El impuesto al valor añadido (IVA) es un impuesto indirecto sobre el consumo, que grava las entregas de bienes y las prestaciones de servicios.
Como consumidores, conocemos el IVA como un impuesto que incrementa el importe final del producto. Es un impuesto indirecto porque no se aplica de manera directa a la renta de los contribuyentes, si no que se paga según el consumo que haga cada persona.
Una de las características de este impuesto es que es plano o regresivo. Es la misma tasa para todos, independientemente de los ingresos del contribuyente al que se le esté cobrando dicho impuesto. También es un impuesto proporcional. Esto quiere decir que un porcentaje determinado se aplica a todos los productos y servicios.
El IVA es una de las fuentes de financiación más importantes para los Estados, cada país establece una tasa de IVA diferente, según crean conveniente. En el caso de España, se distribuyen tres tipos de impuestos:
• IVA general. Aplicable a la gran mayoría de los productos.
• IVA reducido. Se aplica para algunos productos alimenticios, medicinas, hostelería, transporte, etc.
• IVA superreducido. Es aplicado a productos de primera necesidad (leche, fruta, pan, libros, fármacos, etc).