viernes. 03.05.2024

Con el fin de ayudar a los consumidores europeos a reducir sus facturas de energía y la huella de carbono, desde el pasado lunes 1 de marzo ha comenzado a aplicarse en todas las tiendas y minoristas en línea una nueva versión de la ampliamente reconocida etiqueta energética de la Unión Europea. Las nuevas etiquetas están dirigidas inicialmente a cuatro categorías de productos: frigoríficos y congeladores, lavavajillas, lavadoras y televisores. El 1 de septiembre habrá nuevas etiquetas para las bombillas y lámparas con fuentes luminosas fijas, y en los próximos años será el turno de otros productos, como secadoras o acondicionadores de aire.

 

Ante el aumento del número de productos que alcanzan la clasificación A+, A++ o A+++ con arreglo a la escala actual, el cambio más importante consiste en volver a una escala más sencilla (A-G). Esta calificación es más estricta y está diseñada de manera que muy pocos productos puedan alcanzar inicialmente la clasificación «A», lo que deja espacio para incluir productos más eficientes en el futuro. Los productos más eficientes energéticamente que se comercializan en la actualidad normalmente irán etiquetados a partir de ahora como «B», «C» o «D».

 

Según la comisaria europea de energía, Kadri Simson, "la etiqueta energética original ha tenido mucho éxito, al permitir ahorrar al hogar europeo medio varios cientos de euros al año y motivar a las empresas a invertir en investigación y desarrollo. El nuevo sistema ofrecerá más claridad a los consumidores y garantizará que las empresas sigan innovando y proponiendo productos aún más eficientes”.

 

Además de renovar el grafismo y los iconos, la nueva etiqueta introduce un código QR en la parte superior derecha que puede ser escaneado por los consumidores para obtener información adicional sobre el modelo de producto, como las dimensiones, características específicas o resultados de los ensayos, dependiendo del aparato.

 

Asimismo, a partir de ahora los fabricantes o los importadores estarán obligados a poner a disposición de los reparadores profesionales una serie de piezas esenciales (motores y escobillas de motor, bombas, amortiguadores y muelles, tambores de lavadora, etc.) durante un mínimo de entre siete y diez años después de la introducción en el mercado de la Unión de la última unidad de un modelo. También para los usuarios finales, es decir, para los consumidores que no sean reparadores profesionales, pero que prefieran reparar ellos mismos las cosas, los fabricantes deberán poner a disposición determinadas piezas de recambio durante varios años después de la salida de un producto del mercado.

 

La etiqueta energética de la Unión Europea es un distintivo ampliamente reconocido de los productos domésticos, como bombillas, televisores o lavadoras, y durante más de veinticinco años ha permitido a los consumidores estar mejor informados a la hora de elegir. En la encuesta Eurobarómetro realizada en 2019, el 93% de los consumidores confirmó que reconocía la etiqueta y el 79%, que esta había influido en su decisión sobre qué producto comprar. Junto con los requisitos mínimos de rendimiento armonizados (conocidos como 'diseño ecológico'), se calcula que las normas de la Unión sobre etiquetado energético reducirán el gasto de los consumidores en decenas de miles de millones de euros cada año, ofreciendo al mismo tiempo otros muchos beneficios para el medio ambiente y para los fabricantes y minoristas.

¿Conoce las nuevas etiquetas energéticas de la Unión Europea?