A punto de finalizar el segundo mes del ejercicio, el guión que están siguiendo las Bolsas tiene mucho que ver con el que siguieron el pasado año, con las Bolsas americanas batiendo por goleada a las europeas y con la reflación de Trump como motor principal de las subidas. El S&P sube el 5,7% en lo que va de año y el Nasdaq el 8,6%, mientras el Eurostoxx debe conformarse con subir tan solo un simbólico 0,4% desde el uno de enero, con algunas Bolsas europeas, como la francesa o la italiana, en números rojos en el año.
Esa diferencia se ha ensanchado un poco más la semana pasada, al subir un 0,7% el S&P mientras el Eurostoxx caía ligeramente (-0,15%) en un contexto general de tranquilidad, con el Nikkei y las Bolsas emergentes subiendo ligeramente (Nikkei +0,2% y MSCI Emerging Markets en dólares +0,5%).
Es curioso que este peor comportamiento de las Bolas europeas coincida con la publicación de buenos datos económicos en la eurozona, que parecen apuntar por fin a una aceleración de su crecimiento. Esta pasada semana se ha publicado el PMI compuesta de la zona, elaborado por Markit, que ha subido a 56 puntos desde los 54,4 del mes anterior, el mejor nivel desde abril de 2011. Hay un sentimiento muy positivo en la zona euro, que no se traduce, sin embargo, en subidas bursátiles sustanciales.
La sesión de cierre semanal del viernes fue un nuevo ejemplo de esa debilidad relativa de las Bolsas europeas. Por la mañana los mercados europeos experimentaron fuertes caídas, que llevaron al Dax alemán a perder en algún momento casi doscientos puntos, pero las Bolsas americanas, tras una apertura a la baja remontaron con fuerza y de nuevo el S&P, el Dow y el Nasdaq cerraron en positivo, siendo para el Dow la undécima sesión consecutiva al alza, un récord no visto desde 1.992. Los famosos "animal spirits", ese sentimiento positivo hacia el futuro que puede con todo, hicieron así acto de presencia, pero solo en las Bolsas americanas.
¿Cómo leer este comportamiento de las Bolsas? ¿Por qué esa diferencia persistente entre las americanas y las europeas cuando los beneficios de las empresas europeas parece que serán mejores y cuando la zona euro parece empezar a crecer?
Una primera lectura de estos datos, que es la más extendida, es que los inversores creen de verdad que la "reflación americana" de Trump va a funcionar bien, con un "mix" adecuado de crecimiento e inflación, y que va a funcionar mejor para la economía y las empresas americanas, que para el resto del mundo, lo cual lleva a apostar más por las Bolsas americanas. Algunos grandes gestores americanos, como John Paulson, Stanley Druckenmiller y el propio Warren Buffet, entre otros muchos, han manifestado su optimismo ante las políticas de Trump y su fuerte apuesta por la renta variable americana. Un optimismo que hace pasar a segundo plano temas como la subida de la inflación o la subida de tipos que viene anticipando la Fed, como muestran las actas publicadas el pasado miércoles.
Podría haber una segunda lectura, basada en el cuadro de indicadores del que disponemos, que es mixto. Los sucesivos records de las Bolsas americanas muestran apetito por el riesgo por parte de los inversores, pero la subida del oro y el buen comportamiento de los bonos del Tesoro alemán y del T bond americano nos estarían indicando tal vez que los inversores buscan seguridad, es decir, que atisban turbulencias. El oro ha subido casi un 10% en lo que va de año y la demandada de Bunds ha hecho bajar su tipo de interés hasta el 0,18% al que cerró el pasado viernes.
El pasado viernes vimos como el bono a dos años alemán, el Schatz, llegaba a su tipo de interés más bajo de toda la historia, un tipo negativo del -0,97%. Esta demanda de bonos alemanes, y el tensionamiento que estamos viendo en las primas de riesgo (la del bono español está ya en 150 puntos básicos) se vincula por algunos observadores con un renacido temor de ruptura del euro, al calor de los posibles resultados electorales en Holanda y Francia. Si leemos los movimientos de las Bolsas americanas en esta clave, tal vez el Dow, el S&P, el Nasdaq e incluso el Russell estén asumiendo también la función de activos refugio en los que los inversores ven una protección frente a los riesgos que puedan venir.
En todo caso la pregunta es hasta donde pueden llegar los índices americanos en su carrera de máximos sucesivos, una carrera que parece no tener fin. El pasado viernes, unas declaraciones del Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, suscitaron dudas sobre la velocidad y la intensidad de las reformas prometidas por Trump en EEUU, ya que tanto la reforma fiscal como el plan de infraestructuras podrían tener que esperar aún varios meses, desplazando sus efectos al 2018. Pero en la recta final de la sesión los índices subieron y cerraron en positivo, dejando en el aire la pregunta de si vamos a ver o no nuevos máximos los próximos días.
Una vez más, solo los datos que vayan apareciendo darán la respuesta a esa pregunta y tienen que ser muy buenos para mantener la cadena de máximos. El martes se publica la segunda lectura del PIB de EEUU en el cuarto trimestre, el miércoles el ISM de manufacturas de febrero y el viernes el ISM de servicios. China, Europa y Japón publican los PMIs de febrero y también se publica la inflación adelantada de febrero de la zona euro. Hay algunos resultados empresariales como los de Target, Costco o Best Buy, y hay hasta ocho comparecencias públicas de miembros de la Fed, incluida Yellen.
Pero probablemente será Trump quien mueva más los mercados en su discurso ante el Congreso el martes. Si de verdad Trump da detalles y si esos detalles son tan buenos ("fenomenales" en terminología de Trump) como anticipa el mercado, los máximos podrían seguir, pero con ello las Bolsas americanas entrarían ya de forma muy clara en un territorio de sobre compra que invita claramente a vender.
Dado que la subida de las Bolsas, ni siquiera de las americanas, no ha sido general sino muy desigual (hay valores que suben más del diez por ciento en lo que va de año mientras algunos grandes valores como Exxon o General Electric acumulan fuertes pérdidas) preferimos seguir apostando por los valores defensivos que se han quedado atrás en el rally.