GAS

Rusia promete más gas a Europa para proteger su propia economía

A cambio del incremento, Moscú espera de Europa que facilite el avance del nuevo gasoducto ruso Nord Stream 2

Después de que Putin garantizase el suministro, el precio del gas ha frenado su escalada

Rusia ha prometido incrementar los suministros de gas a Europa y estabilizar este mercado ante el riesgo de que la persistencia de los altos precios del combustible se conviertan en una espada de doble filo que ocasione a largo plazo graves daños a la economía rusa. "Estamos dispuestos a ello", afirmó el presidente ruso, Vladímir Putin, al señalar que los esfuerzos de Rusia para bajar la excesiva demanda de gas y los altos precios deben llevarse a cabo "sobre bases absolutamente comerciales y que tomen en consideración los intereses de todos los participantes del proceso".

 

UN EQUILIBRIO MUTUAMENTE PROVECHOSO

Y es que a cambio de esto, Moscú espera de Europa que facilite el avance del nuevo gasoducto ruso Nord Stream 2, que Rusia promueve como garante de la seguridad energética europea, pero cuya operación se verá limitada por el Tercer Paquete Energético. La oferta rusa llega en momentos en que muchos afirman que Rusia, aunque cumple al pie de la letra sus contratos gasísticos, no ha hecho un gran esfuerzo para contrarrestar la escalada de los precios del gas y países como España han propuesto a la Comisión Europea la compra centralizada de gas.

 

Putin defendió la necesidad de "equilibrar" el mercado gasístico europeo después de que el precio del gas superara este miércoles el nivel de 155 euros por MWh. Tras las palabras del presidente, el precio del gas comenzó a caer y cerró la jornada en 104 euros por MWh.

 

RESCATAR A EUROPA PARA SALVAR A RUSIA

Se trata de una preocupación justificada de Rusia, el viceprimer ministro ruso Alexandr Novak alertó que esta crisis podría dañar al país, por lo que sugirió no solo apurar los trámites para la puesta en marcha del polémico gasoducto, sino también incrementar la oferta en el mercado spot. Y es que aunque Rusia podría sacar provecho pasajero de esta crisis, "un crecimiento brusco y anormal del precio del gas causaría una ralentización de la economía europea y mundial" que dañaría la economía rusa, declaró a Efe el director del grupo de recursos naturales y materias primas de la agencia Fitch, Dmitri Marinchenko.

"Si se mantienen los precios altos de un combustible o de cualquier producto durante largo tiempo, los clientes caen en la tentación de pensar en otras alternativas", añadió. Más cuando en la propia Europa hay cada vez más voces que llaman a reducir el uso del gas como fuente de energía.

 

La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, insistió este jueves en que las fuentes de energía renovables son la solución a los altos precios del gas y consideró "crucial" reducir la dependencia de los combustibles fósiles. "Los precios de gas al por mayor casi se han duplicado en un año, pero los precios de las energías renovables son estables", argumentó.

 

PUNTO DE GIRO

Consciente de estas amenazas, el Kremlin dio un giro radical a su postura: si antes el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, se limitaba a expresar que Moscú cumplía sus acuerdos de suministros a Europa y estaba dispuesta a vender gas adicional solo si Bruselas lo pedía, ahora Rusia es la que sale al mercado.

 

Eso después de que en septiembre el gigante gasístico ruso Gazprom se abstuviese a reservar capacidades adicionales de tránsito de gas a través de Ucrania, decisión que impulsó aún más los precios de gas. Una negativa, que según Marinchenko, "puso nerviosos a los participantes del mercado" y atizó los precios.

 

"Las cantidades de gas que se vendieron en las plataformas comerciales electrónicas para ser suministradas este año y el siguiente cayeron considerablemente en agosto y septiembre", señaló el analista, quien consideró la posibilidad de que Rusia presionase de ese modo a la UE para acelerar la aprobación del Nord Stream 2.

 

Marinchenko argumentó que la normalización de los precios "responde habitualmente a los intereses tanto de los consumidores como de los productores", y criticó a Gazprom por no haber reaccionado en este sentido a tiempo.

 

Sin embargo, los riesgos de una crisis cada vez más profunda en Europa obligaron al Kremlin a modificar su táctica y enviar una señal positiva a Bruselas.

 

El precio del gas natural TTF para entrega en noviembre en el mercado holandés, considerado una referencia para Europa, cerró el viernes en 83,75 euros por megavatio hora (MWh), lo que supone un descenso del 3,1% desde el cierre del viernes anterior, 1 de octubre, después de haber tocado techo el pasado miércoles. Aunque los precios continúan altos, desde el cierre del miércoles al viernes cayeron en un 19,4%. Una caída que se hace más evidente y alcanza el 45,9%, si se toma como referencia el máximo histórico del miércoles.