En la década de los 90 Cartagena y su cinturón industrial sufrieron una crisis económica que acabó con la destrucción de miles de puestos de trabajo. Las empresas del sector, buena parte de ellas obsoletas, cerraron y solo casos contados sobrevivieron y se reinventaron; también lo hicieron las industrias auxiliares. Recordarán aquella crisis porque las protestas acabaron, literalmente, con el incendio parcial de la Asamblea Regional.
Después de aquel negro pasaje de la historia todos: agentes sociales, autoridades locales y regionales se prometieron que Cartagena debía renacer de aquellas cenizas convertida en un nuevo y moderno polo industrial que reactivara la economía y un sector que siempre había sido puntero. Se impulsó el desarrollo del polígono Los Camachos -hoy en 2021 sigue en el limbo- y no olvidemos que antes se había prometido el Parque Tecnológico, que finalmente acabó al otro lado del Puerto de la Cadena.
Con el paso de los años y gracias, únicamente, al tirón de las empresas tractoras como el Puerto, MTorres y Repsol, Cartagena fue recuperando su papel en el ámbito industrial. Un polo industrial y energético renacido por un triángulo con tres caras: el valle de Escombreras, Navantia y Sabic. Y con ellas resurgieron una serie de empresas auxiliares que han servido de complemento perfecto, como Mecánicas Bolea o Herjimar.
Pero ahora vivimos una nueva 'revolución' industrial, la industria 4.0, en la se necesita una mano de obra cualificada que escasea y, lo peor, una formación profesional y técnica que no satisface las necesidades técnicas y de oficios que estas empresas tractoras demandan continuamente, casi desesperadamente.
Si no se ataja este problema seguirán las fugas de jóvenes a zonas como Asturias y Pamplona, por poner dos ejemplos, para adquirir allí su formación. Además de las dificultades que supone para las industrias auxiliares y grandes empresas de Cartagena no contar con estos perfiles profesionales.
La necesidad existe, la voluntad de todos los actores implicados en solucionarlo parece que también, pero como siempre, llegamos nuevamente tarde. Y más ahora, inmersos en una crisis económica por la pandemia. Sinceramente, no es el momento de tirarse los trastos a la cabeza.
Estamos dejando escapar el futuro. Por 'luchas' políticas, por enfrentamientos entre Cartagena y Murcia, por estrategias cortoplacistas de algunos dirigentes... Las empresas lo demandan. No dejemos pasar este tren. Remen juntos y rápidos en la misma dirección.
Se impone que Ayuntamiento y Comunidad agilicen la cesión de unos terrenos ya. Que se dote presupuestariamente -estamos en pleno debate- para este mismo año 2021 y que los agentes sociales estén vigilantes sobre su cumplimiento.
La FP Industrial es una necesidad; es una urgencia para seguir dotando de profesionales técnicos y bien formados a las empresas del polo industrial y energético del Mediterráneo. No hagamos de esto otro eterno Los Camachos. Hay que quitar esa piedra del zapato.