Me planteaba la directora de Recursos Humanos de una compañía de servicios su preocupación por la baja cohesión que notaba en los equipos de su empresa. No notaba la vibración de otros equipos ni la transversalidad entre ellos.
Cada uno sepreocupaba de “su jardín” y ya está. La conversación nos llevo a reflexionar sobre si realmente hacia falta un trabajo en equipo para conseguir los objetivos. No es que el trabajo en equipo este sobrevalorado, como la extroversión, pero me parece que es bueno clarificar algunos conceptos,
En primer lugar, el trabajo en equipo es un medio, no un fin. En una organización, la tarea es quien ha de decir cuál es la mejor forma de organizarse para ganar eficiencia.
Recordemos que una empresa es un pacto de trabajo. No es una familia, ni vamos a hacer amigos. La prioridad nº 1 es producir, en tiempo y calidad, el producto o servicio que ofrece la empresa. Y alrededor de eso, dotamos de procesos, recursos, tiempo y personas, pensando cuál es la mejor interacción posible para cumplir con los objetivos.
En segundo lugar, sabemos que el mundo de la organización no es simple. Hay que dirigir personas que piensan, sienten y desean. Y eso lo complica todo. Además, las personas están inmersas en una cultura con valores, implícitos o explícitos, que condicionan la conducta.
Antropológicamente, sabemos la importancia que tiene compartir unas señas de identidad, llámese país, nación, comunidad u organización. Los valores compartidos son el punto de unión que permite colaborar, aunque no nos
conozcamos.
Somos seres sociales, no somos entes aislados. Nacemos en un grupo y llevamos la socialización en nuestro ADN. Necesitamos a los demás para sobrevivir. Y por eso estamos en grupo, que no en un equipo. Vivimos en comunidad y solemos tener y sentir un orgullo de pertenencia del sitio donde nacemos o en donde pacemos.
Son nuestras señales de identidad. Lo que nos diferencia de otras comunidades.
Otra cosa es un equipo de trabajo. Aquí la cosa se complica. Insisto que sentir los colores no es sinónimo de trabajar en equipo. Un interesante autor, Katzenbach, definió, que “un equipo es pequeño numero de personas, con habilidades complementarias, comprometidas con un propósito común, unas metas de desempeño
y un enfoque por el que se sienten solidariamente responsables”.
¿Cuándo se activa el equipo? Cuando vemos que tenemos que dar respuestas a retos que son imposibles de
conseguir (o extremadamente difíciles) para una sola persona. No hablamos de tener mucho trabajo. Para eso no hace falta tener un equipo, sino un grupo de personas muy trabajadoras.
Para que tengamos que formar un equipo de trabajo, se han de cumplir varios requisitos:
Que la actividad ocurra de manera simultanea y en un mismo lugar, o en un espacio virtual compartido. Que la actividad este relacionada con uno o mas componentes del equipo. Que sientan el compromiso por el resultado. Ejemplos, tópicos, son un equipo de futbol, o un equipo de un restaurante formado por cocina y sala. Se necesitan unos a otros. Sin cocina no hay alimentos, y sin comensales no hay necesidad de alimentos.
Tienen un tiempo compartido, una tarea, coordinada y un propósito común: que vuelvan y que lo cuenten. Cada uno haciendo su tarea, en interdependencia con el resto.
Nos encantan el tema de trabajo en equipo, los valores asociados de compañerismo, cohesión y colaboración, el buen rollo que se da y lo bien que nos lo pasamos. Realizamos esfuerzos e invertimos en team buildings, que cohesionan personas, clarifican objetivos, agilizan la comunicación y potencian el compromiso.
Y está muy bien, aunque, en una mayoría de trabajos en las empresas los equipos, ni se dan ni son necesarios. Porque en muchos casos no es trabajo en equipo, sino trabajo distribuido (aunque lo llamen trabajo en equipo). Distribuimos el trabajo para ganar eficiencia.
Es frecuente encontrarse con pseudo-equipos, que, impulsados por la buena intención, tienen efectos algo perversos, como desmotivación, escaqueo, perdida de eficacia y cabreo de los mas talentosos. Sabemos que hay perfiles que son mas eficaces trabajando solos. Además de un gasto considerable en largas reuniones poco
productivas.
Hay que andar con cuidado con las tendencias, ya que estos equipos pueden disminuir la eficacia de los trabajos individuales o caer en un pensamiento único, homogéneo, sin cabida para la creatividad, perdiendo pensamiento critico para conseguir una apacible conformidad.
El ultimo trabajo en el que estoy, es con un equipo que está “demasiado” cohesionado y contento. Ya les contaré.
Como dijo Camilo José Cela, el trabajo en equipo puede llegar a ser “la muleta de la mediocridad compartida y la patente de corso de la holganza”.