BALANCE

CROEM estima que la economía regional creció en torno al 2% en 2023

El sector primario y la industria fueron los sectores más perjudicados el pasado año. (Archivo)

La patronal asegura que aunque se han superado las expectativas, los datos dejan un toque agridulce, pues el crecimiento del Producto Interior Bruto ha resultado más moderado que el nacional.

A falta de confirmación oficial, desde CROEM aseguran que es muy posible que la Región de Murcia haya cerrado la anualidad 2023 con un crecimiento económico en el entorno del 2%, una cifra que, aun resultando valorable, deja un sabor agridulce. En el lado positivo se han superado ampliamente las expectativas, pues este avance ha resultado mucho más intenso de lo inicialmente previsto (hace doce meses el consenso de previsiones no superaba el 1%). Y se ha logrado, además, en un contexto de casi estancamiento de la economía europea, lo que viene a ratificar la capacidad de resiliencia del tejido empresarial en un momento tan convulso como el actual. Sólo así se explica la fuerte creación de empleo de estos meses, buena parte de la cual ha sido además de carácter estable, lo que ha permitido reducir la tasa de temporalidad a su mínimo en lo que va de siglo. También ha dado tregua el fuerte aumento de precios, que amenazaba con tensionar la competitividad exterior de los productos murcianos. En efecto, la inflación pasó de tasas superiores al 6% a aproximadamente la mitad a final de año, lo que ha permitido contener  algunos costes empresariales -como los energéticos- y limitar la erosión del poder adquisitivo

En la parte menos positiva, el crecimiento del Producto Interior Bruto ha resultado más moderado que el nacional -donde las primeras estimaciones se elevan al 2,5%- y sobre todo, se aprecia una intensa desaceleración a lo largo de la anualidad: si ésta comenzó con tasas del  3%, en el tramo final del año se habían reducido a poco más de la mitad. Se mantiene el comportamiento desigual por ramas de actividad: los principales soportes son cada vez menores, casos del turismo, la obra pública y, en menor medida, el comercio.

Además, dos sectores se llevan la peor parte. El primero, la industria, cuyos niveles de producción anotan la mayor caída de todas las Comunidades Autónomas, debido a la inexistencia de un Plan Industrial de la Región de Murcia -pese a las insistentes demandas de esta Confederación y de instituciones como el Consejo Económico y Social- y por la creciente tendencia a la deslocalización de algunas multinacionales. El segundo, el sector primario, en el que las elevadas temperaturas y las escasas precipitaciones han venido a dar la puntilla a los incontables déficits estructurales y problemáticas que venía arrastrando desde largo tiempo atrás. Las consecuencias más directas se están manifestando estas últimas semanas, de intensas reivindicaciones, en línea con las nacionales y europeas.  

En este sentido, resultará fundamental que la Región de Murcia utilice el contexto internacional de suave aterrizaje económico para adoptar las necesarias reformas estructurales que sectores como el industrial y el agrícola requieren. También deberá sumarse a las expectativas de futuro que la nueva ola de innovaciones, como la inteligencia artificial, está impulsando. Asimismo conviene aprovechar al máximo la llegada de las líneas de ayuda de estos últimos años, procedentes de los Fondos Next Generation, para alinearse con los objetivos de desarrollo internacionales, como son una economía más circular, verde, o social y reforzar el carácter exportador español, para abrir nuevas oportunidades en aquellas economías de mercados emergentes y en desarrollo más dinámicas, que además están favoreciendo la llegada de inversión extranjera. Con estas reformas se estaría en disposición de mitigar la ligera desaceleración de la economía murciana que se prevé para 2024, dado que según los principales  ervicios de estudios económicos, ésta se minoraría unas décimas, hasta el entorno del 1,8%.