La CROEM observa nuevos nubarrones en el horizonte económico de la Región
Para la confederación empresarial, todos los indicadores adelantan una desaceleración tanto en el crecimiento como en la creación de empleo
A la economía regional le crecen los enanos. Ante la desaceleración "más intensa de lo inicialmente esperado" que sufrió en el año 2018, en la primera parte del año 2019 el PIB regional cogió velocidad de crucero para estabilizarse en el segundo tramo del año hasta lograr un crecimiento en torno al 2%, según la estimación de la CROEM, patronal regional, a falta de la confirmación del INE.
"Se trata de una cifra contenida, mejor que la del año anterior pero lejana a las que se alcanzaron en los primeros años de la recuperación económica", valora la confederación empresarial. Una evolución que "ni ha sido homogénea en los distintos sectores ni está exenta de riesgos. Por una parte, destaca la aportación del sector industrial y de la actividad terciaria, esta última impulsada por las ramas turísticas y comerciales, beneficiadas por la contención de precios".
"En cambio, se percibe un estancamiento en construcción -especialmente en su variable residencial- y un debilitamiento de la agricultura, visible sobre todo en la campaña vegetal, muy lastrada por diversos condicionantes. El principal, la falta de recursos hídricos, que hace hoy más necesarias que nunca las aportaciones del trasvase Tajo-Segura, cuya continuidad es obligada para la supervivencia de la industria agroalimentaria regional".
Sobre el agua, la Patronal exige que "debe resolverse de inmediato y no ser una lacra Gobierno tras Gobierno".
La CROEM no pasa de puntillas en su nueva edición del Informe de Coyuntura Económica, sobre las cuentas de la Comunidad Autónoma, con un déficit "elevado que precisa de un gran compromiso para controlarlo y hacer más eficientes las Administraciones con un ajuste del gasto más racional". Lo mismo opina sobre "una deuda incontrolada que debe cambiar de rumbo; y un injusto sistema de financiación autonómica necesitado de un nuevo pacto que no admite más demora".
LOS VIENTOS YA NO ESTÁN EN LA COLA. A estas circunstancias se unen los "menores vientos de cola externos que habían impulsado la economía regional durante el pasado reciente".
"Pero también varios determinantes intrínsecos que requieren medidas concretas: los problemas estructurales de la agricultura (hídricos, medioambientales y de regulación de mercados, entre otros); la volatilidad manufacturera, que adolece de un plan industrial; o las limitaciones en la rentabilidad de establecimientos turísticos, por citar algunos".
Incidiendo sobre el turismo, la Patronal valora que "necesita de la implicación y del total apoyo en unos momentos complicados para el mismo; sin olvidar la necesaria recuperación del Mar Menor como uno de los buques insignia de la Región".
CORONAVIRUS. A estas incertidumbres se suman otras imprevistas. Entre ellas, los efectos económicos de la emergencia sanitaria internacional desencadenada por el coronavirus o Covid-19. Aunque es pronto para adelantar su repercusión -que dependerá en buena medida de la extensión temporal y geográfica del fenómeno-, para la CROEM "su impacto potencial ya es relevante y resulta aventurado adelantar cuál será el real. Preocupa especialmente en los sectores más relacionados con el comercio internacional y el turismo pero, más allá de la economía, son evidentes los riesgos que supone para la población, por lo que cualquier medida de prevención es poca. En todo caso, esta confederación hace un llamamiento a la responsabilidad para que se establezcan protocolos siempre coordinados con empresarios y sindicatos, de manera que se eviten incertidumbres y alarmas innecesarias y se sigan las pautas que marcan las autoridades sanitarias".
A FUTURO. La CROEM no se muestra especialmente optimista con respecto a lo que está por venir. en este sentido, apunta que "el deterioro del tejido productivo y de la confianza empresarial adelantan una desaceleración de la actividad, que se sitúa en una horquilla entre el 0,8% y el 1,7%, tasas en el rango medio-bajo de las distintas autonomías. Estas podrían verse además rebajadas si se materializan los múltiples riesgos existentes, algunos de ellos imprevistos hasta ahora, como la emergencia sanitaria asociada el coronavirus Covid-19".
En cuanto a los principales sectores productivos, la CROEM señala lo siguiente:
- En agricultura, el protagonismo de fenómenos extremos tuvo incidencia directa en las cosechas dando lugar a menos producciones que en años previos. A su vez la ganadería no mostró una tendencia clara, y existen diferencias según la camada, mientras la pesca continúa con su buen hacer.
- El sector industrial muestra resultados positivos por lo general a lo largo de
- todo el año, siendo mayoría las ramas que crecen a las que decrecen.
- Construcción presenta una marcha irregular, pues la variante residencial cierra el año en plano y la obra pública, si bien se mantiene en niveles elevados, ha ido de más a menos.
- El sector Servicios murciano se sitúa como el más dinámico del país (+6,3%) y vuelve a ser el puntal del crecimiento regional, secundado por el buen desempeño del comercio, el turismo y el transporte de mercancías.
No obstante, la Patronal admite que los principales indicadores económicos no son nada halagüeños ante lo que ha de venir:
- EMPLEO. Se completó un año favorable en ocupación (+7.300 ocupados) y reducción del desempleo (-3.500), aunque hay signos de debilitamiento derivados de una tasa de paro todavía elevada (16,1%, frente a 13,8% en España). Además, la creación de empleo presenta una cierta concentración geográfica (que favorece a Huerta de Murcia y Guadalentín) y sectorial (destacando actividades como Comidas y bebidas, Sanidad, Agricultura, o Comercio).
- PRECIOS. La evolución de los precios se mostró moderada a lo largo de toda la anualidad, situándose en una banda de -0,1% y +1,1%, siempre –a excepción de noviembre- en niveles más bajos que los respectivos nacionales, principalmente influida por la evolución de los costes energéticos que se presentan más moderados que en el mismo periodo de la anualidad previa.
- BALANZA COMERCIAL. Las exportaciones disminuyeron y las importaciones aumentaron, lo que generó que la anualidad cerrara con un saldo comercial negativo.
- CUENTAS PÚBLICAS. Persiste la trayectoria marcadamente desfavorable del déficit, que alcanza su peor valor desde 2015 (431 millones hasta noviembre, 1,3% del PIB). Ello, unido a la excesiva dilación de los plazos de pago, forzó la intervención de la tesorería regional por parte del Ministerio de Hacienda.
- PIB. El deterioro del tejido productivo y de la confianza adelantan una desaceleración de la actividad, que se sitúa en una horquilla entre el 0,8% y el 1,7%, tasas en el rango medio-bajo de las distintas autonomías. Estas podrían verse además rebajadas si se materializan los múltiples riesgos existentes, algunos de ellos imprevistos hasta ahora, como la emergencia sanitaria asociada el coronavirus Covid-19.