CaixaBank obtuvo en los nueve primeros meses del año un beneficio neto de 4.801 millones de euros, casi siete veces más que en el mismo periodo de 2020, cuando ganó 726 millones, debido a los impactos extraordinarios asociados a la fusión con Bankia.
Estos impactos no recurrentes, que elevan el beneficio del banco en 2.779 millones, incluyen una aportación contable de 4.300 millones del fondo negativo de comercio y el coste neto de 1.521 millones del ERE para más de 8.000 empleados pactado con los sindicatos y otros gastos asociados a la integración.
Sin estos extraordinarios, el beneficio ajustado de CaixaBank se sitúa en 2.022 millones, casi tres veces más que en el ejercicio anterior, que estuvo afectado por las elevadas provisiones para afrontar la pandemia de coronavirus, ha informado el grupo a la CNMV, el supervisor bursátil.
El aumento del resultado recurrente, explica CaixaBank, responde a la intensa actividad comercial del grupo y a las menores dotaciones.
Los ingresos 'core', los derivados propiamente del negocio bancario, aumentaron a cierre de septiembre un 25,2%, hasta 7.708 millones, con un margen de intereses que sumó 4.416 millones (+21%) y unas comisiones netas que crecieron un 36,7%, hasta 2.604 millones. El margen bruto se situó en 7.711 millones (+23,2%), mientras que el de explotación cayó un 51,8%, hasta 1.337 millones, por los costes de la fusión.
Las dotaciones para insolvencias se redujeron hasta 616 millones de euros, frente a los 2.406 millones del mismo periodo de 2020, que incluía el registro de una dotación por 1.611 millones anticipando impactos futuros asociados a la pandemia.
Los recursos totales de clientes ascendieron a 607.331 millones de euros a 30 de septiembre, un 46,2% más tras la incorporación de Bankia, mientras que los recursos en balance totalizaron 441.278 millones (+5,5%) y los activos bajo gestión se situaron en 153.223 millones (+12%).
El patrimonio gestionado en fondos de inversión, carteras y sicav alcanzó los 106.521 millones (+14,2%) y los planes de pensiones, los 46.701 millones, un 7,5% más. Por otro lado, el crédito bruto a la clientela se situó en 355.929 millones de euros, con un crecimiento de casi el 46% en el año tras la fusión con Bankia.
Los saldos dudosos sumaron 13.955 millones de euros, 50 millones menos que al cierre del trimestre anterior, y la ratio de cobertura de morosidad fue del 64%.
Respecto al total de moratorias de hipotecas y préstamos concedidas por el grupo a sus clientes durante la pandemia, solo continuaban vigentes a 30 de septiembre 5.034 millones de euros y la práctica totalidad vence antes de finalizar el año. "Las moratorias mantienen un buen comportamiento de pago y los saldos en mora representan solo el 0,5 % de la cartera de crédito", ha señalado CaixaBank.
El consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, realiza un balance muy positivo de los nueve primeros meses del año y destaca como aspectos relevantes "la buena evolución del negocio bancario y de seguros en un entorno todavía complejo, y el proceso de integración que discurre de forma rápida, adecuada y en línea con lo previsto".
Sobre el proceso de fusión, Gortázar afirma que "toda la organización está muy centrada en la ejecución final de la integración tras seis meses en los que se ha avanzado decisivamente en tres áreas clave: la integración de personas, del modelo de negocio y de los sistemas". Y es que, cerrado el frente laboral, la fusión entre CaixaBank y Bankia afronta ahora el último paso clave para culminar el proceso: la integración tecnológica, que será una realidad el próximo 12 de noviembre.