los niveles de 1990; o la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo, que permitirá reducir un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 respecto a 1990, para lo que las emisiones de CO2 tendrán que pasar de los 334 millones de toneladas (MtCO2eq) que se emitieron en 2018 a un máximo de 29.

 

La descarbonización de la economía no sólo ayudaría a cumplir los diferentes objetivos marcados a nivel europeo y nacional, sino que fomentaría la riqueza y la competitividad del país. Por eso, desde la empresa IMEnergy han definido 7 claves necesarias para implementar un modelo energético sostenible y eficiente para lograrlo.

 

  1. Cambiar del patrón energético. Para que los cambios sean visibles es necesario poner en marcha distintas propuestas y apostar por otros modos de actuación. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), estima que la demanda de energía primaria a nivel mundial crecerá un 30% hasta el año 2040, donde los combustibles fósiles como el carbón, gas natural y petróleo representarán el 80% de la energía total consumida. Es importante hacer este cambio de modelo atendiendo a la nueva realidad para asegurar la adaptación de la matriz energética.
  2. Eliminar la dependencia energética. Un 89% del total de la energía consumida en el territorio español es importada. Así lo refleja el informe BP del Observatorio de Energía y Sostenibilidad. Además, pese a que las energías renovables van tomando terreno en nuestro país, los combustibles fósiles siguen dominando el mercado. Según el mismo informe, el petróleo representa el 34% de la aportación al consumo de la energía a nivel mundial, el carbón un 27% y el gas natural un 24%. Aun así, el MITECO afirma que España pasará de importar el 73% de la energía consumida en 2018 al 13% en 2050.
  3. Impulsar el desarrollo renovable. Los objetivos marcados para disminuir la emisión de gases efecto invernadero contemplan la reducción de un 23% con respecto a los niveles de 1990 de cara a 2030. Además, para ese mismo año, el 74% de la electricidad producida deberá proceder de fuentes renovables llegando al 100% en 2050. Así lo marcan los diferentes planes propuestos a nivel europeo y España tiene el potencial de convertirse en un referente de las energías sostenibles maduras, algo necesario para asegurar su competitividad.
  4. Respetar el territorio. Existe un problema entre los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y los proyectos en trámite de los permisos de Red Eléctrica en cuanto a territorio, por lo que es importante que tanto el Ministerio como las Comunidades Autónomas lleguen a un acuerdo de ordenación territorial que permita respetar el paisaje, el espacio agrario y la biodiversidad. Las previsiones del PINEC para 2030 son contar con 50 GW energía eólica y 39 GW solar fotovoltaica de potencia instalada y se estima que las solicitudes de acceso se triplicarán en ambos casos de cara a 2026. Por ello, desde la Unión Española Fotovoltaica han realizado una guía de buenas prácticas para la compatibilidad ambiental de sus instalaciones y proyectos. Además, desde el Ministerio Transición Ecológica y el Reto Demográfico han puesto en marcha un proyecto de mapas de sensibilidad ambiental atendiendo a los principales factores ambientales para zonificar el territorio nacional en niveles, con cuadriculas de 25x25 metros, de cara a la implantación de nuevos proyectos.
  5. Asegurar la sostenibilidad de la transición del sistema energético. Más del 70% de las emisiones de gases efecto invernadero procede del sector energético, según el WWF, y desde IRENA se estima que las energías renovables podrían ofrecer el 90% de las soluciones a este problema.  De acuerdo con los datos que maneja la Agencia Internacional de la Energía, la aportación de las renovables al suministro eléctrico llegará al 44% en 2040 y cubrirá casi el 67% del incremento de la demanda en energía eléctrica a través de tecnologías como la fotovoltaica y la eólica. El crecimiento de las energías renovables es innegable y, por eso, durante este año, los Presupuestos Generales del Estado destinarán un total de 5.390 M€ para asegurar la transición energética.
  6. Apostar por una economía circular. Es importante realizar el cambio de la economía lineal a una circular, un sistema económico y social basado en la reducción de la generación de residuos y en el aprovechamiento y gestión de una manera más eficiente de los recursos energéticos primarios del país. Ya en enero de 2021, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, lanzó una nueva convocatoria de expresión de interés para que las empresas pudieran presentar sus propuestas y proyectos para acceder a los 140.000 M€ que comprometió la Unión Europea a España.
  7. Estimular la inversión privada. Para poder cumplir con los 17 objetivos marcados por la agenda de descarbonización para 2030, Naciones Unidas estima que se necesitará una inversión anual de entre 5.000 y 8.000 M€, por lo que la inversión privada es indispensable. En el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en cuyos objetivos entra el movilizar un volumen total de unos 100.000 M€ de inversión pública y privada, aparece recogida, en el punto C7.R1 en el marco normativo para el fomento de la generación renovable dentro de la enumeración de reformas e inversiones del Gobierno, la necesidad de impulsar este tipo de financiación.

 

Como afirma José Manuel Suárez, CEO de IMEnergy, “enfrentar la emergencia climática y asegurar la reducción de los gases invernadero pasa por determinar los objetivos vinculantes para todos los sectores de cara a 2030 y 2050 e introducir una regulación específica”.