Lo más probable es que conozca la técnica del elevator pitch. Se utiliza para hacer una presentación sobre un proyecto o idea, ante clientes o accionistas, que buscan nuevas ideas en las que invertir.
El presentador dispone del tiempo que dura un viaje en ascensor, de 30 segundos a un minuto, para presentar la idea de manera precisa, rápida y atractiva. El objetivo es conseguir el interés y una entrevista posterior para
poder explicarla con más detalle. Tienen segundos para hacerlo. Requiere mucha preparación y tener las cosas claras.
Pues bien, el otro día, subía en el ascensor de una empresa a la planta décima, a reunirme con el equipo directivo, cuando entraron dos personas, marcaron la planta octava (RR.HH.) y una le pregunto: “Oye, aquí, ¿cuál es el estilo de jefe que se lleva?”
Vaya, pensé, un elevator pitch en vivo y en directo. Supuse que la persona que preguntaba venía a una entrevista de selección. No pude por menos que prestar atención. “Aquí se lleva el jefe comprensivo, que reparte el trabajo, que dice “si” a sus jefes, que se pasa el día en reuniones y no quiere conflictos ni líos. Vaya, el estándar”.
Menudos jefes y jefas tiene esta empresa. Si lo oyera la directora de RRHH o el CEO, no sé qué pensarían.
Y me dio por reflexionar sobre el modelo de liderazgo de las empresas. No sabemos mucho del funcionamiento de las organizaciones. Sabemos que es complejo y que las buenas empresas tienen buenos jefes y jefas, mandos intermedios, que están en su sitio, mirando al equipo y creando contextos donde las personas puedan trabajar.
Están en su rol de jefes, tema nada fácil. Tener jefes de calidad, que entienden que no es lo mismo ser un jefe bueno, que ser un buen jefe. Que equilibran el poder que les han dado con la autoridad conseguida. Que saben que liderar es desarrollar el liderazgo de los demás y que, en muchos casos, es más bien liberar que liderar.
Liberar el talento oculto. Estoy convencido que en la mayoría de empresas sobra talento y que éste surge cuando se encuentra con jefes que dejan espacio para que salga y florezca. Y saben que al talento no se le retiene, sino que se le fideliza.
Hay una relación entre cuatro elementos que se da en la mayoría de las empresas, aunque a veces, parece que se olvida. Está demostrado que el estilo de liderazgo afecta directamente al clima laboral. Este es el terreno abonado para el compromiso, que es cuán cerca o lejos sienten el proyecto o la tarea.
Ya sabe: “nadie lava un coche de alquiler”. Porque no es suyo. Con los proyectos pasa lo mismo. El compromiso
permite mejorar los resultados. Al final, el modelo de liderazgo es un factor fundamental para tener buenos resultados.
Si pensamos en términos deportivos, al que suelen cambiar cuando el equipo no funciona es al…. Entrenador. Oh, ¡milagro! Los mismos jugadores, liderados de una manera diferente, dan resultados diferentes. Y el “mister” no corre por el campo ni chuta penaltis. Cambia el clima del equipo, las relaciones entre los jugadores y genera
un compromiso diferente con un resultado diferente.
Y eso no solo pasa en las grandes empresas. Pasa en las pymes, en las startup y en todo grupo humano. Pasa en el sector privado, público y en el social. Y, como no, en el ámbito político. ¿lo había notado?
No podemos dejar solos a los jefes, lideres o directivos. No sería justo. Hay que ayudarles con una definición más explícita de cuál es modelo de liderazgo de la casa y a qué les obliga. Porque no se trata de tener un bonito poster con los valores colgado de la pared, como hacen muchas empresas. Hay valores declarados, los del
poster y valores vividos, que son los auténticos y que solo se ven en la conducta de las personas.
Definir el modelo de Liderazgo aporta sentido, dirección y orden. Cada empresa tiene el suyo. Implícito o explícito. Te da el marco de actuación y de referencia. No se trata de hacerlo bien. Se trata de hacerlo de una determinada manera, decidida deliberadamente por la dirección de la empresa y compartida por todos. Va a permitir ver cuán cerca o lejos del modelo actuamos. Por eso es importante.
Todo esto pensaba en el ascensor que me llevaba a la planta decima. Allí me esperaba el Comité de Dirección para hacer un taller sobre “Modelo de Liderazgo”. Los saludé y pensé: “uf, no saben el trabajo que les viene encima”. Porque la aplicación de los modelos de liderazgo requiere más “andar” que “hablar”.