Coato aumenta en un 40% la producción de col
La cooperativa descarta en el futuro ampliar sus plantaciones de col picuda a otras zonas más allá del Valle del Guadalentín, buscando fincas a mayor altitud y, por tanto, más frescas.
La cooperativa agraria Coato cerró la pasada campaña de col picuda con un incremento del 40% en su producción, en una campaña en la que este cultivo ha destacado por su calidad.
“La col picuda un producto que se nos da muy bien. Nuestros clientes están muy contentos con la calidad y nuestros socios también porque han conseguido hacerse con el cultivo de este producto y hemos mejorado su aprovechamiento”, indica Antonio Costa, vicepresidente de Coato, que adelanta que para “la próxima campaña el objetivo es duplicar la producción”.
Estos cultivos, desarrollados principalmente en el Valle del Guadalentín, han sufrido mínimas incidencias durante esta campaña. Y ello debido en gran parte a la perfecta coordinación entre el departamento técnico y los agricultores, lo que ha permitido que el grado de aprovechamiento de las fincas haya sido bastante alto. “Eso, unido a buenos precios de venta, ha supuesto que los resultados de este año en este producto sean muy positivos", explica Ginés Cascales, director-gerente de la cooperativa.
Coato, además, no descarta en el futuro ampliar sus plantaciones de col picuda a otras zonas más allá del Valle del Guadalentín, buscando fincas a mayor altitud y, por tanto, más frescas. “Estas latitudes nos permitirían poder alargar un poco la campaña si nuestros clientes lo necesitan”, apuntan.
Un producto que desde la cooperativa recuerdan que su principal destino siempre ha sido Inglaterra, aunque este año se ha empezado a comercializar a otros países. “En Suecia y Alemania se ha obtenido un plus en rentabilidad, por lo que son mercados en los que vamos a crecer la próxima campaña”, avanzan desde la cooperativa.
Unos resultados más que positivos ante los que se cierne la negra nube de la amenaza que supone el anunciado recorte del Trasvase Tajo-Segura por las medidas impuestas por el Ministerio de Transición Ecológica. “Puede ser un mazazo porque nuestros socios tienen una alta dependencia de sus aguas y, llegado a un extremo podrían verse abocados a dejar sin cultivar parcelas, con el desastre económico que esto supondría”, avisa Costa. “Sinceramente esperamos y deseamos que esta complicada situación tenga un final feliz para tantas y tantas familias que dependen de este recurso tan preciado en nuestra zona como es el agua”, afirma.