Positividad tóxica
Creo que el hecho de que ya se nos hayan olvidado parte de los buenos propósitos que hicimos a principio del mes es un mecanismo de defensa y supervivencia de nuestra mente. Realmente, esforzarte en ser alguien que no eres es un trabajo arduo que suele arrastrar un largo historial de fracasos.
Ni estoy ni soy negativo y, como psicólogo, creo que hacer un intento para librarnos de aquellas cosas que valoramos como lastres es loable. Pero debemos de andar con sumo cuidado. La psicología tradicional se ha centrado en el mundo de las patologías y en evitar el malestar y la insatisfacción. La psicología positiva nació con el objetivo de estudiar lo que hace que la vida valga más la pena, poniendo el foco en las características positivas del ser humano. Todos queremos ser más felices.
Desde hace unos años, ha aparecido una tendencia que, con la mejor intención, ha pervertido la positividad en positividad tóxica. La sociedad esta llena de mensajes para que pienses en positivo y no tengas pensamientos pesimistas, como, por ejemplo, “¡No te preocupes, sé feliz!”, “¡El fracaso no es una opción!”, “¡Solamente sé positivo!”, o el popular “¡Todo irá bien!”.
Es una fantasía de un mundo perfecto, donde el mal, el daño, la decepción y la adversidad no tienen cabida. Pienso en Instagram, donde las vidas, los cuerpos, los viajes, las comidas y las relaciones son perfectas. Pero cuando se compara el mundo perfecto con el nuestro, la posibilidad de desanimo se acrecienta, porque ese pensamiento encubre o silencia vivir en la realidad.
Borrar de un plumazo los pensamientos negativos e imponer el pensamiento positivo como solución de los problemas tiene riesgos para nuestra salud mental y física, ya que las emociones reprimidas generan estrés, abren la puesta a la ansiedad y nos acercan a la depresión. A esto hay que añadir que se pueda sentir vergüenza de estos sentimientos, lo que llevará a aislarse y a no pedir ayuda.
Alejado de ese pensamiento tergiversado, leo un articulo de Jessica Seal (The Guardian), que me parece disruptivo y divertido, para que cada cuál saque las conclusiones que más le convengan. Con frecuencia el motor de nuestra mejora está motivado por la culpa y la vergüenza, lo que nos lleva a castigarnos con dureza. Lo que se propone no es que nos quitemos los malos hábitos, sino aprovecharnos de ellos.
Destaco los que me han parecido más interesantes.
- PONTE EN PRIMER LUGAR. Está bien decir que no, que no es importante para ti, que no te importa lo que los demás piensen de ti. No te midas con los estándares de los demás.
- HAZ LAS PACES CON TU CUERPO. El ideal de belleza es doloroso y frustrante. La positividad ingenua te conduce al fracaso. La ley de gravedad siempre acaba ganando. La aceptación y el amor por tu cuerpo libera y sube la autoestima.
- SÉ BRILLANTEMENTE PEREZOSO. Las cosas que nos importan son las únicas que vale pena hacerlas bien. Para las demás hay que ser inteligentemente perezosos. Nuestra vida ha de reflejar lo que es importante para nosotros, no para los demás.
- AMAR LAS EMOCIONES NEGATIVAS. Aprender a sentir emociones difíciles hace que sea más fácil cuando las cosas vayan mal. Hay que navegar por la tristeza, la ira, el miedo… y darnos permiso para sentir cosas incomodas, en lugar de ahuyentarlas. A veces está bien no estar bien.
- ESTAR MODERADAMENTE DESORGANIZADOS. El caos nos es útil. Los sistemas desordenados son robustos y flexibles. Tener un estupendo desorden es más eficaz que hacer un “Marie Kondo”
- SER MENOS CONSCIENTE. No quieras ser consciente cada segundo. Date un respiro y déjate ir un poco. Ser muy conscientes tiene efectos secundarios en muchas personas.
- TRABAJA MENOS. El exceso de trabajo es contraproducente. Nos hace menos felices, genera agotamiento y afecta al rendimiento. Trabaja menos, pero mejor.
- NO HAGAS DIETA. Se más compasivo y amoroso contigo. Se más suave y perdónate. Trátate como si ya hubieras perdido peso y disfruta de la vida inteligentemente. La culpa y la vergüenza son sentimientos comunes en las personas que necesitan consuelo y lo encuentran en la comida.
- DESCANSA MEJOR. Define lo que te descansa y aplícalo sin sentirte culpable. No te sientas mal por descansar, sea en el sofá o en el SPA.
- PARA SER TÚ, TRÁTATE CON MÁS AMABILIDAD. Sé más auto bondadoso y trabaja la autoaceptación. Es difícil de aprender, pero es muy útil, divertido y emocionante.
- TEN EL DESORDEN QUE TE APETECE. Ordenar solo si realmente queremos. Hay una relación entre nuestras cosas, nuestra identidad y nuestro sentido del hogar. Infundimos significado en nuestras pertenencias y son extensiones de nosotros mismos y nos conectan con nuestro pasado y con nuestros seres queridos.
A mi me parecen una bocanada de aire fresco para releerlos de vez en cuando y recordarnos lo que decía Elbert Hubbard: “No te tomes la vida tan en serio, de todas formas, no saldrás vivo de ella”.