La Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic) estima que, de media, entre el 3 y el 5% de las rutas internacionales del transporte por carretera sufre cancelaciones de viajes de forma esporádica o se pospone por falta de conductores profesionales.
Su vicepresidente ejecutivo, Ramón Valdivia, ha explicado que en una misma ruta se pierden viajes por falta de transportistas, aunque otros, dentro de esa misma ruta, se siguen realizando.
También depende mucho de los sectores, algunos con una estacionalidad muy marcada como las campañas hortofrutícolas, sufren más, pero también otros industriales que, por motivos internos, intercalan semanalmente días de alta demanda con días sin demanda.
Además, está el tema del Reino Unido, país al que, tras el brexit, cada vez hay más chóferes que rechazan viajar, ha agregado.
El problema de falta de conductores no sólo afecta a España, donde se necesitan entre 18.000 y 20.000 y unos 6.000 de autobús, sino a toda Europa (hace falta medio millón), Estados Unidos, Japón y muchos otros países.
Esta falta de profesionales es un tema que cada vez preocupa más no solo al sector del transporte por carretera en España, que este año superará un Valor Añadido Bruto (VAB) de 20.000 millones de euros (un 2,8% más que en 2022), aportando el 5% al PIB del país y generando más de un millón de empleos en su conjunto, sino al logístico en general y al Gobierno.
Por ello, la CEOE se ha ofrecido a concertar una cita de los transportistas con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a partir del 5 de junio para avanzar en el proyecto piloto de "arraigo para la formación", que ya se está probando con otros sectores en los que también faltan trabajadores.
Se trata de formar a inmigrantes que se encuentran en situación irregular, con el fin de que, una vez superado ese periodo de formación, puedan ejercer la profesión de conductores profesionales de vehículos de transporte de mercancías por carretera, explicó la directora de Empleo, Diversidad y Protección Social de CEOE, Rosa Santos, durante la asamblea de Astic celebrada la semana pasada.
A su juicio, también hay que tener en cuenta la apertura de la Orden GECCO (gestión colectiva de contrataciones en origen) al sector del transporte.
El objetivo final es poner en activo a los tres millones de personas que se encuentran en situación de desempleo en España.
Por otro lado, Astic continua negociando con los sindicatos el tercer acuerdo general de empresas del sector, cuyo objetivo inicial de establecer un convenio único que sustituyera a los provinciales ha pasado a ser "menos ambicioso, pero igualmente muy importante": limitar las diferencias en aspectos clave como remuneraciones, dietas y jornadas.
Actualmente, más del 70% de los conductores de transporte pesado de larga distancia en España supera los 50 años y no hay relevo generacional, debido a un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones, que valoran cuestiones como la flexibilidad horaria, la conciliación de la vida familiar-profesional o el teletrabajo.
Las mujeres es otro colectivo al que se intenta atraer desde el sector, ya que, a día de hoy, escasamente el 3% de los chóferes de camión en España son mujeres.
También les preocupa a las empresas el tema de la mejora de las condiciones laborales de los conductores, sobre todo en las zonas de carga y descarga de las mercancías; la puesta en valor de la imagen del sector o la falta de aparcamientos para camiones (España sólo dispone de unos 40 áreas seguras).
Otros desafíos son el incremento de los costes (laborales, seguros, camiones y sus componentes o financiación), a los que se iban a sumar los futuros peajes por utilizar la infraestructura viaria que preveía el proyecto de ley de movilidad sostenible, ahora en el aire, tras el adelanto electoral, o la digitalización, que ayudará a aprovechar al máximo la capacidad de los vehículos y limitar los kilómetros recorridos en vacío.
A ello se suma la excesiva fragmentación del sector (104.000 compañías, con 560.000 vehículos), una realidad que, no obstante, está cambiando a raíz del "apetito" inversor de multinacionales extranjeras y fondos de inversión, que en los dos últimos años han protagonizado una ola de fusiones y adquisiciones sobre todo en el transporte frigorífico de productos de alimentación, principalmente de fruta y verdura, cuya meca es el arco sur y este de la península.
Todos estos desafíos se inscriben en "un escenario lleno de incertidumbre sobre el modelo energético", ya que la prohibición de la venta de vehículos con motor de combustión a partir de 2035, exceptuando aquellos propulsados por combustibles sintéticos (efuels), plantea un sinfín de problemas de casi imposible solución en plazo para este sector.