El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, conocido coloquialmente como “Impuesto sobre la Renta” o por sus siglas, “IRPF”, es una de las vías que tiene el Estado para recaudar fondos de las rentas de las personas que reciben ingresos. De esta manera, el Gobierno intenta redistribuir la riqueza a través del gasto público entre toda la población.
Todas las personas que perciban rentas por trabajo, capital, actividades económicas, pérdidas y ganancias patrimoniales y otras imputaciones de renta establecidas por ley, tienen la obligación de tributar por estos conceptos.
Hay dos parámetros clave que definen qué es el IRPF, que son la base imponible y el tipo de gravamen. Estos conceptos hacen referencia a la cantidad de ingresos que computan para el impuesto y la fracción de estos que toca pagar a la Hacienda Pública.
La base imponible, es el importe neto de ingresos que corresponde a una persona que tiene que pagar el impuesto. Los ingresos se clasifican en la base imponible general o en la base imponible del ahorro.
El tipo de gravamen, es el tanto por ciento que se aplica a la base imponible, de tal manera que marca la cantidad de dinero a pagar como resultado del impuesto sobre la renta. Se trata de un porcentaje progresivo, lo que significa que no todo el mundo debe pagar lo mismo, sino que va por tramos de ingresos, en los que se aplica un porcentaje distinto. A mayor volumen de ingresos, mayor porcentaje o tipo de gravamen a pagar.
