El Govern de las Islas Baleares ha tomado la decisión de subir la tasa turística, también llamada ecotasa, que el año próximo pasará de una horquilla de 0,5 a 2 euros a otra que la duplica y que va de 1 a 4 euros.
Personalmente me ha sorprendido mucho la gran preocupación que han mostrado los hoteleros por una posible pérdida de competitividad ante el incremento de este impuesto cuando, según mi criterio, deberían centrar mucho más sus preocupaciones en el nivel de precios que ha de pagar cualquier persona que quiera alojarse en las Islas.
Antes que criticar una tasa que puede tener repercusiones muy positivas para garantizar la sostenibilidad y cuidar la belleza de estas Islas, el sector debería plantearse la necesidad de ajustar más los precios, sobre todo para conseguir que el turismo, especialmente nacional pueda acceder al disfrute de Baleares.
Hay que tener en cuenta un factor muy importante. Con la limitación aprobada en el alquiler turístico en Baleares los hoteleros se verán especialmente beneficiados. Todas aquellas personas que hasta el momento alquilaban viviendas de forma ilegal, especialmente pisos, dejarán de hacerlo ante la amenaza de multas económicas muy importantes, pero ello no quita que la demanda turística siga siendo la misma.
Así pués, con una demanda de alojamiento similar pero con una oferta mucho menor quien recibirá esta demanda son los hoteles. De esta manera no veo para nada desproporcionado el aumento de la tasa turística que tendrán que pagar los clientes.
Este impuesto es una medida positiva y necesaria para cuidar las infraestructuras que desgasta el turismo y que, por ejemplo en Ibiza, están hasta trituradas. Confio en el buen criterio de los hoteleros para que sustituyan sus quejas por la racionalidad de ejercer un mayor control sobre los precios de comercialización para que cualquier destino en Baleares sea un destino solo de lujo.