Lo más destacable de la tercera semana de septiembre es la llamativa calma con la que las Bolsas y los mercados de bonos han recibido el anuncio por parte de la Fed del inicio del fin de la expansión monetaria global. La apuesta de la presidenta de la Fed por la fortaleza de la economía norteamericana ("recovery is on a strong track") parece haber sido creída al pie de la letra por los inversores y eso explica el buen tono de las Bolsas, que, en línea con nuestra previsión, han tenido una semana tranquila con sesgo ligeramente positivo.
Ciertamente las subidas de los índices no han sido espectaculares, sobre todo en las Bolsas americanas. El S&Pse ha quedado prácticamente igual, con una subida semanal imperceptible de ocho centésimas, el Dow ha subido un 0,36% en la semana y el Nasdaq, afectado por la mala racha de Apple, ha cedido un 0,33% en la semana. Pero debemos recordar que las Bolsas americanas ya habían subido la semana pasada, y de hecho el Dow Jones había registrado ocho récords históricos consecutivos antes de la reunión de la Fed y el pasado miércoles, tras la rueda de prensa de Janet Yellen, marcó el noveno.
Por su lado las Bolsas europeas han encontrado cierto alivio en el mantenimiento del euro en niveles de 1,20 dólares por euro, que ha favorecido de nuevo a las automovilísticas e industriales. Ha ayudado también el buen comportamiento de las petroleras y de los Bancos, estos últimos impulsados por las renovadas expectativas de subidas de tipos tras los mensajes de Yellen. El resultado es que el Eurostoxx ha subido un 0,74% en la semana, aunque nuestro Ibex no ha podido cerrar en positivo, por los problemas de todos conocidos, y ha cedido un 0,12%.
Si recordamos la reacción tan negativa que las Bolsas tuvieron hace cuatro años y medio, tras el primer anuncio de reducción de balance que hizo Bernanke en abril de 2013, es justo reconocer, una vez más, la excelencia que ha alcanzado la Fed de Yellen a la hora de comunicar sus estrategias evitando turbulencias en los mercados financieros. Es cierto que Yellen está encontrando un cierto apoyo en el Banco de Japón, que el jueves, solo un día después de la decisión de la Fed, mantuvo su política monetaria ultra expansiva, lo cual sentó muy bien al Nikkei (+1,9% en la semana) y en el BCE, que es extremadamente prudente a la hora de cambiar sus políticas expansivas.
Pero la Fed es el Banco central que marca la dirección a seguir, y tarde o temprano el Banco de Japón y, sobre todo el BCE, no tendrán más remedio que seguir a la Fed.
Tal vez la calma con la que las Bolsas han recibido el mensaje de la Fed tenga su explicación en las expectativas generadas la semana pasada de que finalmente se apruebe la rebaja fiscal prometida por Trump. La nueva sintonía de Trump con los demócratas podrá facilitar esa reforma fiscal, dando finalmente paso al relevo de la política monetaria expansiva por la política fiscal expansiva, o , dicho de otra manera, a la reflación de Trump aunque se en su versión "light". Aparentemente esta última semana de octubre deberíamos tener la confirmación de esa rebaja fiscal.
Tras el triunfo de Angela Merkel en las elecciones alemanas nada parece enturbiar el escenario de tranquilidad en las Bolsas, una tranquilidad que ha sido definitivamente la seña de identidad de este verano a nivel bursátil.
En línea con nuestros comentarios recientes, no pensamos que haya que esperar muchas subidas a nivel de índices de aquí a fin de año, y por tanto solo se ganará dinero siendo selectivos en las apuestas y acertando en la elección.
La temporada de resultados, que a nuestro juicio será la clave para lo que las Bolsas hagan de aquí a fin de año, empieza a principios de octubre, pero antes, esta última semana de septiembre, se publican numerosos datos macro económicos relevantes, como la encuesta IFO alemana, los IPC preliminares de septiembre en Alemania, Francia , zona euro y Japón o el PMI de manufacturas de China en su versión privada (Caixin).
La nueva partitura es que ha llegado la hora de normalizar ("time to normalise") o dicho de otra forma, que las actuales condiciones monetarias son demasiado expansivas para las condiciones de la economía doméstica de cada país y de la economía global. Lo están diciendo, aparte de la Fed, el Banco de Inglaterra (Carney la semana pasada) y los de Canadá, Australia, Noruega, Suecia y Nueva Zelanda. Y de momento las Bolsas han escuchado la parte más agradable de esa partitura.
Pero con la música de fondo de la normalización monetaria, las noticias y/o los resultados deberán ser muy buenos para que las Bolsas mantengan lo ganado.