Según los datos publicados por el Departamento de Comercio, el déficit comercial se amplió un 6,2 % hasta alcanzar los 78.200 millones de dólares, frente a los 73.600 millones registrados en octubre.
Las importaciones totales subieron un 3,4 % hasta los 351.600 millones de dólares, impulsadas principalmente por el aumento de bienes industriales, automóviles y materiales relacionados con la tecnología. Por su parte, las exportaciones crecieron un 2,7 %, alcanzando los 273.400 millones de dólares, un máximo histórico. A pesar de este récord en exportaciones, el ritmo de crecimiento fue insuficiente para equilibrar el notable avance en las compras de productos extranjeros, lo que agravó el desequilibrio comercial del país.
El notable incremento de las importaciones estuvo liderado por un alza del 4,3 % en los bienes, que alcanzaron los 280.900 millones de dólares. Entre los sectores más destacados se encuentra un aumento de 3.700 millones en suministros industriales y materiales, entre los que se incluyen 1.000 millones más en crudo y 3.500 millones adicionales en bienes de capital como semiconductores y aviones civiles.
En el sector alimentario, las importaciones de alimentos, piensos y bebidas crecieron 1.400 millones, mientras que los vehículos, piezas y motores aumentaron en 1.200 millones. Estas cifras reflejan tanto una economía estadounidense aún sólida en términos de consumo como la preparación de los importadores ante posibles cambios regulatorios o arancelarios con la inminente toma de posesión del presidente electo Donald Trump, que se puedan traducir en precios más elevados en los próximos meses.
Las exportaciones estadounidenses también alcanzaron un hito en noviembre, creciendo un 3,6% en bienes y situándose en 177.600 millones de dólares. Sin embargo, este crecimiento estuvo muy concentrado en ciertos sectores. Los suministros industriales, como petróleo crudo y plásticos, aumentaron 4.300 millones, mientras que las exportaciones de automóviles, motores y piezas lo hicieron en 1.900 millones.
En el sector de bienes de consumo, los productos farmacéuticos destacaron con un incremento de 1.600 millones. Sin embargo, las exportaciones de otros productos disminuyeron 5.000 millones, reflejando desigualdades dentro del desempeño exportador.
Las exportaciones de servicios también crecieron ligeramente, aumentando 900 millones hasta alcanzar los 95.800 millones. Los sectores de viajes y transporte lideraron este crecimiento, reflejando una recuperación continua en el turismo y el comercio internacional tras los efectos de la pandemia.
El déficit comercial de bienes ajustado por inflación, que se utiliza para calcular el PIB, también creció un 5,1 %, alcanzando los 96.500 millones de dólares en noviembre.
La Reserva Federal de Atlanta proyecta un crecimiento anualizado del PIB del 2,4 % para el cuarto trimestre, en comparación con el 3,1 % registrado en el tercer trimestre. Esto significaría que el comercio podría continuar restando dinamismo a la economía, como ha sucedido en los tres trimestres anteriores.
Según los economistas, el déficit comercial es una manifestación de desequilibrios macroeconómicos más amplios, como la baja tasa de ahorro de los estadounidenses y el elevado gasto público. Menos ahorro y más gasto conduce inevitablemente a mayores déficits.
El aumento del déficit comercial podría reactivar debates políticos sobre el impacto de las políticas de comercio internacional. Durante su primer mandato, Donald Trump impulsó una guerra comercial con China, argumentando que era necesario reducir el desequilibrio comercial con la segunda mayor economía del mundo.
En noviembre, el déficit comercial de bienes con China se situó en 25.400 millones de dólares, mientras que el déficit con la Unión Europea alcanzó los 20.500 millones. Estas cifras subrayan la persistencia de relaciones comerciales asimétricas con las principales regiones económicas.
Por otro lado, persiste la preocupación por posibles interrupciones en las cadenas de suministro. Los importadores están vigilando de cerca las negociaciones entre los sindicatos de trabajadores portuarios estadounidenses y los operadores portuarios. Un posible estancamiento en las conversaciones podría derivar en huelgas que paralicen los principales puertos, amenazando las entregas y aumentando los costos comerciales.
El creciente déficit comercial de Estados Unidos en noviembre refleja tanto las fortalezas como las debilidades estructurales de la economía más grande del mundo. Mientras las empresas y los consumidores mantienen una fuerte demanda de bienes extranjeros, las exportaciones, aunque en niveles récord, no han podido igualar el ritmo de crecimiento.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia, los desafíos comerciales podrían intensificarse, ya sea a través de nuevas políticas proteccionistas o de negociaciones complejas con socios clave como China y la Unión Europea. Más allá de las cifras, la evolución del comercio será un reflejo de la interacción entre las políticas económicas internas y las tendencias globales.