Reflexiones sobre la salud mental
Este martes, 10 de octubre, Día de la Salud Mental, no puedo evitar reflexionar sobre este tema tan presente en nuestras vidas, y al que tan poco tiempo y recursos dedicamos.
La pandemia nos ha conducido a vivir situaciones límites y ha hecho tambalearse hasta los cimientos más sólidos. Su impacto en la salud mental ha sido devastador, llegando a incrementar entre un 25% la prevalencia de la depresión y un 27% de la ansiedad.
La triste realidad, es que a día de hoy, todos conocemos a alguien afectado de algún trastorno mental. De hecho, muchos consideran que estamos ante una nueva pandemia “silenciosa”. Su recuperación va a requerir más tiempo del que a todos nos gustaría.
Cuando la crisis sanitaria del Covid19 parecía estar llegando a su fin, han entrado en escena una serie de eventos a nivel mundial que no esperábamos: nuevas guerras, crisis energética, inflación… Últimamente vivimos con la sensación de estar viviendo una película de ciencia ficción o un mal sueño del que no podemos despertar
¿Cómo ha afectado todo esto a la salud mental en las empresas?
Empecemos por hablar sobre pequeños empresarios y autónomos. Los psicólogos alertan de que casi un millón de autónomos y pequeños directivos, continúan con problemas de salud mental que iniciaron durante la pandemia.
Y, ¿por qué está ocurriendo?
· Toma de decisiones muy difíciles.
· Entornos muy volátiles.
· Situaciones financieras y económicas complicadas (a veces apostando tu patrimonio personal).
· Perspectiva de que no disminuya esta incertidumbre a corto plazo.
¿Cómo podemos ayudar al empresario?
· Dignificando la figura del empresario/autónomo, como ente generador de riqueza en el país.
· Apoyando con medidas fiscales, acceso a financiación y otras medidas de apoyo… para asegurar la subsistencia de las empresas rentables y darle continuidad a los autónomos.
La salud mental de los asalariados o trabajadores
Son muchos los signos que nos pueden alertar del déficit de salud mental en nuestros trabajadores: incremento de conflictos interpersonales, dificultad para conciliar el sueño, ausencias o retrasos repetidos no justificados, expresiones de ansiedad, ira, deterioro del aspecto físico, de la higiene, pérdida de productividad...
¿Es consciente el empresario del papel que juega en la salud mental de sus trabajadores? Si las personas son nuestro activo más importante… ¿Qué podemos hacer al respecto? Lógicamente no podemos resolver los problemas que cada uno tiene en su casa, así que debemos marcarnos objetivos asumibles.
En mi humilde opinión, tenemos que empezar por ir al pilar más básico: crear un entorno seguro y de confianza en el que la persona pueda cuidar su bienestar emocional en su puesto de trabajo. ¿Cómo lo haremos?
· Estableciendo reglas bien definidas que promuevan un buen ambiente laboral.
· Acabar con la precariedad e incertidumbre laboral.
· Eliminar las culturas tóxicas existentes en nuestras empresas.
· Apoyar en lo posible la conciliación familiar.
· Respetar horarios de trabajo y horas de descanso.
Estoy seguro que se puede hacer grandes listas, y que estos aspectos pueden resultar muy básicos, pero la realidad es que aún están lejos de implantarse en muchas empresas, y que tenemos mucho trabajo por hacer.
Vienen tiempos difíciles que pondrán a prueba la salud mental de todas las personas que constituyen una empresa. La subsistencia de esta va a depender del entendimiento entre las personas que la forman.
Luchemos por eliminar la cultura del miedo en el ámbito laboral, apostando por el entendimiento, la motivación, cuidando el bienestar emocional de los trabajadores, pues estoy convencido de que son la llave del éxito que está a nuestro alcance, para surfear esta nueva pandemia que estamos viviendo.