La Fundación Jesús Abandonado atiende diariamente a más de 40 personas que viven en la calle en Murcia a través de un programa de intervención que tiene como objetivo final revertir su situación de vulnerabilidad extrema. Este proyecto persigue que estas personas tengan cubiertas sus necesidades primarias, establezcan redes de apoyo, adquieran paulatinamente habilidades sociales y puedan empezar a desarrollar una vida plena e independiente.
Con el objetivo de colaborar con este programa y reforzar la actividad de la fundación, CROEM y la Consejería de Empresa han donado este lunes sacos y material término que se van a destinar a este programa. José María Albarracín y Ana Martínez Vidal ha visitado las instalaciones del comedor social para realizar la entrega y conocer de cerca los detalles de este servicio.
En el programa están dados de alta actualmente 34 personas, pero la atención se extiende a todos los que lo necesitan. “En la actualidad, con la situación provocada por la Covid-19, nos encontramos con que hay muchas más personas que están en calle de manera temporal por la crisis económica y social que estamos viviendo”, explica María Fernández, trabajadora social y responsable del programa, en el que participan también tres voluntarios.
El equipo de intervención recorre todos los días las calles de Murcia y se encarga de conocer la realidad de cada caso y tratar de garantizar que puedan cumplir sus necesidades básicas como el descanso, el alimento o el aseo. También se les acompaña a realizar trámites sanitarios, burocráticos o judiciales con el fin de, paso a paso, facilitar la adquisición de la autonomía necesaria. Con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas, el servicio se refuerza y se realizan salidas nocturnas para ayudar a combatir el frío.
“Nos encontramos con personas que ejercen la mendicidad, experimentan dificultades extremas para el establecimiento de vínculos o relaciones sociales, sufren de soledad, aislamiento, problemas de salud físicos y psicológicos y sin tratamiento en la mayoría de los casos. Son personas con baja autoestima, falta de confianza y, en algunos casos, adicciones”, añade María Fernández.
Para cada caso, la Fundación Jesús Abandonado elabora un plan de acción individualizado que facilite el soporte emocional y social. De esta forma, se crean las condiciones necesarias para que estas personas den un primer paso y accedan a los servicios que ofrece la institución (comedor social, centro de día, formación, psicoterapia, etc.) o los que aportan otros organismos externos e inicien su proceso personal de reinserción social.