Fundada en 2021, BioProcesia es una startup biotecnológica, ubicada en el vivero empresarial del CEEIC, que convierte subproductos de la industria alimentaria en proteínas de alto valor nutricional para consumo animal.
Así, esta empresa emergente nace con el propósito de contribuir en la transición hacia una alimentación animal más sostenible, circular, saludable y resiliente; fruto del esfuerzo de cuatro cofundadores que combinan una sólida formación en biotecnología, economía circular e ingeniería, pero también en emprendimiento, gestión empresarial y finanzas: Guiomar Sánchez Carrón, CEO; Adrián Cerezo García, COO; Javier Fernández Gallardo, CFO; y Bruno Dureux Parize, Strategy Advisor.
Durante sus primeros años de vida, la empresa ha alcanzado diversos hitos, como la obtención del sello de innovación EIBT en abril del pasado año o el cierre de su primera ronda de inversión, también en 2024, en la que se sumó la cartagenera Mecánicas Bolea como accionista.
Igualmente, y desde sus inicios, BioProcesia cuenta con Innoventures Capital como socio, cuyo equipo ha ayudado a la startup en lo referente a su plan financiero y su estrategia empresarial; de hecho, fueron quienes impulsaron la ronda de financiación. En este punto jugó también un papel importante el CEEIC, pues fue en uno de sus eventos donde la startup inició el contacto con el principal inversor, Mecánicas Bolea.
Sobre esto y mucho más nos ha hablado su CEO y cofundadora, Guiomar Sánchez.
- Sabemos que la empresa nació en 2021, pero… ¿cómo surgió la idea?
La idea comenzó a gestarse algún tiempo antes. Sabíamos que la industria cárnica y acuícola se enfrentaba al desafío de encontrar fuentes de proteína rentables y sostenibles para alimentar a sus animales. Como doctora en biotecnología industrial, había trabajado en diversos proyectos de investigación aplicando tecnologías de fermentación para desarrollar fuentes innovadoras de proteína y otros bioproductos. Así nació BioProcesia, con el objetivo de convertirse en un catalizador de cambio para el sector de la nutrición animal, brindando soluciones sostenibles basadas en biotecnología.
- ¿Cómo fueron los inicios? ¿Con qué obstáculos os encontrasteis?
Los inicios fueron un reto en sí mismos, ya que estábamos desarrollando un producto innovador que no existía en el mercado. Antes de constituir la empresa, decidimos validar la idea para entender su verdadero potencial. El siguiente gran obstáculo fue desarrollar un producto con un alto componente tecnológico desde cero. Al principio, nos apoyamos en terceros, como partners tecnológicos (UMU, CTNC), para iniciar el desarrollo y probar el producto. Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que este enfoque no era el más ágil. Fue entonces cuando decidimos buscar inversión para poder contar con nuestras propias instalaciones de I+D. Actualmente, el reto más grande es lograr abrirnos un espacio en el mercado y ganar la confianza de nuestros primeros clientes.
- Definís vuestro producto como rentable, asumible y sostenible, ¿qué os hizo ver que la alimentación animal necesitaba algo así? ¿Cómo habéis logrado reunir estas tres importantes características?
Esta industria enfrenta una doble crisis. Por un lado, hay escasez de fuentes de proteína, como la harina de soja o la harina de pescado, con precios al alza y suministro incierto. En acuicultura, por ejemplo, el 30% del coste de producción de pescado proviene de la alimentación. Por otro lado, hay una creciente presión social debido al impacto ambiental del sector, relacionado con la emisión de gases de efecto invernadero y uso extensivo de recursos limitados. El mayor impacto proviene precisamente de la producción del pienso, especialmente de las proteínas que contiene. Es urgente repensar y transformar el sistema productivo actual, buscando fuentes de proteínas sostenibles, con un mínimo impacto ambiental, y desvinculadas de la agricultura y los recursos naturales limitados. La proteína microbiana, no solo es de calidad similar o superior a las proteínas que se utilizan actualmente, sino que se produce de manera eficiente, reaprovecha subproductos agroalimentarios, lo que la hace una opción económica y que permite al sector reducir su huella de carbono.
- Habladnos de las soluciones que ofrece Bioprocesia, ¿a qué sectores van dirigidas?
Las soluciones de BioProcesia se enfocan principalmente a acuicultura y alimentación de mascotas, aunque también podrían aplicarse a la ganadería. Para estos animales, especialmente en las fases tempranas de crecimiento, donde la supervivencia es crítica y baja, se hace necesario el uso de altos contenidos de proteínas altamente digeribles. En la alimentación de mascotas, el componente de sostenibilidad, cada vez más demandado por los consumidores finales, cobra importancia.
- ¿Qué las diferencia de las del resto de empresas del sector?
A diferencia de las fuentes de proteína convencionales, nuestro producto se produce en biorreactores utilizando subproductos agroalimentarios como material de partida, lo que reduce significativamente el uso de agua, energía y recursos naturales, reduciendo su impacto ambiental. Además, es una producción más estable en precio y suministro, ya que no depende de factores como el clima o la geopolítica.
En comparación con otras proteínas alternativas, la proteína microbiana destaca por su alto valor biológico y nutricional, con un perfil de aminoácidos completo, lo que la hace ideal para formular piensos más eficientes y saludables.
- Convertís restos agrícolas en proteínas microbianas para alimentar a los animales, ¿cómo es el proceso hasta obtener el producto final?
