jueves. 21.11.2024
CESTA DE LA COMPRA

El consumo de frutas y hortalizas frescas baja, mientras que sus precios suben

En total, de mayo de 2022 a abril de 2023, los españoles han reducido un 9,7% la compra de hortalizas y un 9,2% la de frutas frescas. 
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El consumo total de fruta y verdura per cápita en España desde mayo de 2022 hasta abril de 2023 ha sido de 128,54 kilogramos, esto supone una reducción de 32,2 kilos con respecto al 2021. (Archivo)

El consumo de frutas y hortalizas frescas baja, mientras que sus precios suben; en total, los españoles han reducido la ingesta de estos alimentos 2,5 kilogramos durante el último año en comparación con 2021, mientras sus precios se han incrementado debido a unas bajas producciones y al clima.

El consumo total de fruta y verdura per cápita en España desde mayo de 2022 hasta abril de 2023 ha sido de 128,54 kilogramos, esto supone una reducción de 32,2 kilos con respecto al 2021 y equivale a 2,5 kilos menos por persona al mes.

Los datos, extraídos del informe "La alimentación mes a mes, abril 2023", elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, confirman que se mantiene el descenso en el consumo y en la compra de fruta y verdura en los hogares españoles

En total, de mayo de 2022 a abril de 2023, los españoles han reducido un 9,7% la compra de hortalizas y un 9,2% la de frutas frescas, en el caso de las primeras, resalta el descenso de la compra de judías verdes, pimientos y coles (16,1%, 14,1% y 10,1%, respectivamente).

También han perdido peso en la cesta de la compra frutas como la sandía (22%), la cereza (un 18%), el melocotón (16,2%) y el melón (15,5%), e incluso se ha reducido la demanda dentro de tipos de fruta fresca con un peso mayoritario dentro del segmento, como los plátanos (7,6%) y manzanas (2,7%)

En general, la caída de la compra y, por ende, del consumo de frutas y verduras se puede observar desde 2022, como consecuencia de los efectos de la guerra en Ucrania y el incremento del precio en los costes de producción que encadena el sector de la agroalimentación.

Durante ese año, todas las categorías de frutas y verduras han experimentado un descenso en su consumo de más de un 12%, incluso en los productos más demandados como el tomate.

EL 2020 IMPULSÓ EL CONSUMO

La llegada de la pandemia supuso un cambio de tendencia, según los datos que maneja el Ministerio de Agricultura, con un incremento en el consumo por persona tanto de frutas como de hortalizas: los ciudadanos pasaron de ingerir 56,9 kilogramos de hortalizas en 2019 a 60 kilos en 2020 y 62,8 kilos en 2021.

Ocurrió lo mismo con las frutas frescas, que pasaron de los 13,2 kilogramos per cápita del 2019, a los 14 kilogramos del 2020 y 14,3 kilogramos en 2021.

Tras el incremento del consumo en el año de la pandemia y el siguiente, los ciudadanos volvieron a disminuir su ingesta de frutas y hortalizas frescas.

Ejemplo de ello es una de las frutas más presentes en los hogares españoles, el plátano, que pasó de los 13,76 kilos por persona en abril de 2021, con una penetración del 79,2%, a los 11,79 kilos en el mismo periodo de este año.

EL SUSTO DE LOS PRECIOS

En los últimos meses, los cultivos hortofrutícolas han sufrido otros obstáculos, como los efectos negativos del clima, que han afectado directamente en su presencia en los lineales de los supermercados y en su precio.

A diferencia del consumo, el valor de los productos alimentarios no ha disminuido, sino que, al contrario, ha crecido un 4,5% en general como consecuencia del incremento del precio medio del 11,3%.

Muchos productores se han visto obligados durante el año a tomar la decisión de reducir el cultivo o, en algunos casos, no plantar, debido a las condiciones atmosféricas adversas como la sequía, y ello ha repercutido en la producción y en su precio.

Sirve como ejemplo el caso de la cebolla, que ha liderado desde el comienzo del año la subida de precios llegando a multiplicar su precio por seis en el mercado de origen y que ha pasado de un consumo de 7,9 kilos por persona en abril de 2021 a 6 kilos en 2023.

Además, la falta de disponibilidad de agua ha provocado que el coste de esta hortaliza se mantenga muy alto, acompañado de una reducción en un 40% de la superficie empleada para su cultivo.

Y este encarecimiento de la fruta y la verdura ha afectado directamente a la decisión de compra de los consumidores, por ejemplo, la sandía llegó a registrar hasta abril un aumento de su valor del 72%, lo que se tradujo en un descenso del 22% en el volumen de compra, según datos de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores Aecoc.

Queda por saber ahora el comportamiento del consumidor ante unos alimentos básicos y frescos durante el verano y con las sucesivas olas de calor.

El consumo de frutas y hortalizas frescas baja, mientras que sus precios suben