Cada día, más empresas de la Región de Murcia apuestan por la FP Dual como parte de su estrategia de Responsabilidad Social Empresarial. Las compañías han descubierto que, mediante esta creciente modalidad educativa y profesional, pueden obtener mucho más que un beneficio estrictamente económico.
El argumento principal es que a la creación de riqueza y empleo, fin legítimo de cualquier empresa, se suma el compromiso con la formación de sus trabajadores. A través de esta modalidad, la empresa capta el talento ‘kilómetro cero’ en su propia zona de influencia. Es una manera de buscar la eficiencia a partir de los fundamentos de la responsabilidad social, el económico, el social y el ambiental, integrándolos, organizándolos y dándoles sentido.
Además, la empresa se adapta a los cambios que se han ido produciendo en la propia sociedad y que no son ajenos a sus grupos de interés. Hoy aporta valor a cualquier firma su compromiso con las personas.
Es una modalidad dentro de las enseñanzas de Formación Profesional en la que se combina la formación teórico-práctica recibida en un centro educativo con la actividad práctica en una empresa.
Entre sus finalidades se encuentran incrementar el número de personas que puedan obtener un título de enseñanza secundaria postobligatoria a través de las enseñanzas de formación profesional; conseguir una mayor motivación en el alumnado disminuyendo el abandono escolar temprano; facilitar la inserción laboral como consecuencia de un mayor contacto con las empresas; incrementar la vinculación y corresponsabilidad del tejido empresarial con la formación profesional; y potenciar la relación del profesorado de formación profesional con las empresas del sector y favorecer la transferencia de conocimientos.
Las ventajas de esta modalidad formativa se reparten entre el alumnado, los centros de impartición y las empresas.
A los primeros les permite mejorar la adquisición, tanto en el centro educativo como en la empresa, de conocimientos, destrezas y habilidades técnicas, así como las competencias y habilidades interpersonales, compaginar los estudios con el comienzo de su trayectoria profesional y tener más horas de prácticas en empresas que en la modalidad presencial ordinaria, favoreciendo así la adaptación a los ámbitos profesionales y a los sectores estratégicos empresariales.
Potenciar la autorrealización profesional y motivación, de manera que el alumnado sienta que está construyendo su propio proyecto profesional, es una de las claves.
Por su parte, los centros de FP pueden incrementar el número de personas que se forman en ellos por el atractivo de acercarse a los centros de trabajo desde el comienzo de las enseñanzas. Potencian asimismo la relación del profesorado y del centro de FP con las empresas del sector para favorecer la transferencia de conocimiento. De hecho, las empresas ofertan estancias del profesorado en sus centros de trabajo y colaboran en los proyectos de innovación de los centros de FP.
Todo ello permite contribuir al objetivo fundamental de disminuir el abandono escolar temprano: acercar los centros de FP a la realidad empresarial son un incentivo para la vuelta a las aulas.
Finalmente, la FP Dual permite a las empresas facilitar la retroalimentación en diversos campos del sector profesional y el relevo generacional del personal de las empresas; adaptar la formación del alumnado a las exigencias técnicas/tecnológicas del sector empresarial que serán necesarias en su incorporación al mundo laboral; e incluir formación complementaria en los programas formativos, permitiendo con ello adaptarse a las necesidades del mercado laboral.
Las empresas forman así futuros trabajadores en perfiles especializados que no se encuentran en el mercado fácilmente gracias a su implicación directa en el desarrollo de los programas de estudio. Esto conlleva que la formación en cultura de la empresa -a partir de los postulados de la RSE- prime sobre los procesos de selección externa.