La sucesión de récords a cámara lenta en las Bolsas americanas ha continuado estos últimos días, pero a ritmo incluso más lento, un ritmo que se ha traducido en subidas semanales muy moderadas para los principales índices europeos y americanos. El Eurostoxx ha subido un 0,03% en la semana (es decir, se ha quedado igual), el Dax un 0,3%, el S&P un 0,15%, el Dow un 0,4% y el Nasdaq un 0,2%.
Para ver mayores subidas hay que ir o bien a nuestro Ibex, que ha tenido un pequeño "rally" de alivio y ha subido en la semana un 0,7% como consecuencia de la menor tensión transitoria en Cataluña, o bien al Nikkei japonés (+2,2% en la semana), impulsado por los nuevos sondeos que dan la victoria a Shinzo Abe en los comicios del próximo domingo 22, o al Shanghai Composite que ha subido un 1,2% al calor de las expectativas generadas por el diecinueve Congreso del Partido Comunista chino que se celebrará entre el 18 y el 25 de octubre.
Podríamos decir que, en un escenario de divisas relativamente en calma (el dólar ha frenado su caída en los niveles de 1,20 con el euro y ahora oscila en torno al 1,18) las Bolsas emergentes se están comportando bien en general (MSCI Emerging Markets +2% en la semana) pero las Bolsas americanas y europeas encuentran dificultad para superar sus máximos anuales, y se comportan de forma muy plana, con excepciones como la de nuestro Ibex, cuyos movimientos están más condicionados por factores políticos internos.
El sector bancario tiene bastante que ver con ese comportamiento plano de los índices europeos y americanos. En EEUU esta semana pasada se ha iniciado la temporada de presentación de resultados y los cuatro grandes Bancos universales, JP Morgan, Citi, Bank of America y Wells Fargo, han reportado ya sus cifras. Con la excepción de Wells Fargo, cuyos ingresos estuvieron por debajo del consenso y que, además, se ha visto afectado por nuevos y elevados gastos por litigios, los tres restantes Bancos han superado las previsiones de los analistas y han logrado compensar con ingresos por préstamos la debilidad de la actividad de intermediación en mercados ("trading") provocada por los bajísimos volúmenes de negociación en los mercados de capitales durante el verano. Sin embargo, salvo en el caso de Bank of America, los inversores han recibido mal esas cifras y tanto JP Morgan como Citi cayeron en Bolsa tras publicar que sus beneficios habían subido respectivamente un 7,1% y un 8% pese al mal comportamiento del "trading" en mercados.
Los Bancos europeos tampoco han tenido, en general, una buena semana. El índice del Eurostoxx sectorial de banca ha sido el peor esta última semana con una caída del 1,7%. El Deutsche Bank ha caído casi un 5% en la semana, BNP un 3,4%, Santander un 3,6% y Société Générale un 3,2%, por citar los casos más significativos.
Posiblemente esa debilidad de la banca tiene bastante que ver con la publicación de las actas de la Fed el pasado miércoles y con el dato de inflación de EEUU publicado el viernes. Las actas de la Fed muestran que varios de sus miembros quieren ver más evidencias de inflación antes de subir tipos, lo cual pone en duda que en diciembre vayamos a ver la tercera subida de tipos del año para subirlos al 1,75%. El dato de inflación del viernes no ayuda a despejar la incógnita de si la Fed subirá o no los tipos ya que, aunque el IPC subió una décima frente a agosto quedando en +0,5%, la realidad es que esa subida se debe principalmente a la subida de la gasolina y está bastante relacionada con los recientes huracanes. La inflación subyacente ha subido solo el 0,1% en septiembre y se ha quedado en el 1,7% anualizado por quinto mes consecutivo, lo que indica que, pese al muy bajo desempleo, no parecen asomar tensiones en los salarios ni en los precios.
Los tipos de los bonos largos, con el T bond americano a diez años en el 2,27% al cierre del viernes y el bund alemán en el 0,4%, reflejan muy bien la falta de perspectivas inflacionistas.
De nuevo se dibuja el escenario de una economía global que crece, pero sin demasiada alegría, y de unos consumidores y empresas que piensan más en seguir desapalancándose que en consumir o invertir con ganas. Un escenario que no favorece a la banca y menos aún si no llega la esperada subida de tipos, ya que tanto JP Morgan como Citi y Bank of America han manifestado que la mejora de sus ingresos por préstamos se ha visto también ayudada por la subida de tipos de interés iniciada por la Fed. El FMI ha alertado de nuevo en su reunión de otoño sobre el alto nivel de deuda en los países del G20, un nivel que claramente es un obstáculo para el crecimiento porque condiciona mucho a las familias y a las empresas.
Así las cosas, los resultados empresariales van a ser claves para que las Bolsas rompan los actuales niveles, que, como decíamos la semana pasada y como están señalando cada vez más voces relevantes, son niveles muy altos, sobre todo en las Bolsas americanas, que no han parado de subir en ocho años. El nuevo premio Nobel de Economía, Richard Thaler, decía hace pocos días que está "nervioso" ante el actual nivel de los índices bursátiles y la enorme complacencia de los inversores, siendo así que hay numerosos factores de riesgo en el escenario global.
La próxima semana entramos ya de lleno en la temporada de resultados. Junto a los grandes Bancos de inversión americanos (Goldman, Morgan Stanley) veremos a compañías como Johnson&Johnson, Netflix, IBM, Philip Morris, American Express, ASML, SAP, Unilever, Daimler y otras muchas publican sus cifras trimestrales. Hay también algunos datos económicos como el PIB del tercer trimestre en China o el IPC final de la zona euro en septiembre, pero la atención se centrará en los resultados empresariales.
La proximidad del Congreso del Partido Comunista chino y de las elecciones japonesas deberían dar estabilidad a las Bolsas, pero para ir más allá y romper al alza los niveles actuales las Bolsas, sobre todo las americanas, necesitan algún estímulo adicional como la anunciada reforma fiscal, una reforma que se pospone una y otra vez y sobre la cual han manifestado muchas dudas voces tan autorizadas como Larry Summers o el ya mencionado premio Nobel Richard Thaler.
Hay mucho dinero buscando rentabilidad, y hay poca sensación de riesgo, como lo prueba el hecho de que un activo tan dudoso como el bitcoin haya alcanzado nuevos máximos históricos el viernes pasado al marcar los 5.800 dólares. Pero, salvo sorpresas extraordinariamente positivas en los resultados empresariales que se publiquen, no esperaríamos grandes movimientos de los índices en la tercera semana de octubre, obligando a los gestores, como decíamos la semana pasada, a buscar las oportunidades de forma muy selectiva.