La red de redes, ese sitio intangible, pero real, al que llamamos internet nos ha regalado grandes avances para la historia. Nuestra concepción del mundo ha cambiado más que en ninguna otra revolución tecnológica. Tanto es así que, si nos ponemos a analizar las películas de ciencia ficción antiguas, la gran mayoría sueña con avances mucho menos ambiciosos de lo que podemos hacer gracias a este servicio.
Vale, sí, aún no tenemos coches voladores como en El quinto elemento, ni podemos viajar a la velocidad de la luz como en Star Wars, pero Siri es mucho menos maligna y ocupa mucho menos espacio que HAL, la inteligencia artificial antagonista de 2001: Una odisea en el espacio. Que sí, que ya vivimos 20 años adelantados a la concepción de Kubrick, pero hay ejemplos mucho más evidentes, como el hecho de que Marty McFly sea despedido vía fax en una escena de Regreso al futuro ambientada en 2015. ¿Acaso alguien seguía usando el fax en nuestro 2015?
El tema es que ni siquiera las mentes más imaginativas de la ciencia ficción fueron capaces de prever todas las cosas impresionantes que podemos realizar hoy gracias a internet. Y es que este servicio ha democratizado privilegios antes sólo accesibles por los más ricos.
DE DÓNDE VENIMOS
Ahora la telefonía móvil llega incluso a la Luna, pero ¿Recordáis el dineral por minuto que había que pagar hace unos años para realizar una llamada internacional? Seguramente no, básicamente porque ya nadie utiliza la red telefónica tradicional para llamar entre países, e incluso para quien lo haga, existen tarifas planas internacionales ofrecidas por la mayoría de las operadoras.
Sin embargo, hace no tanto, ponerte en contacto con tu familia en el extranjero suponía un gasto desorbitado, especialmente para los migrantes de clase trabajadora, que tenían a menudo tenían que privarse de hablar con sus seres queridos debido al trastorno que suponía para sus sueldos precarios.
HACIA DÓNDE VAMOS
Y si algo que ahora tenemos tan normalizado como hablar con personas de todo el mundo de manera gratuita era un factor de desigualdad entre clases, imaginad lo que era acceder a entornos más exclusivos como el mercado de divisas. Para poder participar de este mercado financiero sin mayor conocimiento tenías que ponerte en contacto con una empresa intermediaria que te asignara un bróker sólo alcanzable para las clases altas. Ahora, sin embargo, cualquier persona puede aventurarse en este mundo gracias a todas las soluciones creadas a través de internet.
Las cuentas cent Forex son el perfecto ejemplo, la nueva tendencia en los servicios en línea de gestión de divisas. Permiten operar con céntimos y así invertir en el mercado de divisas sin disponer grandes sumas de dinero. Y es que ahora existen todo tipo de aplicaciones, sitios web y plataformas en línea diseñadas para que cualquier persona pueda aprender cómo funciona este mundo.
Tantas son las facilidades que incluso también se puede entrenar primero a través de cuentas demo que generan simulaciones con dinero ficticio. De hecho, este suele ser el primer paso en un camino autodidacta que suele culminar en operaciones llevadas a cabo con mayores sumas de dinero real. Eso sí, ya con toda la tranquilidad de un aprendizaje previo.
No sabemos que nos deparará el futuro, pero casi seguro que cada vez seremos más capaces de acceder a donde antes no podíamos.