Las empresas españolas afrontan la pandemia de coronavirus con su deuda controlada y en la tasa más baja de la última década, superada ya la crisis financiera tras el estallido de la burbuja inmobiliaria: un 73,8% del PIB al cierre del tercer trimestre de 2019, ultimo periodo del que hay datos.
En 2006, un año antes de que nadie hubiera oído hablar de las hipotecas "subprime", la deuda contraída por las empresas españolas con bancos y cajas superó por primera vez el billón de euros, cifra nunca alcanzada hasta entonces y alimentada por la expansión del negocio inmobiliario.
En los años siguientes, la burbuja crediticia del ladrillo elevó el endeudamiento de las empresas hasta 1,282 billones de euros en 2010, equivalente al 119% del PIB, el doble que al inicio de la década, ya que en el año 2000 representaba el 52%.
En 2018, último año con datos de todo el ejercicio, la deuda de las empresas españolas era de 899.000 millones.
La cifra de 2010 contrasta con la media europea, que era entonces del 78,5% del PIB, más de 40 puntos porcentuales menos que en nuestro país.
Pero el desapalancamieto de las sociedades españolas dio sus frutos, y tras caer en 2018 hasta un 74,6% del PIB, ya por debajo de la media europea, al cierre de septiembre del pasado año se situó en el 73,8%.
El esfuerzo de las empresas por reducir su deuda ha tenido su reflejo en la tasa de morosidad de las entidades financieras, que al cierre de 2019 bajó del 5% por primera vez en una década, tras alcanzar máximos históricos en 2013 (13,61%), un descenso que obedece también al desapalancamiento de las familias.
No obstante, un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) revela que el tamaño resulta determinante para analizar qué empresas sufrirán más las consecuencias de la pandemia.
Aunque en España el 14,6% de las empresas mostraban una débil salud financiera antes del parón económico, hasta un 42,3% de las pymes tenía una deuda excesiva, porcentaje que bajaba al 21,7% para las de mayor tamaño.
El inesperado parón provocado por el coronavirus ha llevado tanto al Gobierno como al Banco Central Europeo (BCE) a poner en marcha medidas de auxilio, pese a que las empresas españolas no pasan por su peor momento en términos de acceso a la financiación, entre otros motivos por los bajos tipos de interés.
El Gobierno ha implantado una línea de avales del ICO destinada a facilitar la liquidez de autónomos, pymes y empresas afectadas, operativa desde el lunes 5 de abril para cubrir los créditos concedidos desde el 18 de marzo.
El BCE ha flexibilizado temporalmente los activos que acepta como garantías por parte de los bancos, para asegurar que prestan a las empresas. Según sus datos, en 2011 el 25% de las empresas españolas tenía dificultades para conseguir un préstamo bancario. Ahora sólo el 8%.
Además, en una decisión histórica, el BCE ha aprobado un programa de compra de bonos públicos y privados de 750.000 M€ para contrarrestar los "serios riesgos" que supone la crisis del coronavirus para su política monetaria.
