Al más puro estilo de la gran Etta James y tarareando lo que viene siendo la canción ‘Stormy Weather’... Así puedo describir los últimos acontecimientos que el sector de la restauración ha protagonizado en Mallorca. Y es que cuando a una le tocan uno de sus últimos recorridos profesionales, pero también su vocación, como siempre defiendo en la columna de este diario, antes de hablar, hemos de comunicar. Y pienso que eso es lo que les ha faltado a muchos en toda esta historia.
Era un 20 de abril de 2020 cuando el primer movimiento del sector de la hostelería se manifestaba en redes sociales bajo el usuario @resistenciahosteleria con un magnífico video que para muchos que hemos pasado por este sector, de una manera o de otra, nos emocionaba.
Un vídeo en el que el discurso por defender la grave situación, que ya por aquel entonces vivían muchos restauradores, tocaba como definimos en mi argot ‘la patata’. Mensajes pacíficos, reivindicativos pero basados en el respeto y la empatía por dar visibilidad a su grave situación, tal y como defendía ‘El Profesor’ en la exitosa serie ‘La Casa de Papel’.
En anteriores artículos en este periódico, he apelado a que la máxima responsabilidad en los encuentros y quedadas sociales en restaurantes, bares y cafeterías debe recaer en la misma sociedad. En este sentido, el empresario – aquella persona que en su momento tomó la iniciativa y la valentía de poner en marcha su propio negocio – debe respetar las normas establecidas y ceñirse a las mismas, tal y como establecen las constantes medidas sanitarias que establecen los diferentes Gobiernos.
¿Pero qué sucede cuándo se imponen medidas sanitarias, pero no se imponen soluciones económicas o fiscales para los afectados? ¿Qué sucede cuándo tu principal fuente de ingresos constantemente sufre, una y otra vez, cierres y restricciones de aforo, de horarios, etc?
Algunos estarán conmigo, otros no, pero no me cabe la menor duda que ante estas situaciones, la desesperación y la impotencia desborda por todos los costados y cualquiera que tenga corazón, empatiza con esta grave situación.
Ahora bien, el diálogo, el respeto, la negociación, la empatía y la comunicación son claves en todo este proceso. Una escasez de valores que - lamentablemente el pasado 12 de enero en la primera manifestación realizada sin autorización en Palma - quedaron de manifiesto bajo la irresponsabilidad de un grupo de manifestantes, que haciendo caso omiso a las medidas de seguridad sanitarias, dejaron volar libremente la irresponsabilidad, la rebeldía, la ira, el radicalismo y el extremismo como nunca se hubieran imaginado llevar a cabo.
Pero aún hicieron algo peor como fue manifestar su falta de respeto hacia profesionales de medios de comunicación que se han limitado, en su día a día, a informar y dar visibilidad a la grave situación económica en la que se encuentra el sector de la hostelería en Mallorca.
Aún así, mi indignación no acaba aquí, ya que, la radicalidad de los hechos arruinó la verdadera esencia del encuentro para muchos de los profesionales de ese sector que únicamente acudieron a esa concentración para alzar un grito de ayuda desesperado hacia la administración de forma pacífica y con el único objetivo de ser escuchados.
Este hecho lo único que ha puesto de manifiesto es lo peor que puede suceder en momentos de crisis, como es la ruptura y la separación de aquellos que son partidarios de ir por la vía de la negociación y el respeto, y los que prefieren apelar a la radicalidad, al extremismo y a la falta de respeto.
Muchos de estos últimos se hacen llamar ‘La Resistencia’ y han decidido distanciarse y emprender su camino lejos de las dos patronales de restauración en Mallorca acusándolas de no defender los intereses de los empresarios. Tal vez lo que algunos deberían entender es que, para un empresario, el concepto de la unidad, el diálogo, el respeto, la negociación y la empatía con los medios de comunicación está por encima de cualquier extremismo y radicalidad. Algo que el famoso ‘Profesor’ de ‘La Casa de Papel’ como líder del grupo tenía muy claro y defendía.
No negaré que este sector, como muchos otros, se encuentra en una situación de desamparo, de impotencia, pagando impuestos inasumibles, de pérdidas millonarias, pero también es cierto que, mediante la concentración pacífica, la presión controlada y un mensaje basado en la argumentación y el respeto junto con la ayuda de los amplificadores de mensaje como son los periodistas, se llega más lejos.
La presión de las patronales de restauración está dando sus frutos mediante las ayudas que se están ofreciendo por parte de la administración. Así lo reflejan las 2.000 solicitudes que en tan solo un día ha recibido el Consell de Mallorca para conseguir los 1.500€ mensuales por negocio.
Aún así, no me cabe duda que la principal necesidad de estos empresarios es la apertura de sus negocios y la necesidad de trabajar, pero eso es algo que se basa, como siempre mantengo, en la responsabilidad y el civismo que la sociedad debe tener en cada una de sus acciones diarias.
Tampoco voy a negar que las ayudas tardan en llegar y muchas veces cuando llegan ya es tarde, y esa es la responsabilidad que el Govern debe empezar a asumir, porque, aunque esta situación a muchos tras casi un año nos está superando y desesperando, la responsabilidad que ahora mismo debe prevalecer por encima de todo es la protección de todos y cada uno de los ciudadanos. Y como decía al principio con la melodía de Etta James, parece ser que aún nos queda ‘Stormy Weather’ durante este 2021.