He liderado diversas organizaciones durante años y he llegado a la conclusión que no importa el tamaño de una empresa o el tipo de trabajo que se desempeñe puesto que, mientras haya más de una persona trabajando en un proyecto, puede haber conflictos.
Desde mi experiencia, un conflicto no es algo necesariamente negativo puesto que nace de puntos de vista opuestos. Considérenlo como un intercambio natural de ideas y será beneficioso para uno mismo, para el equipo y para la empresa.
Para resolver un conflicto de manera rápida y efectiva necesitaremos entender claramente los problemas y las personalidades involucradas y, sobre todo, SOBRE TODO, mantener el control emocional ya que un conflicto puede conducir a fuertes emociones negativas que disfrazan el verdadero núcleo del problema.
Cuando hay discordia, tenemos que abordarla de frente y constructivamente. La mayoría de las personas evitan abordar situaciones contenciosas, lo cual resulta irónico, puesto que los conflictos pueden conducir al progreso ya que permiten desarrollar valor y confianza.
Negociemos.
En serio, negociemos.
La naturaleza dinámica de las relaciones profesionales (o no profesionales -y con esto estoy pensando en las próximas reuniones navideñas en familia-) requiere equilibrar el valor de la donación y recepción en cada interacción. Esta habilidad necesita un negociador experto que sea adaptativo e influyente para asegurar un resultado que sea mutuamente beneficioso. Este enfoque recíproco allana el camino para las relaciones auténticas y el éxito a largo plazo.
Así que ya lo sabemos, seamos buenos líderes. Negociemos y controlemos nuestras emociones y les garantizo el éxito personal y profesional.