jueves. 21.11.2024

Manuel Torres, el genio desconocido

Ha fallecido Manuel Torres, fundador del grupo industrial Mtorres y presidente de la Fundación que tengo el honor de dirigir, la Fundación Isaac Peral. Se ha ido una persona excepcional, un genio, un maestro y a la vez un gran desconocido en su país, España. Siento una profunda tristeza, pero me alivia pensar que la vida me ha proporcionado el enorme privilegio de su amistad, corta en el tiempo, pero intensa en intimidad y en larguísimas conversaciones durante el confinamiento.

 

Manuel era inventor, un ser creativo, brillante y muy astuto. Un murciano hecho a sí mismo que con un simple título de bachillerato llegó a crear un imperio industrial presente en 70 países. Seguramente, una de las personas que más patentes ha registrado en España y que gracias a su metodología 'ping-pong' fue capaz de trasladar la innovación de un sector industrial a otro, por ejemplo, de la maquinaria para la producción de papel a la composición de superficies en la industria aeronáutica.

 

De sus historias, recuerdo especialmente la de cómo financió un proyecto para su primer jefe. Tras sacarse el bachillerato, comenzó a trabajar en una empresa de envases de hojalata dirigida por un joven ingeniero navarro. Pasado un tiempo, Manuel le propuso desarrollar la patente de un proceso de composición de embalajes, le dijo: "Si me permites desarrollar la patente, sufragando yo los costes, tendremos éxito seguro y participaremos los dos de los beneficios". Fue una apuesta muy arriesgada ya que tuvo que invertir los ahorros familiares, pero la aventura salió bien. Posteriormente se marchó a Navarra para trabajar en SCA, una empresa sueca de celulosa. En 1975 fundó Mtorres en la localidad navarra de Torres de Elorz.

 

Precisamente fue allí, en Torres de Elorz, donde le conocí. Reconozco que me costó ganarme su confianza, me veía como un simple consultor sin nada que aportar, pero pronto entendió que yo lo que quería era escucharle y aprender de él. Fui a verle porque el CEO de Hidroconta, Alfonso Corbalán, había propuesto a FOM (mi consultora) para ejecutar un proyecto de la Fundación Isaac Peral, institución que Manuel presidía desde su creación en 2017.

 

El segundo encuentro fue para defender mi candidatura a director Gerente de la Fundación Isaac Peral. Fiel a sí mismo, la reunión se centró en poner sobre la mesa todo lo que la Institución tendría que hacer en los próximos años. Tomé notas y dibujé un plan de acción a diez años. A propuesta de Manuel Torres, en diciembre de 2019 fui elegido director gerente.

 

A partir de ese momento nuestra relación fue más intensa y fluida. Manteníamos largas conversaciones, eso sí, durante los fines de semana ya que el grueso de sus energías las dedicaba a la empresa. Tenía muchos proyectos que ejecutar y sabía que contaba con poco tiempo.

 

Manuel negociaba con Dios y conseguía prórrogas de vida tras superar las graves enfermedades que padeció. Él, por su parte, se comprometía a hacer altamente provechosa para la humanidad su estancia en la tierra. Yo soy católico practicante y debo reconocer que también me enseñó un nuevo diálogo con Dios.

 

Murciano universal y español ejemplar, siempre estuvo comprometido con la generación de riqueza y la industria tecnológica europea. No caía bien entre la clase política por su tendencia a la crítica despiadada, tampoco entre las élites empresariales a las que calificaba de cainitas. Aborrecía la envidia y estaba especialmente preocupado por la educación de las nuevas generaciones, las que deben transformar España.

 

Cuando estábamos redactando el cómic sobre Peral, Manuel insistía, una y otra vez, en la importancia de inculcar los valores del inventor en niños y jóvenes. Él mismo lo dejó escrito:

 

Su legado ha de ser un llamamiento para despertar en nosotros la confianza y solidaridad con aquellos que averiguan cómo ir por delante, con quienes tienen ideas diferentes para mejorar la sociedad en la que vivimos, y con quienes se arriesgan persiguiendo sus ideales… Hay que creer en los demás.

 

Gracias Manuel por todo el conocimiento compartido. Gracias por enseñarme que los empresarios transforman los territorios y que la innovación puede ser el motor de nuestras vidas. Espero estar a la altura de lo compartido. Descansa en paz.

Manuel Torres, el genio desconocido