No pretendo, cuando los concreto en veinticinco, limitar los factores de influencia en el éxito de un destino turístico, en un mercado que crece en la oferta y cada vez está más segmentado en la demanda. Y, menos aún, en un capítulo de esta trilogía, donde un conjunto de prestigiosos y expertos especialistas exponen todo su saber respecto a este tema.
Mi intención es ayudar al lector no especialista a no perderse en la extensa y compleja cultura turística que deben dominar quienes, llenos de voluntad, tienen la responsabilidad política y profesional de asegurar el éxito de un destino turístico.
Antes de iniciar la descripción de los secretos del éxito, (que son secretos por el hecho de que hoy por hoy no se aplican en toda su extensión, quizás porque aún no son suficientemente populares; y del éxito, porque cuando se aplican de forma rigurosa, constante, con complicidad y eficiencia, los resultados de un destino turístico cambian), creo que es fundamental recordar que el turismo no es una actividad aislada, sin consecuencias, ni es una actividad que pueda ser desarrollada exclusivamente por la iniciativa privada o por la pública; tampoco es una actividad independiente de otras. “El turismo o es total o no existe”.
El fenómeno del turismo, para que pueda crecer y desarrollarse con éxitos sostenidos y con la máxima desestacionalidad, requiere la aplicación de unas políticas transversales entre los diferentes centros de poder, tanto públicos (concejalías, diputaciones, consejos comarcales y ayuntamientos), como privados (asociaciones empresariales, asociaciones de vecinos, de voluntarios, etc.).
Requiere también la complicidad en la unión y en la consiguiente lucha conjunta para el logro del objetivo común, que no es otro que la creación de un destino turístico de calidad, que asegure con el tiempo, con los correspondientes cambios generacionales, calidad de vida, riqueza y puestos de trabajo.
Estas dos premisas, transversalidad y complicidad, ayudarán a implicar en una acción conjunta a todas las partes, incluyendo los vecinos del mismo destino turístico, y los hará actuar como accionistas de su propio destino.
Para conseguirlo, todos los que formamos parte de la familia turística, tenemos que ser capaces de ir mejorando estos veinticinco retos con eficacia y a una cierta velocidad, ya que los destinos competidores están muy despiertos:
- Mejorar la eficacia y la coordinación de las distintas instituciones
- Elaborar y desarrollar un programa de formación
- Mejorar la coordinación entre las diferentes instituciones
- Desarrollar el suficiente pressing a los empresarios
- Incrementar los contactos y la coordinación entre las escuelas y el sector
- Potenciar las asociaciones empresariales
- Mejorar la calidad del destino turístico
- Crear en cada destino turístico, de manera visible para el visitante, el banco de habitaciones libres para facilitar su ocupación.
- Crear en cada destino turístico, el ocio suficiente para hacer atractiva y distraída la estancia a los visitantes
- Desarrollar auditorías de calidad
- Crear un clima de seguridad total
- Mejorar los accesos: circulación, aparcamientos y señalización de los destinos turísticos
- Adecuar los horarios, la dedicación, la amabilidad, los conocimientos y la dimensión de las plantillas de los funcionarios públicos de los patronatos de turismo y ayuntamientos turísticos
- Incrementar la acción inspectora para asegurar el cumplimiento de las normativas existentes y evitar la picaresca.
- Introducir las nuevas tecnologías
- Conseguir un medio ambiente agradable
- Cuidar los atractivos naturales y arquitectónicos
- Una sorprendente amabilidad
- Efectuar la promoción conjuntamente
- Conseguir una comodidad total para el visitante
- Definir una arquitectura adaptada al entorno
- Una información accesible y atractiva de los eventos de la zona
- Una práctica popular de los idiomas de los visitantes
- Tener excelentes contactos con los medios de comunicación
- Obtener un mix competitivo entre la calidad, los atractivos y el precio
Una vez más, habría que recordar que los recursos económicos son escasos, la ilusión de las personas es débil y que, casi siempre, tarde quiere decir muy tarde. Saber crear las complicidades oportunas ayuda a sumar, en lugar de restar y dividir.
