Extraña contradicción en la FP

Tras muchos años de experiencia (pronto se cumplirán 45 años desarrollando actividad en distintos puestos del sector industrial, tanto en Cartagena como a nivel nacional), no puedo dejar de asombrarme por una extraña contradicción que he detectado y que, hasta ahora, considero insalvable. 

 

Por una parte, hay una cantidad creciente de jóvenes sin trabajo o con empleos muy precarios, y por otro lado todas las empresas dedicadas a la construcción industrial y naval, al montaje y al mantenimiento encuentran muchas dificultades a la hora de buscar trabajadores especializados y cualificados, existiendo una gran cantidad de puestos de trabajo vacantes que nos vemos obligados a cubrir importando mano de obra de otras regiones o países. De hecho, ya hay ETTs de Portugal, Polonia, Rumania, Grecia y otros países ofreciendo profesionales a empresas de toda España y, por supuesto, de nuestra Región.

 

Tremenda contradicción esta cuando, hace menos de 25 años, éramos nosotros los exportadores de mano de obra cualificada para todo nuestro país y para el mercado exterior. ¿Y a qué se debe esta situación tan mala para el sector? Todos sabemos que se ha producido por la pésima gestión que se está haciendo de la Formación Profesional en los distintos gobiernos del Reino de España y, aún peor, en las distintas comunidades, incluida la nuestra.

 

Aquí llevamos ya más de 30 años reclamando una solución, pero estamos cada día peor. Muchos cursos y muchos títulos en papel de baja calidad (si, hasta el papel del título carece de calidad y ni siquiera tiene un formato que se pueda enmarcar), pero el resultado final es el que ya todos conocemos: parados y más parados y, como contraposición, aulas vacías o semi vacías en centros de formación para muchas profesiones que tendrían opción de colocación, y con buen salario, al día siguiente de obtener el título. 

 

La realidad es palpable: hace 35 años, salía 4-6 Ingenieros de la Universidad y 25-30 alumnos de Formación Profesional y, sin embargo, hoy es lo contrario. Pero ¿quién se preocupa de vender en televisión, en las redes y en la sociedad en general que la FP ofrece colocación segura a los que consiguen un título y un buen salario? La administración, que sería la primera que debería hacerlo, nada de nada; y no será porque las asociaciones profesionales no llevamos ya tiempo diciéndoselo por activa y por pasiva y casi llegando al insulto para que reconozcan su incapacidad en algunas ocasiones y se dejen aconsejar por quienes sufren esta situación y saben mucho, pero mucho, de este tema.

 

Pero no se nos escucha y ahí tenemos el resultado. Por desgracia no tenemos una política, una estrategia o un plan de desarrollo que nos haga vislumbrar una mejoría de la situación. Después de muchas reuniones, visitas, grupos de trabajo y de escuchar a todos los actores que podrían tener alguna relevancia en este problema he podido comprobar que:

  • Los centros educativos tienen equipos con 20 años de antigüedad de media (algunos llegan a los 70 años), con actualizaciones y mantenimientos deficitarios y las instalaciones suelen estar algo deterioradas o ser insuficientes.

 

  • La administración responsable de la formación profesional dispone de presupuestos bajísimos, comparado con lo realmente necesario, e intenta hacer encajes imposibles con ellos para contentar a todo el mundo confiando en que la FP DUAL sea suficiente para disminuir el coste de la Formación Profesional. En realidad, el problema es que desconoce dónde invertir prioritariamente para generar la mayor y más rápida rentabilidad económica y social.

 

  • Algunos jóvenes y sus padres siguen anclados en la idea de que el prestigio y el dinero se consiguen estudiando en la universidad cuando, actualmente, un titulado de formación profesional cualificado tiene un salario mayor que un ingeniero. 

 

  • A la vista de todo lo anterior, no es de extrañar que los profesores se mimeticen y se adapten a esta situación “haciendo lo que se puede”. Además, no hay un número suficiente de profesores actualizados en las técnicas, procedimientos y materiales que la industria emplea hoy en día. 

 

Entonces, ¿Qué podemos hacer con estos mimbres? ¿Realmente podemos hacer algo? La respuesta es SI, lo único es que debemos tener claro que no podemos seguir haciendo lo mismo, ya que no funciona.

