La aseguradora Crédito y Caución calcula que el sector alimentario crecerá cerca del 3% en 2024 y 2025, mientras que la inversión lo hará un 2,3 y un 3,9%, respectivamente, en dichos ejercicios.
Prevé que la producción mundial de alimentos y bebidas aumente un 2,8% este año y un 3,1% en 2025, según el último informe que ha dado a conocer este lunes en un comunicado.
Para la entidad, el endurecimiento de las condiciones crediticias y la "elevada inflación han lastrado los ingresos reales" de los hogares "en la mayor parte del mundo" en 2023.
En el texto, ha puesto de relieve el "alto nivel" de incertidumbre de las previsiones sobre el precio de los alimentos, que dependen "en gran medida" de las "cambiantes" condiciones meteorológicas y las tensiones geopolíticas.
Si bien el escenario "principal" es de una "ligera disminución" global de los precios, una "escalada" de las guerras en Ucrania u Oriente Medio "podrían provocar un nuevo repunte de la inflación alimentaria", ha añadido.
Otro "riesgo clave" al que se refiere en el informe es el impacto del fenómeno meteorológico de "El Niño", que "podría perturbar el suministro mundial de alimentos, presionando al alza los precios".
En Europa Occidental, la inflación de los productos básicos agrícolas se elevó "bruscamente" en 2022 y 2023, debido a las interrupciones de la cadena de suministro, la guerra en Ucrania y el aumento de los gastos de logística y fertilizantes, han recordado desde la entidad.
El actual proceso de "desinflación" de los alimentos en Europa "continuará en 2024", según las previsiones del informe, que remarca que a pesar de esta reciente disminución todavía se mantienen por encima de los niveles prepandémicos.
Los factores que presionan actualmente los costes en el sector son el precio de la energía, el transporte, la mano de obra y los tipos de interés, han apuntado las mismas fuentes.
En este contexto, la firma espera que la producción de alimentos en Europa crezca un 1,4% en 2024 y un 1,5% en 2025, aunque las condiciones meteorológicas adversas, como las olas de calor que afectaron el sur de Europa en 2023, son un riesgo "significativo" para la producción y la evolución de los precios.
