Parecía un tema únicamente destinado a los Marca, As, Chiringuitos, Transistores y demás, pero lo cierto es que estos días no se habla de otra cosa que de la ‘alianza pijo-rebelde’, una especie de 'Brexit' de los clubes más poderosos del mundo contra la UEFA y el fútbol organizado para montarse su propio chiringuito, valga la redundancia.
La propuesta liderada por Florentino Pérez, presidente de ACS, del Real Madrid, de la Súper Liga y de lo que él quiera, ha causado un impacto tan súbito en la que nadie ha querido perder la oportunidad de colocar su frase en contra en el telediario, incluidos los presidentes franceses (Macron), inglés (Johnson) e Italiano (Draghi), y en España incluso ha servido para que nos enteremos de que tenemos ministro de la cosa, llamado Rodríguez Uribes, de quien les confieso que he tenido que buscar una foto en Google para saber quién era. También han salido en tromba la mayoría de los clubes de fútbol capitaneados por la UEFA y la FIFA, estamentos futbolísticos, que hasta ahora manejaban el monopolio de estos temas y cuyos dirigentes durante los últimos quince o veinte años han salido más en las páginas de tribunales por sus corruptelas, sobornos y chanchullos varios que en las deportivas. Ahora estos mismos son los que denuncian la falta de transparencia y los tejemanejes de los clubes. Vamos: el zorro quejándose de que las gallinas no le dejan entrar en el corral.
Porque la UEFA y la FIFA han montado un monumental y lucrativo (lucrativísimo) negocio a costa de estos clubes, que son los que dan brillo y llenan de billetes las arcas de la Champions League, y que son los que además están obligados a ceder gratuitamente a las estrellas que les cuestan millones para que participen en las competiciones de selecciones nacionales, y de paso aprovechen las concentraciones para grabar anuncios, participar en actos promocionales y lo que haga falta para mayor beneficio del sistema establecido.
Ahora los clubes, que atraviesan gravísimas dificultades para mantener sus faraónicas estructuras y los millonarios sueldos de sus ‘galácticos’, han dicho que para que les expolie la UEFA, se expolian ellos solitos, separando el ‘grano’ que suponen estos equipos de elite de la ‘paja’ compuesta por decenas de equipos checos, rumanos, eslovacos, húngaros y similares para crear una competición en la que todos los días sea ‘fiesta’: cuando no haya un Madrid-Milán, habrá un Madrid-Barça o un Madrid-Manchester.
Dirá usted que si en esa Súper Liga de 20 equipos ya hay 15 clasificados de antemano, no hay meritocracia ni justicia deportiva, porque ahora el Atlético de Madrid le va a dar igual 3º que 13º en la liga porque va a estar automáticamente clasificado para esta competición, y yo le doy la razón. Pero no hay que olvidar que el fútbol es un negocio, no un servicio público, y que estos clubes no viven de los impuestos ni de la ‘Equis Solidaria’. Son empresas y algunas de ellas, como el Real Madrid llevan perdidos 400 M€ en 14 meses de pandemia. En total, los doce clubes fundadores han perdido 5.000 M€ en esta crisis. ¿Están dispuestos los presidentes de sus países, que se muestran contrarios a esta competición, a dirigirse a sus ciudadanos para anunciar un rescate financiero a estos equipos?
Así que… hay mucho de demagogia entre los críticos del nuevo modelo. Por ejemplo, que habrá que pagar nuevas plataformas para ver los partidos (como si ahora fuera gratis ver el fútbol), o que van a acabar con las ligas nacionales (¿amenaza de alguna manera la actual Liga de Campeones a la competición doméstica?) incluso se habla de algo tan etéreo como la “pureza del fútbol”. ¿La pureza del fútbol es jugar la Supercopa de España en Arabia Saudí previo pago a la Federación Española de Fútbol pocos meses después que prohibiera un Barça-Español en Miami porque ahí no 'trincaba'? ¿Es tener que jugar un Mundial, como el de Qatar 2022 en invierno, porque se ha demostrado que las autoridades del país sobornaron a los que eligen dónde se juega?
Es comprensible que equipos como el Cádiz, el Betis o el Osasuna se preocupen por quedarse fuera de esta nueva Super Liga y de los ingentes ingresos que promete (350 M€ sólo por participar mientras que en la actual Champions League el equipo campeón recibió unos 80 M€). Pero lo cierto es que este negocio se va a agotar si no cambia, y que algo tienen que hacer sus responsables. Así lo demuestran las decrecientes audiencias de los partidos y el también decreciente número de abonados a las plataformas que emiten el fútbol. También es cierto que los ‘pijo-rebeldes’ y los estamentos que actualmente manejan el cortijo van a tener que sentarse más allá de los chantajes y exabruptos (la UEFA dice que va a dejar fuera a los equipos que participen y que impedirá a los jugadores de estos clubes ser convocados por sus selecciones nacionales) que se dedican estos días. Ni los equipos se pueden permitir que sus jugadores no tengan el prestigio de jugar en sus selecciones ni la UEFA y la FIFA pueden permitirse un mundial sin estrellas o sólo con países como Andorra, República Checa o Bolivia. Al final, el zorro y las gallinas tendrán que sentarse o al final entre ambos matarán... a la gallina de los huevos de oro.
LA PRESIÓN AMENAZA A LA SUPERLIGA
[Actualización 20/04/21, 22:00 horas) La BBC inglesa informa de que, ante la presión que están ejerciendo sobre los doce clubes que están impulsando la Superliga, dos clubes británicos, el Chelsea y el Manchester City, están reculando con respecto a su participación. Es posible que el proyecto no salga adelante, claro, pero la semilla ya está plantada. Los clubes han comprendido que ellos son la parte fundamental del negocio y, más allá que la idea inicial se modifique o se retrase, el fútbol ha emprendido el camino sin retorno hacia un cambio fundacional.