Estos días me ha alegrado la reelección de Ginés Ángel García López como presidente de los jóvenes empresarios de la Región. Qué quieren que les diga: me gusta ese tipo.
Creo que Ginés ha entendido a la perfección lo que debe ser un representante de los jóvenes empresarios. O al menos lo que yo esperaría si pagara la cuota. Ser reivindicativo, no callarse, ser ambicioso, aportar ilusión y entusiasmo, dar un poco el follón. En mi opinión, a AJE Región de Murcia, que había tenido muy buenos presidentes antes que él, le vino muy bien la llegada de Ginés. Aires nuevos, gente nueva, ideas nuevas. Un poco de rock’n’roll. En medidas dosis, pero rock’n’roll.
Este pachequero, con el que he tenido la oportunidad de compartir algún café, tiene muchas y buenas ideas, pero también una gran virtud: sabe escuchar a los demás. Sabe tomar nota y no se le caen los anillos por poner en práctica (y reconocer) las aportaciones de otros. Y además sabe de quién rodearse, tanto en su negocio como en la asociación. Lo dicho, qué quieren que les diga: me gusta ese tipo.
SUSURROS. No sé si a ustedes les pasa, pero estos días me siento un poco como en esas películas en las que el protagonista tiene un dilema y sobre cada hombro se le aparece su ‘yo’ angelical y su ‘yo’ demoniaco.
A mí se me aparecen Antonio Garamendi y Fernando Simón. El primero me susurra “sal, consume, vete de vacaciones…” y el segundo, “ojocuidao, el rebrote, controles en los aeropuertos…”.
Y así estoy, a veintitantos de junio y aun no sé qué va a ser de mí estas vacaciones. Y más cuando se empieza a leer que han decretado el confinamiento en Lisboa, que si hay un rebrote por aquí, cinco ‘asintomáticos’ por allá… Entiendo, esta vez sí, el dilema que tiene el Gobierno, 40.000 muertos después. Abrir, reactivar y asumir el riesgo o echar el freno y optar por una prudencia que parece sensata pero que no ayuda, mal que nos pese, a olvidarnos de la otra pandemia, la económica.
CORE. La Región recupera su patronal del comercio y, por paradójico que parezca, los más contentos son los sindicatos. Hace poco menos de un año, estos miraban para un lado y para el otro y no encontraban con quién negociar el convenio colectivo del sector. La CROEM asumió el reto y ha logrado dar respuesta a una necesidad tan básica como la propia economía: el diálogo entre trabajadores y empresarios.
Detrás de esta ‘resurrección’ hay personas muy comprometidas con el sector y, en general, con la Región, créanme. Algunas salen en la foto y otras no. Un gran aplauso para todas ellas, especialmente para las segundas.
EXPERIENCIA. Y aquí estamos, una pandemia después. Estos tiempos son ideales para los teóricos de la comunicación, del marketing y de la economía, que se apresuran a contarnos qué hemos vivido (por si no nos hemos enterado), cómo hemos cambiado y qué nos queda por cambiar. Tengo el LinkedIn a reventar de crónicas y profecías.
Estas semanas me he leído varias decenas de ellas, y poco he sacado en claro, en parte porque unos pronostican cosas radicalmente contrarias a otros. Por ejemplo, uno no sabe si creerse a quien repite esa mítica frase que Joan Laporta inmortalizó en una 'trobada' de peñas hace ahora 10 años (“¡Al loro, que no estamos tan mal!”) o si esto que vivimos es una mínima y poco significativa alegría provocada por los ‘mini ahorros’ provocados por 3 meses de no tomar cañas, no pagar el gimnasio y no salir a cenar los viernes y que a partir de septiembre, una vez gastado ese dinero que nos ‘quema’ en la cartera, vendrá la verdadera hecatombe, agravada más si cabe por un rebrote que, eso sí, cada vez parece más inevitable.
De momento, si me lo permiten, yo me quedo con la gran respuesta que hemos tenido en Murciadiario y EconomíadeMallorca durante estos meses. La incertidumbre provoca demanda de información y nuestros diarios estuvieron a la altura gracias a la gente que está detrás de ellos. Murciadiario ha multiplicado por más de cinco su audiencia pre-COVID, y EconomíadeMallorca casi por diez. Ambos han abierto vías de negocio de las que muy pronto podremos dar más cuenta y consolidado su posición referente. Pensamos que, más que decir que estábamos trabajando, era más importante hacerlo, y hasta aquí hemos llegado. Ahora que la meta parece un poco más cerca, tenía la ‘deuda’ de dar las gracias al equipo, a los lectores, a los clientes y a Grupo Zambudio, puesto que sin todos ellos no estaríamos aquí ahora. Así que... ¡al loro!