jueves. 21.11.2024

La noche y la madrugada del 26 de mayo de 2019 serán recordadas como la noche en la que se vivió un vuelco histórico en la historia electoral de la Región de Murcia. Diego Conesa (PSOE) puso fin a un cuarto de siglo de victorias 'populares'. Fue una victoria en el filo, sobre la bocina y por apenas unas decenas de votos, que todavía ha de verse refrendada por los pactos postelectorales para que surta efecto el cambio.

 

Ahí la decisión corresponde a Ciudadanos, el partido liderado por la periodista Isabel Franco, quien tiene en su mano derecha a Fernando López Miras y en la mano izquierda a Diego Conesa, y será esa formación la que decida a quién de los dos coloca en la presidencia de la Región. Será el momento de saber cuánto de verdad había en los cordones sanitarios, en el compromiso por la "regeneración" y en las descalificaciones y promesas de los últimos quince días.

 

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Por lo pronto, el buen sabor de boca sólo le queda a Conesa, el gran triunfador de los comicios, la cara de la victoria socialista frente a la derrota popular. Los socialistas son los únicos que acabaron la noche plenamente contentos, tras una jornada electoral infartante e inesperada, en la que los dos principales partidos se estuvieron turnando el escaño 17 a cada actualización del recuento, frente al avance contenido de Ciudadanos, la irrupción algo corta de Vox comparada con los resultados del 28-A y el cataclismo de Podemos, que perdió dos terceras partes de su representatividad en la Asamblea.

 

Fue un sprint final sin precedentes en la historia electoral española, con momentos en los que los dos partidos se jugaban la presidencia de la Región en una horquilla de apenas 14 votos, aunque en el momento en el que el popular López Miras decidió salir a conceder la derrota la diferencia entre ambas candidaturas era de 488 sufragios.

 

 

En el PP, pese a las impostadas sonrisas frente a los fotógrafos, las caras eran todo un poema. El presidente López Miras felicitó "al partido más votado", evitando mencionar expresamente a Conesa o al PSOE. El líder popular se aferró a lo que denominó "una amplia mayoría social de centro derecha" para justificar que entablará contactos con Ciudadanos y Vox para mantenerse en San Esteban.

 

Esa cuenta sale, pero también suma la ecuación PSOE+Cs, que no necesitarían a Podemos, ni por activa ni por pasiva, para refrendar la victoria electoral socialista y convertir a Conesa en presidente. Ahí, de nuevo, Isabel Franco tiene la palabra, y también Rivera, quien anunciaba desde Madrid que "gobernaremos en Murcia".

 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez respondía, en clara alusión a la situación creada en Murcia y en alguna otra CC AA, que "es hora de levantar los cordones sanitarios", pidiendo que hicieran presidente a su hombre en Murcia.

 

Mientras, la fiesta se instalaba en el Mercado de Correos, sede improvisada de Vox, donde Pascual Salvador Hernández celebraba que "hemos puesto el pie en las instituciones"; y el funeral en la sede de Podemos, donde Urralburu no ponía paños calientes a los "malísimos" resultados, mientras que su líder nacional, Pablo Iglesias, era el único que no se atrevió a salir a valorar los resultados. Iglesias cada día parece más amortizado en la formación morada.

 

 

En clave municipal, José Ballesta veía recortada su mayoría en Murcia y ganaba al socialista José Antonio Serrano por un ajustado 11-9, aunque le salen las cuentas para gobernar con Ciudadanos y todavía tiene los dos ediles de Vox en la recámara. Para los socialistas, la única ecuación posible (o más bien imposible) es la suma con Ciudadanos y Podemos.

 

Al otro lado del Puerto de la Cadena, Movimiento Ciudadano, el partido de Pepe Lopez, celebraba un triunfo que podría ser insuficiente para gobernar, dadas sus pésimas relaciones con el resto de formaciones. Noelia Arroyo salvó los muebles para el PP y Ana Belén Castejón se quedó con los mismos seis concejales que logró en 2015. También se salvó el lorquino Pencho Gil, que podría seguir al frente del ayuntamiento de la Ciudad del Sol. En total, el PSOE ganaba en 29 de los 45 municipios, aunque bien se sabe que en las elecciones autonómicas y municipales ganar no significa gobernar.

 

Marcos Ros, por su parte, se quedó a dos escaños de lograr que la Región tuviera un representante en el Parlamento Europeo (el PSOE sacó 20 y él va en el puesto 22 de la lista), pero todo hace indicar que más temprano que tarde conseguirá su silla en Bruselas, por las previsibles renuncias en la lista socialista y la posible redistribución de escaños si se consuma el Brexit.

 

De momento, casi todo sigue en el aire. Llega la hora de los pactos y las negociaciones.

Victoria socialista en el filo, gobierno en el aire