Para ser un experto en mi sector, históricamente necesitabas muchos años de formación, una amplia experiencia dilatada en el tema, y en muchas ocasiones hacer más kilómetros que el apóstol Santiago, mostrando tus conocimientos en distintos lugares y generando muchos casos de éxito hasta que por el boca a boca se empezaba a hablar de ti y se generaba un sistema de recomendaciones que te daban autoridad.
Actualmente surge una nueva forma de ser reconocido como experto, a través de la visibilidad en redes sociales, gracias a las cuales puedes generar autoridad y un efecto halo sobre tu persona, que pueden encumbrarte a convertirte en un referente de una manera más rápida que antes.
Pero no es oro todo lo que reluce, y se puede dejar de ser un referente muy rápidamente y caer en el olvido, algo muy difícil que ocurriera antes. Y es que hay muchos expertos de cartón.
Para mí un experto tiene las siguientes características:
- No es un veleta respecto a los temas que trata.
- Sabe debatir sobre esos temas.
- Es un eterno aprendiz, acepta críticas y consejos.
- Sabe dejar de lado el síndrome del impostor.
- Sabe buscar mentores.
- Sabe que nunca dejará de aprender.
Gladwell afirma que para ser realmente un experto en algo es necesario invertir 10.000 horas en su estudio o práctica.
Pero en la actualidad, el ritmo al que evoluciona el conocimiento es muy grande.
A pesar de que cada vez hay formaciones más cualificadas es difícil encontrar expertos globales en algunos sectores, el nivel formativo para ser un experto en mi opinión es creciente.
Surge una nueva forma de trabajar más colaborativa, de conjuntos de expertos que se unen en proyectos en el que cada uno pone su 'expertise' para llevar el proyecto a un nuevo nivel.
En mi opinión, vamos a la necesidad de un mundo colaborativo para avanzar, en el que ya no será tan habitual la figura del experto dando una masterclass o recomendación, sino generación mesas de debate de expertos con un gran coordinador del proyecto.