El presidente de la Región, Pedro Antonio Sánchez, ha apostado por la supresión por completo en 2018 del Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD), lo que va a suponer que las arcas de la Comunidad dejen de percibir en torno a 80 millones de euros anuales, según un cálculo de los Inspectores de Hacienda (Gestha).
Se trata de un impuesto directo que ya había rebajado hasta el 40% para dinamizar la economía y crear empleo, una medida que grava el traspaso de la herencia y que ha sido apoyada por diversas formaciones políticas y aplaudida por los empresarios murcianos.
En este sentido, su presidente, José María Albarracín, ha venido demandando esta medida desde el inicio de la legislatura puesto que siempre ha considerado el impuesto “injusto y gravoso para la economía regional”. Además, cree que va a ser un impulso para la recuperación y a la creación de riqueza y empleo.
A partir del próximo año los contribuyentes murcianos sólo tendrán que abonar una cantidad simbólica por aceptar las herencias a las que tengan derecho.
El Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, en palabras de Gestha, tiene una finalidad redistributiva debido a que afecta a la acumulación intergeneracional de la riqueza. De hecho, el ISD forma parte de los sistemas tributarios de la mayoría de los países avanzados de la OCDE y de la UE, situándose España en la media de la Eurozona en presión fiscal a las herencias. En concreto, la cifra se sitúa en 0,3 por ciento del PIB, alcanzando los 2.779 millones de euros a nivel nacional (80 M€ en la Región).
Sin embargo, este tributo ha sido cuestionado en innumerables ocasiones debido al aumento del número de renuncias a las herencias en los últimos años, atribuyéndolo a una incapacidad de muchos herederos de hacer frente a su pago, todo ello a pesar de la tendencia a la baja aprobada por la comunidades autónomas en este impuesto, tal y como ha manifestado Gestha.