Hace algunas semanas, en Dale Carnegie organizamos un seminario-charla cuyo fin era hablar de las posibilidades que la Inteligencia Artificial nos brindará en un futuro próximo.
Para ello, invitamos al José Ignacio Latorre, Catedrático de Física Teórica de la Universidad de Barcelona y profesor en el Center for Quantum Technologies de Singapur. Es el autor del libro "Ética para Máquinas".
En pocos años, los dispositivos de inteligencia artificial estarán presentes en nuestras vidas de forma habitual. El profesor mostró un experimento que demuestra que la IA de Google es capaz de mantener una conversación fluida con un interlocutor humano, sin evidenciar su naturaleza artificial.
Hola, ¿le puedo ayudar en algo?", contesta al teléfono la empleada de un salón de peluquería.
"Hola, le llamo para reservar un corte de pelo de mujer ", dice la voz que ha llamado. Y, tras una escueta pausa, añade: "Estoy buscando algo para el 3 de mayo".
La conversación prosigue con normalidad. La empleada de la peluquería consulta la agenda, le pregunta por la hora, su interlocutora responde y ambas voces fijan la hora tras una serie de preguntas y respuestas.
Si bien es cierto que el experimento era una llamada sencilla, demuestra que es un primer paso para tareas simples y sistemáticas que, más pronto que tarde, delegaremos a robots.Y esto, señores, deriva en una pregunta eterna que se ha repetido en todas las épocas cada vez que una novedad tecnológica se incorporaba a nuestras vidas: “¿Cómo va afectar a mi trabajo?”
Si bien es cierto que la Inteligencia Artificial ocupará total o parcialmente cometidos o tareas que ahora desarrollan personas de carne y hueso nos da la oportunidad de diferenciarnos con habilidades que muy difícilmente los robots podrán hacer.
Esas habilidades son las llamadas “Soft Skills” por las que los directivos y empleadores ya apuestan a la hora de valorar la idoneidad de los candidatos: la empatía, la capacidad de relaciones interpersonales, los dotes de liderazgo, el sentido del humor y el don de transmitir a un equipo entusiasmo, energía y motivación.
La buena noticia es que estas “habilidades blandas” pueden entrenarse. De hecho, los principios de Dale Carnegie descritos en su Best-seller “Cómo hacer amigos e influir en las personas” lleva más de 100 años de actualidad. Tanto que ahora, casi un siglo después, lo sabemos conceptualizarbajo el nombre de “Inteligencia Social”, quejunto con los valores, nos hará siempre distintos y nos diferenciara de la Inteligencia Artificial.