Nuestra tecnología se basa en la producción mediante fermentación de proteína de origen microbiano o Single Cell Protein. Nuestro proceso biotecnológico trata los subproductos agroalimentarios para producir un caldo de crecimiento. Nuestros microorganismos son capaces de utilizar los nutrientes que todavía quedan en estos subproductos para multiplicarse y generar una biomasa con un contenido muy elevado en proteína de alto valor biológico. Esta biomasa es secada y utilizada como fuente de proteína para formular los piensos. Proteína alternativa para mejorar la salud y la productividad en alimentación animal, respetando el planeta.
- La innovación es algo que lleváis por bandera, lo que os hizo conseguir el sello EIBT en abril de 2024, ¿cómo recibisteis esta distinción? ¿Qué supuso para la empresa?
Recibimos el sello EIBT con una gran alegría y orgullo, ya que representa el reconocimiento a todo el trabajo y esfuerzo invertido en I+D durante estos años. Es un gran respaldo para nuestra labor innovadora y nos da visibilidad, lo que nos posiciona de manera más sólida en el sector. Además, este reconocimiento abre puertas para participar en proyectos con financiación pública, una fuente clave de inversión que sigue siendo fundamental para nuestro crecimiento y expansión.
- En esta línea, ¿qué os convierte en una empresa innovadora más allá del producto?
Nuestra capacidad innovadora no solo está en el desarrollo de ingredientes sostenibles para la nutrición animal, sino también en la creación de herramientas para acelerar su desarrollo. Gracias a la subvención NEOTEC recibida de CDTi, estamos trabajando en un gemelo digital de nuestro proceso de producción, lo que nos permitirá reducir los tiempos de optimización y maximizar la producción utilizando nuevos tipos de subproductos.
- Las empresas de reciente creación a menudo necesitan un ‘empujón económico’, de hecho, a finales de 2024 cerrasteis vuestra primera ronda de inversión, ¿qué cifra se alcanzó?
Cerramos una ronda de inversión privada por 200.000€, que se complementó con una ayuda NEOTEC de CDTi por 325.000€, una subvención altamente competitiva que respalda proyectos innovadores de empresas emergentes. Además, en 2024 hemos recibido un sólido apoyo financiero público del Info, respaldado por fondos FEDER, lo que ha sido clave para impulsar nuestro crecimiento y desarrollo.
- En esta ronda de inversores entró como accionista Pedro Saura Bolea, director técnico en la también cartagenera Mecánicas Bolea, ¿cómo valoráis que una empresa de vuestra tierra apueste por vosotros? ¿Qué otras compañías se han sumado?
La incorporación de Pedro Saura Bolea como accionista es un hito muy importante para nosotros, no solo por su experiencia como director técnico de Mecánicas Bolea, sino también por lo que esta empresa representa en el ámbito industrial de Cartagena. Mecánicas Bolea es una compañía con décadas de trayectoria en el sector de la ingeniería y la fabricación de soluciones mecánicas, reconocida por su capacidad para desarrollar proyectos complejos y aportar valor en entornos industriales altamente exigentes. Su conocimiento profundo de los procesos productivos y su enfoque innovador son recursos invaluables para una empresa como BioProcesia, que nació con una clara vocación industrial. El hecho de que una empresa tan consolidada y respetada en nuestra tierra haya decidido apostar por nosotros nos llena de orgullo y refuerza nuestro compromiso de llevar la innovación en la Región al siguiente nivel. Esta alianza no solo aporta respaldo financiero, sino también un componente estratégico clave: la experiencia y el saber hacer industrial de Mecánicas Bolea complementan perfectamente nuestra visión tecnológica y nuestros objetivos de expansión. Además de Mecánicas Bolea, en esta ronda hemos contado con Business Angels de la Región que aportan un gran conocimiento del sector biotecnológico e industrial. Seguimos construyendo un equipo de aliados estratégicos que compartan nuestra pasión por la innovación y el desarrollo sostenible.
- Siguiendo con la financiación, ¿qué papel juega para la startup el apoyo entre empresas y la captación de inversores?
El respaldo de otras empresas, especialmente aquellas con una trayectoria consolidada, no solo aporta credibilidad, sino también experiencia y recursos clave que nos ayudan a avanzar de manera más sólida y estratégica. Además, estas colaboraciones permiten crear sinergias que fortalecen nuestro modelo de negocio y nos preparan para enfrentar los retos del sector. Por otro lado, la captación de inversores va mucho más allá del aspecto financiero. Cuando un inversor decide apostar por nosotros, no solo nos está ayudando a financiar nuestro crecimiento, sino que está validando nuestra visión, nuestro producto y el impacto que queremos generar. Este tipo de apoyo no solo acelera nuestra capacidad para innovar, sino que también nos abre puertas a nuevas oportunidades, mercados y redes de contacto esenciales para seguir escalando.
- Para finalizar, y de cara al futuro, ¿qué objetivos se ha marcado Bioprocesia? ¿Algo que se pueda adelantar?
Nos encontramos en un momento clave de nuestra trayectoria, preparándonos para enfrentar nuevos desafíos que marcarán el futuro de nuestra startup. De cara a 2025, nos hemos fijado como meta cerrar nuestros primeros acuerdos comerciales, lo que representará un avance significativo en nuestra misión de transformar la alimentación animal. Queremos ofrecer soluciones tecnológicas más sostenibles y eficientes que respondan a las demandas de un mercado cada vez más comprometido con el cuidado del medio ambiente y la optimización de los recursos. Otro de nuestros objetivos principales es acercarnos a la construcción de una planta piloto de producción, un paso crucial para validar nuestras tecnologías a escala y demostrar su eficacia en condiciones reales.