Una forma realmente barata para causar una buena impresión

No necesitas un millón de dólares, ni una casa bonita, ni joyas, ni tampoco un deportivo deslumbrante. Para causar una buena impresión necesitas, ante todo, una sonrisa.

 

Sonríe.

 

El hecho de sonreír no sólo causa una buena impresión en los demás, puesto que les estás diciendo “hola, me siento feliz y me alegro de verte” sino que, además, tiene un efecto positivo sobre los sentimientos propios.

 

En serio, sonríe.

 

Elbert Hubbart, un filósofo estadounidense de principios del siglo XX escribió: “cada vez que salga a la calle, retraiga el mentón, yerga la cabeza y llene sus pulmones hasta que no pueda más; bébase el sol y salude a sus amigos con una sonrisa y ponga el alma en cada apretón de manos”.

 

Puede que estés pensando que a veces resulta difícil sonreír y mantener el buen talante. A veces porque no encuentras motivos y otras porque, simplemente, no tienes ganas.

 

Mi propuesta es que te esfuerces en ello: oblígate a sonreír. Si estás solo silba o tararea. Haz como si fueras el ser más feliz del mundo y esta actitud te acabará convirtiendo en un tipo feliz de verdad. Te ayudará a mantener una actitud mental adecuada y a afrontar los retos o dificultades de la vida.

 

Ya sabes, para el nuevo año, no salgas de casa sin tu sonrisa puesta. Nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien ya no le queda ninguna que dar.