En lo que llevamos de 2025, los precios de ciertas commodities han seguido la tendencia que arrastraban de 2024 y se espera que sigan subiendo a lo largo del año. Este fenómeno ya se ha hecho evidente en el aumento vertiginoso de los precios del cacao y el café, los cuales más que se duplicaron en el último año.
Las fuertes subidas en los precios de varias materias primas alimentarias entre enero de 2024 y 2025 se correlacionan estrechamente con fenómenos climáticos inesperados, lo que sugiere que la crisis climática está afectando directamente la seguridad alimentaria.
El año 2024 fue declarado el más caluroso de la historia, según varios organismos internacionales, una tendencia de temperaturas elevadas que parece continuar en 2025. Esta situación, junto con la previsión de más fenómenos climáticos extremos a largo plazo, afectará negativamente los rendimientos agrícolas regionales, lo que provocará nuevos aumentos en los precios de los productos básicos.
Entre los productos más afectados por el clima extremo se encuentran el cacao y el café. Según los últimos datos de la ONU, los precios del cacao y del café subieron un 163% y un 103% respectivamente debido a una combinación de precipitaciones superiores al promedio y temperaturas inusuales en las zonas productoras. En el caso del cacao, la escasez de cosechas y la reducción de los rendimientos en países como Costa de Marfil y Ghana —que producen alrededor del 60% del cacao mundial— han llevado a los precios a niveles récord. Desde el comienzo de 2023, el cacao ha visto un aumento cercano al 400%, alcanzando los 12.000 dólares por tonelada durante las festividades de 2024, cuando en 2022 el precio apenas superaba los 2.000 dólares por tonelada.
Por otro lado, el mercado del café también ha experimentado un aumento considerable, especialmente debido a las altas temperaturas en Brasil, un importante productor de café arabica, y a la sequía en Vietnam, donde se cultiva la variedad robusta. Este incremento de precios ha afectado no solo a los productores, sino también a los consumidores, con Italia, un país con una gran tradición cafetera, siendo uno de los más golpeados por el aumento en los precios de los granos.
Los cultivos agrícolas, particularmente el cacao y el café, son muy vulnerables a los efectos del clima extremo cada vez más frecuentes como sequías, olas de calor y lluvias intensas, que continúan golpeando a la producción agrícola mundial. El cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos generan incertidumbre en los precios de los alimentos, lo que alimenta las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria global. Además, el impacto no se limita solo a los productos agrícolas básicos, sino que también afecta a otras materias primas como el azúcar, el té y las naranjas, cuyos precios han aumentado en los últimos años debido a condiciones climáticas adversas.
En 2023, la escasez de cacao fue impulsada aún más por la falta de inversión en las fincas de cacao, lo que ha dejado a los cultivos más vulnerables a los cambios climáticos y a enfermedades como el virus de la hinchazón del cacao, que ha afectado gravemente las cosechas en África Occidental. Esta falta de inversión también ha incentivado el contrabando de cacao hacia mercados menos regulados, lo que pone en peligro la estabilidad de los precios globales.
A la situación climática y de enfermedades se suman otros problemas geopolíticos y regulatorios. La guerra en Ucrania ha causado una escasez global de fertilizantes, lo que ha afectado la capacidad de los agricultores para mantener su productividad. Además, la nueva legislación de la Unión Europea sobre la deforestación, que prohíbe la venta de productos agrícolas que provengan de tierras deforestadas, ha creado incertidumbre entre los productores de cacao y café, quienes se enfrentan a nuevos desafíos para cumplir con los requisitos de trazabilidad de sus productos.
Los gobiernos de Costa de Marfil y Ghana, por ejemplo, establecen el precio que deben pagar a los productores de cacao, pero estos precios se encuentran muy por debajo de los precios globales, lo que desincentiva la producción y genera subinversión en las fincas de cacao. Esto ha dejado a los cultivos más expuestos a los cambios climáticos y enfermedades. Por el contrario, en países con mercados más liberalizados, como Ecuador y Brasil, los productores están invirtiendo en tecnología agrícola y en la mejora de la calidad de las semillas para aumentar su producción y exportaciones de cacao.
A pesar de los desafíos, existen motivos para el optimismo, especialmente para los amantes del café. El Banco Mundial prevé que los precios tanto de los granos de arabica como de robusta bajarán en los próximos años a medida que aumente la producción. También se espera una caída del 13% en los precios del cacao este año, lo que podría aliviar parcialmente la presión sobre los consumidores.
No obstante, el clima seguirá siendo una fuente de volatilidad, y el impacto del cambio climático en la agricultura global continuará afectando los precios de los alimentos en los próximos años. Los productores de cacao y café deberán adaptarse a estos nuevos desafíos mediante inversiones en tecnología, mejores prácticas agrícolas y medidas para mitigar los efectos del clima extremo.