 

Cuando un presupuesto es muy limitado, cualquier empresa se afanaría por identificar qué productos son los que generan más valor añadido y mayores beneficios en el menor plazo posible, localizando al mismo tiempo las zonas de mayor rentabilidad de entre todas en las que está implantada.

 

En nuestro caso, la fabricación industrial y naval es la que más valor añadido y rentabilidad económica/social genera y la zona de mayor concentración es Cartagena. Tanto es así que 1 € invertido en acero genera entre 6 y 500 € de valor añadido en el producto, dependiendo del tipo que sea. Y lo que para la Educación Profesional es más importante: cada empleo creado en estas industrias genera 5 empleos más en las industrias auxiliares y de servicios. O lo que es lo mismo, un solo puesto de calderero, tubero o armador naval generaría 5 puestos más y con ello una sinergia enorme. Por el contrario, un puesto de peluquero generaría tan solo 1,2 puestos, un puesto de administrativo solo 1 puesto, un puesto de técnico en animación de actividades físicas y deportivas 1,1 puestos, etc… mientras que ese puesto en la industria genera administrativos, peluqueros, etc…

 

Con estas premisas, ya sabemos cuáles serían los ciclos en los que deberíamos invertir: el Ciclo Medio de Soldadura y Calderería, Ciclo Superior de Construcciones Metálicas, Ciclo Medio de Mantenimiento Industrial, Ciclo Superior de Mecatrónica y el Ciclo Superior de Producción en Fabricación Mecánica. Y también sabemos que Cartagena es la localidad en la que existe una mayor concentración de estas industrias. Lo único que tocaría ahora es hacer un esfuerzo entre todos e invertir en estos ciclos para su actualización y modernización, contando con el asesoramiento de las propias empresas del sector.

 

Además, en el caso de implantación de ciclos nuevos, en lugar de montar estos ciclos medianamente equipados en varias localidades, lo suyo sería concentrar el presupuesto para equipar totalmente el ciclo en una localidad, y cuando este ya haya generado sus beneficios, ir montándolo en el resto de poblaciones.  Precisamente este es el caso de la implantación del Ciclo de Grado Superior de Construcciones Metálicas; si ahora mismo concentramos la inversión en este ciclo en Cartagena, en poco tiempo se podría implantar en otras localidades, equipado también en su totalidad.

 

Por último, los profesores que forman a nuestros futuros operarios deberían reciclarse en nuestras propias empresas. Conozco a algunos de ellos que lo han hecho a nivel personal y a algunos otros que lo han hecho a nivel institucional, pero debería implantarse un procedimiento más universal que abarcase a todos ellos.

 

Lo cierto es que no resulta fácil ilusionar a los jóvenes para que se integren en la FP. Quizás, si creásemos una marca como Universidad Laboral (que ya funcionó, y muy bien, pero que, como en tantas ocasiones, nos empeñamos en borrar todo lo anterior y así nos brilla el pelo…), podríamos conseguir darles otro aliciente a los jóvenes para que se sintiesen más atraídos por ella.

 

Se debería aprovechar el liderazgo de los puestos de trabajo que se necesitan, el talento de las personas que saben, crear una cultura de esta línea de educación/trabajo y el propósito de movilizar gentes hacia este nuevo mercado de trabajo que, bien dirigido, impactará en nuestra sociedad en el destino que su busca, padres e hijos y como resultado colocación y puesto de trabajo/salario. Al final y detrás de todo este tema no será lo que se cuenta, si no la realidad de un futuro laboral que tendrá un efecto exponencial.

 

Creando esa imagen de empleo, como si fuera una marca, un logo empresarial de producto, una buena comunicación en redes de todo tipo y sectores, una buena web... se genera una estrategia de marca que te lleva al éxito total, está más que demostrado. Sin embargo, una nula o mala estrategia de marca y venta del producto te acerca a donde estamos, que sin ser derrotista se llama fracaso. Porque está muy claro, tenemos muchísimos parados, necesitamos muchos profesionales y estamos donde estamos, que nos lo expliquen.

 

Quiero terminar con una idea que vendría muy bien que aplicasen aquellos a los que les corresponda: "A los ignorantes les aventajan los que leen libros. A estos, los que retienen lo leído. A estos, los que comprenden lo leído. A estos, los que se ponen manos a la obra". Pues, tomando nota.