¿Responsabilidad social y deporte con la Supercopa de Fútbol en Arabia Saudí?
Como miembro de una asociación (MásRSC) compuesta de personas y profesionales amantes de la responsabilidad social y que quieren contribuir a dejar este mundo un poco mejor, me resulta muy chocante que se haya celebrado el título de la Supercopa de Fútbol en Arabia Saudí, me genera ciertas contradicciones entre lo que se dice y lo que luego realmente se termina realizando. Vaya por delante que aquí se juntan dos de mis grandes pasiones, el fútbol y la RSC, una conjunción que debería ser una simbiosis perfecta de defensa de los valores que defiende el deporte y la responsabilidad social, es decir, valores como integración, respeto a la persona, tolerancia, autodisciplina, responsabilidad, cooperación, etc.
Quizá estemos hablando de cierta hipocresía, llevando esta supercopa a un país, Arabia Saudí, en el que la democracia y los derechos de las personas ni están ni se les esperan, pero quizá debemos esperar y exigir que una democracia avanzada como la nuestra dé ejemplo no solo aquí, sino donde va y donde puede influir para poder cambiar comportamientos y actitudes que pueden ir en contra de los derechos humanos, de la igualdad, la justicia y la solidaridad. Ya se que históricamente han existido ejemplos en países en los que en determinados acontecimientos (Pekín, Argentina, México, Qatar con el próximo mundial de futbol, etc.) se han conculcado derechos y libertades, pero se supone que en los tiempos en los que estamos y con el compromiso de la Agenda 2030 de la ONU por todos los países, instituciones y empresas, estas situaciones deberían evitarse, pues de lo contrario vamos en contra de los objetivos del desarrollo sostenible que marca la ONU, especialmente los objetivos nº 5 (igualdad de género), nº 4 (educación de calidad), nº 8 (trabajo decente y crecimiento económico) y nº 10 (reducción de las desigualdades). ¿En verdad la Federación de Fútbol cumple con esos compromisos llevando la Supercopa a Arabia Saudí?
Arabia tiene un sistema político que viola los derechos de las mujeres, de los homosexuales y de otros colectivos, donde se asesina a periodistas, por lo que la celebración de esta supercopa allí supone blanquear el incumplimiento de la Agenda 2030 y de las acciones e informes de responsabilidad social corporativa que la Federación proclama. La RFEF debe ir más allá del puro beneficio económico para atender a sus distintos grupos de interés (aficionados, deportistas, federados, administraciones y la sociedad en general) y sus objetivos deberían ir en línea con un impacto social positivo en defensa de los valores del deporte y de la responsabilidad social corporativa que tiene. No todo debe valer, no se debe poner la mano para coger dinero a costa de lo que sea tapándose la nariz.
El 4 enero de 2019, la Real Federación Española de Fútbol presentó la creación de su Comité de Responsabilidad Social Corporativa, para desarrollar iniciativas en beneficio de los aficionados del fútbol y de la sociedad en general, estableciendo como retos prioritarios el fomentar la transparencia y el buen gobierno corporativo, promover estrategias de igualdad y no discriminación, y apostar por una sociedad inclusiva e integradora a través del deporte. El presidente de la federación dijo en ese acto que con ese Comité de RSC se trataba de “avanzar en responsabilidad social dentro del mundo del fútbol, contribuir a lo establecido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, y apoyar la agenda española de cooperación internacional a través del futbol como mejor enseña de la Marca España”. Me pregunto si en verdad el llevar la supercopa a Arabia, por un importe de unos 40 millones de euros al año, es ser coherente con los principios y valores que el deporte debe tener, si en verdad no decimos una cosa y luego terminamos haciendo otra como muchas empresas y organismos a los que se les llena la boca de ser responsables socialmente y luego no tratan con respeto y dignidad a sus empleados o no cumplen con sus compromisos medioambientales, mientras tienen sus paredes y páginas web llenas de declaraciones de valores y principios y realización de memorias de sostenibilidad que cuando rascas un poco resultan que carecen de autenticidad y honestidad, diciendo y publicando unas cosas y luego realizando otras muy diferentes. En RSC se trata de ser más que de parecer, no de aparentar, se trata de hacer RSC desde la autenticidad y no del blanqueo de regímenes, actitudes y comportamientos que deben ser eliminados de nuestra sociedad.
Decía el presidente de Federación, Luis Rubiales, que “lo que estamos haciendo aquí es ayudar mucho al desarrollo de las mujeres en el fútbol, que es nuestro cometido” pero luego ves que la supercopa femenina se ha realizado en Las Rozas (Madrid), cuando ayudar de verdad a las mujeres en Arabia mediante el futbol sería llevar la Supercopa femenina allí y no la masculina, no creo que deban tomarnos por ilusos. Las mujeres en ese país apenas disfrutan de derechos: Arabia Saudí está situada en la posición 141 en relación a 144 países de todo el mundo en lo tocante a la libertad de las mujeres; apenas constituyen el 13% de la fuerza laboral; son víctimas de numerosas discriminaciones; existe un sistema de tutela masculina que exige a las mujeres conseguir la aprobación de un familiar varón para obtener autorización sobre decisiones en torno a educación, trabajo, matrimonio, planes de viaje o incluso tratamiento médico; no pueden casarse o vestirse libremente; etc.
Me planteo si somos sostenibles con este tipo de actuaciones, creo que el deporte y la RSC son otra cosa, no todo vale por dinero, tenemos que defender los valores del deporte y los objetivos del desarrollo sostenible, especialmente con la defensa de los valores de la justicia, igualdad y solidaridad y la defensa de los derechos humanos. Ese y no otro debe ser el camino.